5. ¿Qué es lo que te duele recordar?

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[Jennifer]

Sentí un leve ronroneo cerca de mí, lo cual me hizo abrir lentamente los ojos. Mierda. Mi cabeza dolía demasiado. Al despertar vi que unos grandes ojos amarillos me miraban, lo cual hizo que me asustara y pegara un pequeño salto hacia atrás.

—   ¿Quién eres tú? —le pregunté, y estúpidamente esperé una respuesta de su parte— ¿Dónde estoy? —miraba a mi alrededor, esa definitivamente no era mi pieza.

Me senté en la cama y me di cuenta que había babeado la almohada. Ups. La di vuelta para que pasara desapercibida y comencé a recordar lo que sucedido anoche: Llegué a la fiesta con Laura y ambas nos pusimos a bailar, luego nos fuimos a la barra a beber algo y dos chicos se nos acercaron. Después nos fuimos a bailar todos juntos hasta que vi a Laura besándose con otro chico, distinto al primero. Bebí una variedad de bebidas alcohólicas hasta que caí ebria afuera del pub. Ahí me encontré con mi ex, con el que empecé una discusión, la cual terminó con mi puño en su rostro. ¿Luego…? Oh, ya recuerdo, aquel cuatro ojos aparece ante mí con una mirada burlona. Me dijo que me llevaría a casa, ¿Entonces? ¿Por qué no estoy en casa? Ah, estaba demasiado ebria como para recordar mi dirección, entonces… Recuerdo que estoy tirada en un sofá con Javier en frente mío, me levanto y…

Jaja. Que loco, por un momento una imagen mía besando a Javier se cruzó por mi cabeza. Intento recordar el resto pero sólo tengo esa maldita escena de nosotros besándonos. Espera, ¡¿De verdad ha pasado eso?! No, no, no. ¡¿Lo he besado?! ¿Yo? Entonces ¿Esta es su casa? ¿Su pieza? ¿Su cama? ¡¿Qué mierda pasó después de ese beso?!

Me levanté desesperada de la cama y abrí la puerta con fuerza, corrí por el pasillo y me dirigí hacia la cocina, él no estaba, entonces fui al comedor y lo encontré. Tenía un cuchillo en su mano. ¡¿Planeaba acriminarse en mi contra?!

—   ¡Espera, imbécil! —digo apuntándolo— ¿Me besas y ahora quieres matarme?

Me mira con gracia, luego dirige su mirada al cuchillo y lo coloca lentamente en la mesa, junto a la mantequilla. Falsa alarma, tranquila Jennifer, un insecto como él no podría matarte ni aun que estuvieras sedada.

—   Tú me besaste —soltó.

—   ¡Estaba ebria! ¡Abusaste de que estaba ebria! —me defendí— Y necesito que me aclares qué pasó después porque no recuerdo. ¿Abusaste de mí?

—   No, idiota —dijo frunciendo el ceño—Te llevé a rastras a la pieza y te dejé dormir en mi cama, yo dormí en el sofá. Por otro lado, no abusé de tu estado de ebriedad, tu beso me tomó por sorpresa.

—   No creas que siento algo por ti. —Digo rápidamente— Es solo que no había besado a nadie anoche y bueno, peor es nada.

Alzó una ceja, observándome con esos malditos ojos grises que se encontraban detrás de aquellos fastidiosos lentes. ¡Cómo odiaba que me mirara de aquella forma! Tomé un cojín del sofá y se lo tiré en la cara.

—   Maldito idiota —gruñí— ¡Me voy de aquí!

Entonces corrí nuevamente por el pasillo hacia la pieza. Necesitaba mis zapatillas. Al llegar noto que en el escritorio se encontraba aquel cuaderno que había visto en el parque cuando hallé su anillo. De curiosa lo abrí y entonces me encontré con muchos dibujos hermosos. Había dibujos de paisajes, animales, muchos de aquel gato el cual me había despertado. Sin embargo lo que más había eran dibujos de una mujer la cual desconocía, se veía joven, pero definitivamente mayor que Javier. Todos esos dibujos tenían escrito un “Te quiero”.

En ese momento recordé su anillo y aquel “Para mi amado Javier Andrés”. ¿Acaso esta mujer tiene algo que ver con aquel grabado? Esperen. ¿Tiene una relación con alguien mayor? No, sigan esperando. ¡¿Me besó aun cuando está con alguien más?! Me puse  rápidamente las zapatillas y me dirigí al comedor, donde él tomaba desayuno como si nada.

Los polos opuestos... ¿Se atraen?Where stories live. Discover now