Los polos opuestos... ¿Se atraen?

21. Loca de patio por siempre.

[Javier]

Las semanas pasaron y tan solo quedaban un par de días para estar oficialmente de vacaciones. Como de costumbre, tenía planeado irme al sur para estar dos semanas con mi familia. Sin embargo ahora que estoy con Jennifer dudo en si ir o no, pues serían dos semanas sin vernos, y me he acostumbrado mucho a su compañía.

Por otro lado, ni siquiera sé que es lo que ella hará. Había escuchado de su hermana que planeaban irse a Europa,  pero Jennifer no me ha mencionado nada. ¿Será que a ella no le importa como a mí el estar lejos por dos semanas?

Estaba en mi computadora revisando pasajes al sur del país mientras un tema de los Foo Fighters sonaba por toda mi casa, cuando siento que alguien toca la puerta. Me levanto del suelo, que es donde me encontraba y camino hacia la puerta mientras tarareaba la canción.

—   Hola —me dice Jennifer con una gran sonrisa, para luego acercarse a mí y besarme— He tenido mi último examen hoy, no sabes lo feliz que estoy por eso.

—   ¿Te ha ido bien? —pregunté mientras me hacía a un lado para que entrara.

Jennifer se sacó sus zapatillas y dejó caer el cuerpo en el sofá, miró a mi computador y asintió con la cabeza, dándole una aprobación a la canción que sonaba. Me volví a sentar en el suelo, mirándola.

—   Eso creo, ha estado bastante difícil. ¿Qué hacías? —estiró el cuello intentando mirar la pantalla de mi laptop.

—   Miraba pasajes para el sur —respondí casi en un murmuro.

Tan pronto dije eso, sentí como si toda la felicidad con la que había llegado se hubiese desvanecido. Su sonrisa se había borrado y me miraba con seriedad.

—   ¿Qué harás estas semanas?

—   Mis padres quieren irse a Europa, pero yo no quiero —apoyó la cabeza en el cojín del sofá y estiró el cuerpo— Supongo que me quedaré sola por acá.

Un silencio se forma luego de su respuesta. Silencio que desvanece cuando desde mi laptop comienza a sonar Blank Space de Taylor Swift. Jennifer es la única que sabe de mi desenfrenado amor hacia esa mujer. De verdad, no me molestaría tener una relación con ella y que luego escriba una canción de mí. Ambos nos miramos y sonreímos, en eso Jennifer se me abalanza, haciendo que cayéramos al piso y comienza a cantarme la canción, poniendo caras de demente y haciéndome reír.

Me encanta como le sale el “Oh my god, who is she?”

—   Estás loca—dije riendo.

—   Envidio a esa mujer. ¿Cómo hace para verse tan hermosa con todo el maquillaje corrido? —se quejó— Yo me atrevo a llorar cuando tengo maquillaje y termino igual o peor que un mapache.

—   Tú te seguirías viendo aún hermosa con todo el maquillaje corrido —le dije mientras pasaba un mechón de su cabello detrás de su oreja— No sé, desde hace un tiempo hasta ahora pienso que te ves hermosa hasta cuando estás babeando en la cama mientras duermes.

—   El poder del amor —me guiñó un ojo— Te hace ver cosas como no son, porque soy horrible durmiendo.

Jennifer se levantó y se dirigió hasta la cocina, yo seguí sus pasos con la mirada. Ha pasado tanto desde que entré a mi tercer año de universidad. Jamás pensé en conocer alguien como ella, jamás pensé que me terminaría gustando, y mucho menos pensé que terminaríamos saliendo. Ella ha cambiado tanto desde que la conocí, aquella personalidad agresiva ha desaparecido casi por completo.

Excepto cuando tiene ganas de jugar a la lucha libre conmigo.

Dios, cómo odio ese juego.

Me percaté que los momentos a su lado son los que más atesoro, y que dos semanas lejos de ella sería un martirio. Pese a que existe tanta tecnología con la cual sería imposible estar incomunicados, no podría estar tanto tiempo sin sus abrazos, sin sus besos. Dos semanas sin ver esos ojos verdes sería una pesadilla.