29. ¿Nuestro final?

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[Javier]

Me subí al metro y me apoyé en una de las barras para no perder el equilibrio. En mi celular sonaba Dig de Incubus. La gente comenzó a subirse y me quedé cada vez con menos espacio, quedando en el metro apretado entre tan gente alrededor. Miro hacia mi lado y veo a una chica que me resulta algo familiar, me quedo observándola un rato hasta que ella siente mi mirada y me la regresa. Por alguna razón sus mejillas se ruborizaron y miró hacia el suelo. ¿Por qué me parecía tan familiar? Decidí ignorarlo y seguir en lo mío pero siento como alguien me sujeta de la manga de la chaqueta, era aquella rubia.

—   ¿Estás mejor? —pregunta. La quedo mirando unos segundos y la recuerdo, era la chica que me había hablado el viernes en el pub.

—   S-S-Sí —contesté nervioso. Me avergonzaba recordar el estado en el que me vio— Lo siento, tuviste que cargarme en ese terrible estado y yo… Bueno… No acostumbro a beber —admití— Estoy muy avergonzado.

—   No te preocupes —sonríe— Lo bueno es que tu amiga llegó justo a tiempo. Supongo que te llevó a tu casa.

—   Si, lo hizo —contesté. La  chica era guapa, llevaba su cabello rubio tomado en una coleta— De todas formas muchas gracias, no tenías por qué hacerlo y aun así lo hiciste. —el metro se detuvo y las puertas comenzaron a abrirse. Terminé saliendo de ahí empujado por la multitud.

—   Por cierto, soy Viviana —sonríe— Quiero que sepas que no hay que tener miedo de contarle la verdad al mundo. Hay mucha gente que te quiere y te aceptará tal y como eres. Así que no tengas miedo de decir cómo eres realmente, créeme que nadie te rechazara —me alentó mientras me daba suaves palmadas en el brazo.

—   G-Gracias —dije sin entender por qué dijo todo eso— Por cierto, soy Javier.

La chica asintió y se alejó mientras se despedía con la mano. ¿Qué fue eso? ¿Qué me aceptaran tal y como soy? Y… ¿Cómo soy? Me rasqué la sien aún confundido y me dirigí hacia la facultad de salud. Busqué a Marcos por todos lados pero solo me encontré con otros compañeros de la clase, él aún no había llegado. Sin embargo diez minutos después aparece con esa alegría que lo caracteriza, alegría que se desvanece en el momento en que me ve.

—   Bueno, ¿Y esa cara a qué viene? —él me miró confundido— Marcos eres pésimo disimulando.

—   Debo decirte algo —contestó con seriedad. Me crucé de brazos e incliné la cabeza, esperando a que él me contara— Bueno… Laura me ha contado del viaje de Jennifer.

—   Ah, sí. —suspiré— Al parecer ahora se irá a fin de año… De todas formas nada está confirmado y…

—   Los pasajes están comprados —me interrumpió y yo lo miré— Javier, ella se irá en enero.

Sentí como si alguien me hubiese atravesado algo en el corazón. El dolor que sentí al oír esa frase se me hace algo imposible de explicar. La iba a perder para siempre, se iba a ir y no podría hacer nada al respecto. Ya todo acabó, no hay vuelta atrás. El error que cometí no puede ser enmendado.

—   Javier, ¿Por qué no le dices tus sentimientos por ella? —preguntó Marcos mientras se acomodaba a mi lado— Tal vez así…

—   De qué va a servir —le interrumpí— Ella se irá, ya no puedo hacer algo. Nada de lo que le diga cambiará el estado de la situación actual.

—   Quizás desista de irse.

—   Eso me hará un egoísta —me sentía desesperado, pero estaba haciendo todo lo posible por mantener la calma— La oportunidad que le están ofreciendo es muy buena y no me sentiría a gusto si ella decide quedarse por mí.

Los polos opuestos... ¿Se atraen?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora