Capítulo 34

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El ruido de los pasillos es ensordecedor. De nuevo, los estudiantes abren y cierran las taquillas entre risas y quejas por los horarios. De nuevo, Raoul abre su taquilla y rueda los ojos cuando encuentra los rostros de Quique, Ricard y Elena desgastados en la fotografía que acabará desintegrándose en ese metal.

Dedica un segundo a observarla. Es algo que nunca ha hecho. Cuando compartía taquilla con Quique, cada día aparecía algo nuevo en ella, pero esa fotografía no desapareció con el resto de sus cosas, cuando alquiló una para él solo al acabar el primer curso.

Le entristece verles tan cambiados. Pasa el dedo por encima de Elena, subida a su espalda con la sonrisa muy amplia. Ricard y Quique se abrazan por los hombros y sujetan dos cervezas.

- Qué nostálgico andamos, ¿no? – Quique asusta a Raoul.

Se lleva la mano al pecho y resopla. Cierra la taquilla y le mira, dejando ir una sonrisa después del susto.

- Cabrón, estaba concentrado.

- Concentrado vas a tener que estar dentro de diez minutos, que me han dicho que la profesora de inmunología es la decana y te deja el cuatro con nueve. No te da ni los buenos días, vamos.

- ¿En serio? – frunce la expresión.

- Buenos días, por cierto – ríe.

Alza una mano, tal vez demasiado rápido, y Raoul se siente un poco atacado por ella.

- ¿Chocas? – pregunta Quique, algo avergonzado.

- Sí, perdona – rueda los ojos. – He dormido poco.

- Has dormido poco, ¿eh? – alza las cejas repetidas veces.

Raoul ríe, da una vuelta de llave y se aleja de su taquilla, con Quique al lado.

- ¿Has estado fuera este fin de semana? – pregunta de nuevo.

- Sí, Agoney me llevó a la nieve.

- Dios, ¿en serio? Qué bien, tío. Bueno, qué bien si te gusta la nieve... ¿te gusta la nieve?

Se le escapa una carcajada. Es evidente que Quique está nervioso, pero agradece sus intentos de ser agradable con él.

- Sí, me gusta mucho.

- Cómo te cuida, anda que no.

- No me he quejado en ningún momento – sonríe.

- No lo hagas. Llevo dejando caer la indirecta a Efrén tanto tiempo que no me creo que no la haya pillado. Por favor, hasta dejo abiertas páginas de alquiler de esquís en su ordenador – sacude los hombros.

- Díselo – anima.

- Igual no quiere.

- Bueno, pero no está mal que sepa que tú sí.

- Pero me parece egoísta, ¿no?

Raoul frena delante de la clase marcada en el horario y mira a Quique. Tiene los ojos muy abiertos y bastante rojos.

- ¿Por qué?

- Porque él lo está pasando fatal con lo de Elena, no sé si le hará gracia que le venga con la gilipollez de la nieve.

- Igual es lo que os hace falta – se encoge de hombros. – Y no pasa nada porque le digas que a ti te apetece. Tampoco le obligues, simplemente proponlo.

LAGOM: not too little, not too much. Just right. (Ragoney)Where stories live. Discover now