1. Encuentro Fortuito.

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[Javier]

Estaba caminando por la playa tomado de la mano de una chica la cual no recordaba su nombre. Para serles sincero, ni siquiera recordaba cómo terminé en aquella situación con ella, pero era tan guapa, parecía modelo de Victoria's Secret. El sol se estaba escondiendo, perfecto escenario para un romántico beso entre ambos. Es así como la detengo y me pongo delante de ella, tomando su rostro y beso sus labios suavemente. Minutos después ella buscaba desesperadamente mi lengua con la suya, y bueno, no me hice de rogar.

Pero algo extraño pasó, quiero decir, algo muy extraño. La chica comenzó a lamerme la punta de la nariz. Sí, la punta de la nariz, y eso no lo es lo extraño. ¡Su lengua era rasposa! ¿Qué clase de chica tiene la lengua así? Segundos después la siento ronronear, ¿Esto es real?

Así fue como abrí los ojos, y la bella chica sacada de Victoria's Secret se transformó en una gata anaranjada con blanco. Me siento en la cama y la miro unos segundos, después estiro mi mano a la mesa de al lado y busco mis lentes.

- Me has sacado de un maravilloso sueño -le digo mientras la acaricio.

Mittens me mira con curiosidad y luego baja de la cama. Ella camina por el pasillo en dirección a la cocina mientras yo me dirijo al baño para darme una ducha rápidamente. Hoy comenzaba mi tercer año en la universidad, y con ello, mi tercer año viviendo ya lejos de mi padre y de la ciudad en la cual crecí.

Solía vivir en Valdivia, que se situa en el Sur de Chile, un lugar tranquilo y con un clima bastante frío. Sin embargo hace tres años me vine a la gran capital a estudiar medicina. Pese a que ha sido una bonita experiencia y he conocido a mucha gente buena, solo deseo terminar la carrera para volver al sur. Los veranos acá son algo que jamás lograré soportar.

Al salir de la ducha y vestirme, me miré al espejo y noté que tenía demasiada barba, por lo que decidí afeitarme. Me quedé mirándome unos instantes, mis ojos grises, mi cabello despeinado y mojado, mi piel ni tan blanca y ni tan morena. No me consideraba un galán de telenovela, pero sabía que no era para nada feo.

Fui a la cocina y le di su comida de Mittens, que ya me estaba mirando con algo de odio por demorarme tanto en el baño. Me tomé un café y salí rápidamente del departamento. Iba algo atrasado, por lo que decidí ir en patines hasta el metro. Me puse mis audífonos y comencé el recorrido, de fondo sonaba "My Hero" de Foo Fighters.

Hubiese sido un viaje normal a la estación del metro, pero al estar a una cuadra de llegar, una chica la cual hablaba por celular no me ve y terminamos chocando, pese a que intenté frenar, el impacto que tuvimos fue bastante fuerte, ambos caímos al suelo.

- ¡Mira por dónde vas pedazo de estúpido! -refunfuña ella.

- Eres tú la que venía hablando por celular -me defendí mientras me levantaba y tomaba mi bolso.

- Agh, mira lo que has hecho imbécil -continuaba quejándose mientras miraba a su alrededor- Mejor ayúdame a recoger mis papeles antes de que mi puño destruya tus malditos lentes.

Suspiré, vaya chica ruda. Le recogí los papeles y se los entregué, ella los recibió de mala gana y para remate me miró como si planease la manera de asesinarme sin parecer culpable. Revisa sus papeles y luego se va sin siquiera darme las gracias o pedirme perdón, al fin y al cabo la culpa fue de ella.

Al llegar a la facultad de medicina, me dirigí a la sala en la cual tenía la primera clase y me encontré con Marcos, mi compañero de carrera y el chico con el que he logrado entablar una buena amistad.

- Qué hay con esa cara, Javier, pareciera como si un camión te hubiese pasado encima -dijo burlándose mientras chocaba su mano con la mía en forma de saludo.

- Algo así ha ocurrido -contesto suspirando.

Le cuento lo sucedido con la chica a mi compañero, y como buen amigo que es, comienza a burlarse de mí.

