Capítulo 31

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La tos de Raoul despierta a Agoney antes de tiempo.

Ha pasado todo el fin de semana sintiéndose cansado y bajo de ánimos. Lo bueno es que ha podido dormir, gratamente ayudado por los trucos que Lorena le recomendó una semana atrás, asegurándose de que el miedo no le puede alcanzar antes de meterse en la cama. Lo malo es que la noche anterior no encontró las fuerzas para abandonar la cama de Agoney y le condenó a una noche interrumpida por su creciente catarro.

Agoney gira en la cama y agradece la claridad del amanecer por iluminar la habitación y dejarle ver a Raoul encogido bajo el edredón y buscando calor en le almohada. Cuando le escucha toser de nuevo, segundos después desde la última vez, lleva una de las manos hasta su frente para tocarle. Está algo cálido, pero no tiene fiebre. Recorre todo su perfil con un dedo para probar de despertarle sin molestarle demasiado.

- Raoul – susurra.

Raoul tose de nuevo y cierra los ojos con fuerza, frustrado con el picor y ardor que no da tregua a su garganta.

- Tienes mucha tos – le dice lo evidente cuando frunce el ceño repetidas veces y parpadea sutilmente. – Te voy a preparar algo.

Raoul niega y se acurruca más en el edredón, teniendo que toser con más violencia cuando retuerce el cuerpo para encontrar más calor.

- Solo un poco de leche con miel – le promete.

Raoul se rinde y se encoge de hombros. No tiene ni idea de qué hora es, pero debe ser pronto porque Agoney no le ha despertado para arreglarse y tienen cita con Lorena a mediodía.

Cuando vuelve a abrir los ojos, Agoney remueve una taza pequeña y humeante entre sus manos y busca hueco en la cama para sentarse. Reposa la taza en la mesita el rato que necesita para quitarle el sueño de los ojos y hacerle incorporarse lo más mínimo.

- Estarás más cómodo si te incorporas – le recomienda, pasándole la taza y acariciándole los mechones que caen por la frente como una cascada.

Raoul le indica que se acerque con un dedo y reposa la cabeza en su hombro mientras la bebida se enfría lo suficiente como para poder beberla.

- ¿Tengo fiebre? – voz rasgada y algo manchada de miedo a no poder ir a su sesión, a la cual espera con ganas cada día de la semana.

Agoney inclina la cabeza para topar los labios contra su frente, aprovechando que tiene la cabeza reposando en su hombro.

- No tiene pinta – asegura.

- ¿Qué hora es?

- Poco más de las seis.

Resopla y la tos le ataca de nuevo. Agoney estira la mano para coger la taza de sus manos y evitar que se vuelque el contenido, así como para removerla de nuevo y acercarla al rostro de Raoul cuando deja de toser.

- Bebe un poco, anda – pide.

Asiente, frunciendo la expresión cuando traga saliva y le arde la garganta.

- Duérmete, estoy bien – pide, a cambio.

- No tengo sueño.

- No te he dejado dormir – se indigna.

- Bebe.

- Voy, voy – cede.

Bebe y le sabe a gloria el calor que le recorre. El efecto de la miel es corto pero inmediato, así que se bebe todo el contenido, poco a poco.

LAGOM: not too little, not too much. Just right. (Ragoney)Where stories live. Discover now