4. Suceso inesperado un viernes por la noche.

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[Javier]

Luego de ese día en el cual Jennifer (he decido dejar de decirle loca de patio, aunque lo sea) me regresó mi anillo, no supe más de ella. En la semana vi a sus amigas que pasaron por el local. Ambas eran atractivas y muy agradables, ¿Por qué esa tipa no podía ser igual que ellas? Siempre querían que yo las atendiera, y la propina que me dejaban era bastante buena.

Así pasaron los días hasta que el viernes llegó, y con ello, la famosa fiesta que realizó el área de Ingeniería con la de Salud. Dado que el pub en el cual decidieron hacer la fiesta quedaba relativamente cerca de donde vivía, decidí ir en moto, mientras Marcos llegó en su auto sacado de los años 70’s.

Para la ocasión fui vestido con un polerón gris, unos jeans, mis vans y un gorro rojo. Marcos en cambio iba con una camisa la cual tenía los dos primeros botones desabrochados (galán), unos jeans y unos zapatos negros.

—   Bonito coche —contesté mirándolo— ¿Herencia de tu tatarabuelo? —sonreí burlonamente.

—   Muy gracioso Javier Andrés —dijo haciendo una mueca— Ya sabes que quiero cambiar este auto, no sabes lo mucho que me costó hacerlo andar.

—   Si le pusieras amor y dedicación, sería un buen auto.

—   No sabía que ahora eras experto en autos —su voz expresaba sarcasmo.

—   Bueno, ya sabes, tengo muchos secretos —contesté de la misma forma y ambos reímos.  

Entramos y la música electrónica sonaba demasiado fuerte, el sitio estaba repleto de gente. Nos acercamos a la barra y pedimos algo para beber, miré en la pista y había demasiada gente bailando. Me dieron mi vaso y me quedé sentado mientras Marcos comenzaba rápidamente su casería de chicas. Maldito mujeriego, por eso no me gustaba salir con él, siempre terminaba yéndose tras las chicas.

¿Comenté que no bailo? Bueno, estuve todo el rato en la barra mirando a las personas bailar. A ratos se me acercaban chicas, entablábamos una conversación hasta que me preguntaban “¿Bailas?” y yo les negaba con la cabeza. Entonces se iban, pero lo hacían de una forma muy sutil. “Debo encontrarme con una amiga” era la excusa que casi todas me daban.

¿Qué tan nerd soy si confieso que todo este rato he estado pensando en mi cama, mis videojuegos y pasar rato con mi gata? De seguro ella debe estar durmiendo en algún lugar cómodo de la casa, o mirando a la puerta mientras piensa “Maldito humano, me ha abandonado este viernes por la noche”.

De Marcos no supe nada más, a veces aparecía de la mano con una chica distinta, pero luego le perdía el rastro. Creo que entre la gente bailando, vi a aquella amiga de la loca de patio (Dije que no la llamaría así, pero es inevitable).

Las horas pasaron y decidí que era momento de irme, ¿Qué más podía hacer ahí? Había bebido dos vasos de vodka, pese a que no debí beber nada porque vine en moto. En fiestas así las chicas no se interesan por quienes no bailan, y en realidad, no me sentía cómodo.

Salí del pub y tomé aire unos segundos, aquel lugar me tenía ahogado por su olor a alcohol, y mucha gente que pasó a mi lado tenía olor a cigarro en la ropa. Iba en dirección a mi moto cuando escucho una pequeña discusión, observo y veo a Jennifer discutiendo con un tipo, el cual la agarra de los brazos y la zamarrea bruscamente. Decido acercarme para interferir pero en el momento que ella le planta un combo en la cara me di cuenta que no era necesario.

Sí señores, aquella chica le dio un combo bien merecido en toda la cara a aquel tipo, ni siquiera una cachetada para parecer algo más femenina, ella solo impacta su puño contra el rostro de aquel pobre hombre, el cual la miró feo para luego tratarla de monstruo e irse del lugar.

Los polos opuestos... ¿Se atraen?Where stories live. Discover now