Epílogo (IV/IV)

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Marzo. Un mes más tarde.

Raoul ríe contra la almohada y se sonroja. Intenta dar un manotazo a Agoney, pero termina dejando la mano en su hombro y dibujando círculos sobre él. Parpadea lentamente, presa del cansancio del último mes, y deja una pequeña sonrisa en sus labios.

- ¿Voy a tener que traerte el desayuno a la cama? – pregunta Agoney, con la voz aterciopelada.

Raoul asiente y dirige la mirada hacia el salto fugaz de Jon, el gato que robó sus corazones en cuanto Miriam envió fotos de la camada de su gata. Gatea hasta encontrar un hueco entre sus piernas que le parece suficientemente calentito y se enrosca sobre sí.

- ¿Cómo está? – pregunta Raoul, devolviendo la mirada a Agoney.

Agoney despega la cabeza de la almohada y mira por encima de Raoul hacia el vigilabebés que le devuelve la imagen de su hija en la cuna. Se fija un par de segundos y respira, aliviado.

- Dormida. Tenemos todavía unos minutos.

Raoul comparte una carcajada suave y se arrastra por la almohada hasta encajar la cabeza bajo la barbilla de Agoney. Recibe caricias en la espalda que no ha pedido, pero que no iba a tardar en pedir si tardaban en aparecer.

- ¿Cansado? – pregunta Agoney.

Asiente.

- Deberíamos haber aprovechado para dormir después de cenar...

Niega, abrazándose a él. Agoney ríe y deja un beso en su cabeza. Echan de menos tener tiempo y energías para regalarse placer e intimidad, pero se conforman con las pocas noches de calma y las primeras horas de la mañana para insistir en el lazo que les une.

El primer ruido escapa del monitor y Raoul pierde las fuerzas entre los brazos de Agoney. Da media vuelta para comprobar en la pantalla que la pequeña quiere guerra.

- Agoney.

- Mmm – cierra los ojos.

- El monstruito.

Comparte una risotada y se incorpora en la cama. Busca los labios de Raoul para besarlos rápidamente, acaricia a Jon entre las orejas y sale de la habitación.

Regresa con Emma en brazos. Tiene los ojos tan despiertos como cada mañana, el pelo rizado y suave a más no poder, y el chupete en movimiento.

- Buenos días – dice Agoney, moviendo su pequeño brazo y haciendo sonreír a Raoul. - ¿Vas a felicitar a papi?

Raoul se sienta en la cama y se apoya en el cabecero. Extiende los brazos y Agoney le cede la niña. Con sus escasos catorce meses de vida, uno de los cuales en su nuevo hogar, parece contener toda la vida del mundo en su diminuto cuerpo.

Raoul flexiona las piernas y apoya a Emma contra ellas. Se lleva el pie de la pequeña a los labios y deja una suave pedorreta en él. La niña hace una mueca que le arruga los ojos. Hace el intento de aplaudir con sus manos.

- Buenos días, corazón – susurra y cosquillea su barriga. – También tienes que felicitar a tu otro papi...

- Tu felicitación es doble – dice Agoney, sentándose junto a Raoul y observando a Emma con calma.

Emma patalea sobre el pecho de Raoul y deja ir el chupete para poder vocalizar su disconformidad. Balbucea con la voz aguda y choca las manos unas cuantas veces. Raoul no se acostumbra a vivir con algo tan pequeño, puro y bonito.

- ¿Preparas algo de desayunar? – pregunta Raoul.

Agoney asiente y bosteza. Se pone en pie, pero retrocede y cae sobre la cama cuando Raoul tira de él y le pide un beso.

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⏰ Última actualización: Feb 22, 2020 ⏰

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LAGOM: not too little, not too much. Just right. (Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora