El primer beso.
Raoul no puede explicar con palabras lo que siente. Es una mezcla de emoción por volver a encontrar lo que hacía ya tiempo que no probaba (desde aquél primer chico que había besado años atrás, en el patio del instituto) y desagrado por no tener el control de la situación. Al fin y al cabo, no ha podido evitar la lengua del chico en su boca incluso antes de que sus labios se tocaran.
Pero es su primer beso juntos. Y hace solo dos días que se conocen. Y hace solo un día Raoul había dejado a sus amigos sin coche para volver a casa, presa del miedo al sentir manos ajenas aventurarse por debajo del elástico de su bañador y sin su permiso.
Deja que le bese y dé tantas vueltas en su boca con la lengua como quiera, y es que tampoco podría pararle si quisiera. Parece tener verdaderas canas de comerle. Le muerde el labio inferior en diversas ocasiones y Raoul gime, de dolor más que de placer, pues no lo hace con cuidado.
- Para, para, para... - pide, poniendo una mano en el pecho del chico y usando su fuerza para alejarle.
- ¿No te gusta? – pregunta y vuelve a romper la distancia para lamerle el mentón.
Raoul lo piensa. Le gusta el rollo seductor y ligón del chico, primo de su amigo, pero no le gusta su lengua donde él no le ha dejado que entre.
- Un poco más lento, ¿vale? – pide, avergonzado.
- Qué tierno – ríe. – Mira, si no quieres estar conmigo puedo buscarme a otro.
- No, no es eso...
Raoul no quiere sonar ridículo. No le puede decir que no quiere ir con tanta prisa, que él nunca ha querido a nadie de verdad y que tiene ganas de hacerlo, poco a poco. Pero es demasiado tarde para exigir una historia de amor como la que le gustaría, porque han pasado solo dos días desde que se aprendió su nombre y ya pretende que se aprenda su cuerpo de memoria. A Raoul no le apetece, no le gustan las prisas. Pero le gusta sentirse deseado y no tiene excusa para no aceptar lo que el chico le ofrece.
- No importa. Olvídalo – sonríe.
- Eso pensaba yo, cariño – ríe.
Vuelve a robarle el espacio y se funden en un beso donde no se notan los labios, húmedos y feroces, casi con rabia, como si estuvieran peleando con las lenguas. Y Raoul trata de convencerse de que le gusta, pues no sabría rechazarlo, no con la mirada segura y las manos con clara experiencia que le acarician el pecho. Es más fácil engañarse y pensar que está haciendo lo correcto que enfrentarse a algo que le asusta y no le gusta.
*
Quique le espera en la puerta de la facultad con un café en la mano.
- No me gusta el café, pero gracias – Raoul le regala una sonrisa sincera y coge el humeante vaso de plástico.
- Eso es nuevo.
Raoul rueda los ojos.
- He estado pensando – empieza el chico.
- ¿En qué? – Raoul alza las cejas.
- ¿Sabes Efrén?- Sí, Quique. Te presentaste en mi casa para hablarme de él – ríe.
- Vale. Pues. Me gusta mucho.- Me alegra. Se te ve feliz.
- El caso es que nos hemos acostado varias veces – suelta. – Pero ninguna estando sobrios, y la verdad es que solo recuerdo mucho placer animal y tal, pero nada... sentimental, por así decirlo.
BẠN ĐANG ĐỌC
LAGOM: not too little, not too much. Just right. (Ragoney)
FanfictionRaoul y Agoney son vecinos. Agoney es el primer chico joven que Raoul ve mudarse a la comunidad en la que vive con su familia. Agoney aterriza en un pueblo catalán cuando el verano está a punto de acabar. Tras años intentando dedicarse a la música...