Capítulo 35

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- Háblame, por favor – pide Álvaro.

- No es nada, no es nada – repite, entre sollozos.

- ¿Ha sido Agoney? – Álvaro no puede parar de buscar un culpable y le aterra que sea el mismo al que le está confiando la seguridad de su hermano.

- No – es rápido en contestar.

- Eso ha sido muy rápido.

- Es que es verdad.

- ¿Dónde está? – se le oscurece la voz.

Raoul le mira, asustado. Atrapa aire en el pecho para no sollozar más y cortar el llanto.

- ¿Qué dices?

- ¿Estás así por él? ¿Ha sido Agoney? – repite, rozando la locura.

- No, joder, Álvaro. Estoy así por mí – alza la voz y se señala.

Álvaro niega y le arde la cabeza, no entiende nada. Se tira del pelo y lleva las manos al rostro de su hermano.

Raoul aguanta su agarre, pero quiere gritarle que le aparte las manos de encima, que no quiere que le toquen, que necesita sentirse libre de cualquier tipo de roce. Aparta la cara lentamente para no agravar sus sospechas, pero necesitando con urgencia apartar su tacto.

- Háblame... - pide, quitando las manos de su rostro.

- Solo quiero ducharme.

- ¿Por qué?

- Porque tengo frío – miente.

- Y una mierda, Raoul, ¿qué ha pasado en casa de Agoney?

A Raoul le enfada su tono y le enfada incluso más su acusación.

- He tenido una puta pesadilla, ¿vale? Eso es todo.

Se ve obligado a llevarse la mano al abdomen y sentir su respiración para intentar acompasarla de nuevo. Se dedica un rato de silencio en el que Álvaro le mira y parece estudiarle. No le cree.

- Vale – acepta. – Puedes hablarme.

- Ya lo sé – contesta, deseando deshacerse de él. – Lo siento.

- No sientas nada.

- Ojalá – musita.

Álvaro no lo escucha.

- ¿Estás bien?

- Estoy bien, sí – aunque se le cuela un sollozo involuntario.

Cuando por el rabillo del ojo descubre la libreta más visible de lo esperado, le urge echarle de la habitación y le urge volver a esconderse del mundo. Algo se enciende en su cabeza, tal vez una pizca de racionalidad mezclada con calma, pero respira hondo, contando en su cabeza, y controla un sollozo.

- ¿Te puedes ir? Solo necesito ducharme.

- No lo entiendo... - musita.

- ¡No tienes que entenderlo! – se desespera. – Por favor, necesito un momento. Ha sido una pesadilla, nada más.

- ¿Y Agoney?

- No le quería despertar y me he venido aquí – inventa, tapando todas las incoherencias que él solito ha expuesto con su estado más maníaco y perdido.

LAGOM: not too little, not too much. Just right. (Ragoney)Where stories live. Discover now