- Eres una nena -decía mientras se reía- Dime algo, ¿No te hiciste en los pantalones cuando ella te miró de esa forma?

- No seas imbécil Marcos -respondo, sonriendo a medias.

[Jennifer]

Luego del incidente que viví con aquel cuatro ojos, tomé el metro para irme a la universidad, hoy comenzaba mi tercer año de Ingeniería Civil Industrial, y pese a que siempre quise estudiar algo relacionado con la música, le agarré el gusto a mi carrera y ya me veo proyectada trabajando en el area de la ingeniería.

Me dirigí al patio de la casa central de la universidad, donde vi a Laura y Marcela riendo, me acerqué a ellas y las saludé. Me preguntaron extrañadas por qué había llegado algo atrasada, siendo que yo soy demasiado puntual para todo, en especial para llegar a la universidad, siempre soy la primera. Les conté que me quedé dormida y luego tuve un incidente por culpa de ese idiota.

- ¿No habrá sido amor a primer choque? -se burló Laura.

- Ni en broma -contesté molesta- Espero no volver a verlo más.

- Ay amiga, tú siempre tan a la defensiva -rió Marcela- Por cierto, ¿Qué tal si después de clases vamos al nuevo local que se instaló hace poco cerca de la facultad de medicina? Me dijeron que los pasteles ahí son increíbles.

- Yo me apunto -dijo Laura con emoción- Qué dices Jen, ¿Vamos?

Asentí y nos dirigimos a clases, con Marcela nos separamos en los pasillos, pues ella estudiaba Psicología, con Laura la conocimos en una fiesta el primer año de universidad, y desde ese entonces siempre andamos las tres juntas para todos lados.

Las horas pasaron hasta que salimos con Laura y nos quedamos en la entrada esperando a Marcela. Mientras estábamos allí, decidí sacar mi celular para ver algunos mensajes, entonces la desgracia aparece ante mis ojos. La pantalla estaba quebrada. Lo miro unos segundos intentando asimilar el estado de mi celular y luego suelto un ligero grito, que toma por sorpresa a Laura, quien me mira algo asustada.

- ¿Qué ha pasado? -pregunta.

- ¡Ese idiota quebró la pantalla de mi celular! -gruñí- Mierda. ¡Necesito que pague por esto! -decía mientras le señalaba la pantalla a Laura- ¡Agh, qué hago!

- Cálmate amiga, ¿No recuerdas como era?

- ¡No! -estaba hecha un lío, sentí la cara roja de lo enfadada que me sentía. ¡Maldito imbécil!- Llevaba lentes... -intentaba recordarlo- Andaba en patines y... ¡No recuerdo nada!

- Así será difícil encontrarlo, pero tranquila, intentaré consultar con mis amigos por un chico con esas características.

- Lo voy a matar, lo haré trizas -gruñía.

- Jennifer, cálmate. Sólo lo buscaremos y haremos que te de dinero para reparar tu celular. No necesitas ser tan agresiva.

En ese momento llega Marcela, quien me mira algo preocupada. Laura le cuenta lo sucedido y entre ambas intentan calmarme, pero yo no podía dejar de idear un plan de cómo lanzarlo al río sin ser descubierta.

Siempre he sobresaltado por tener un carácter bastante fuerte, por eso mismo los novios nunca me han durado, mis amigas dicen que "los espanto", pero al demonio. No voy a cambiar mi forma de ser para agradarle a un chico.

Llegamos a la tienda y vimos una mesa desocupada junto a la ventana, nos acomodamos y esperamos a que alguien se acercara a atender. En la mesa había una carpeta con el menú dentro, nos pusimos a decidir lo que pediríamos cuando alguien se acerca.

- ¿Ya han decidido lo que pedirán? -dijo una voz masculina.

Alcé la mirada para pedir un café con una dona cuando ante mis ojos, aquel maldito cuatro ojos está con una libreta y un lápiz esperando a que responda. Al mirarme se sorprende, y yo me siento capaz de armar un escándalo ahí mismo.

- ¡A ti te quería ver, maldita escoria! -digo mientras me levanto- ¡Me las vas a pagar, pedazo de basura! -le digo, llamando la atención de todos en el lugar.

Los polos opuestos... ¿Se atraen?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora