25. Todo se acabó.

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[Jennifer]

Me levanté de la cama y comencé a moverme de un lado a otro. El ambiente se había vuelto tenso. ¿Escuché bien? Ese pedazo de idiota me ha llamado Natalia mientras me abrazaba y repartía besos por mi cuello. Me quedé quieta y lo miré, dedicándole una mirada de odio. Sin embargo en el fondo todo lo que quería era largarme a llorar porque mis inseguridades eran ciertas, él aún sentía algo por ella.

—   Javier por la mierda, dime algo —murmuré— No puedes llamarme por el nombre de tu ex y después no decirme nada —me llevé las manos a la cara y aguanté la respiración unos segundos, impidiendo que las lágrimas comenzarán a caer— No puedes…

—   No sé por qué lo he dicho. Yo… —se calló— Jennifer lo siento mucho.

—   Primero me mientes y ahora esto —contesté con voz temblorosa, con delicadeza me llevé un mechón detrás de mi oreja y lo miré— Ya no puedes negarme que sientes algo por ella…

Como lo esperaba, esta vez no me dijo nada. Mis ganas de llorar iban en aumento, solté un largo suspiro y cerré los ojos mientras me mordía el labio inferior. No llores, no aquí, no delante de él. Abrí los ojos y me encontré con su mirada, era seria, llena de tristeza, se levantó y caminó hacia mí. Se detuvo, quedando a un par de centímetros de distancia. Ya no pude retenerlo más, una lágrima se hizo presente y comenzó a bajar por mi mejilla, él abrió sus ojos sorprendido.

—   Golpéame —dijo— Vamos, insúltame, golpéame, pero no llores —me tomó por los hombros y pegó su frente a la mía— Por favor, no llores… —murmuró.

No podía seguir en ese lugar, me solté de su agarre y tomé mi bolso, metí un par de prendas y me dirigí hacia la puerta, sin embargo Javier se puso al medio.

—   Por favor quítate —mascullé.

—   ¿A dónde vas?

—   Me quedaré en la habitación de huéspedes —contesté sin mirarlo— Necesito pensar, y no contigo presente. —él no se movió. Me preguntaba qué tipo de mirada tenía en ese entonces, pero me negaba a descubrirlo. No quería mirarlo a la cara— ¿Sabes? La antigua yo te hubiese hecho añicos. Te hubiese insultado y agredido hasta el cansancio… Hasta yo estoy sorprendida de mi reacción.

—   Tal vez merezca un par de tus puños —murmuró.

—   Que masoquista eres, pero no. Por favor, hazte a un lado.

Me obedeció y salí rápidamente de esa habitación. Me dirigí a la pieza de huéspedes la cual era algo pequeña, pero acogedora. Dejé mi bolso en el suelo y me tiré en la cama. En ese entonces ya no pude controlar mis lágrimas, comenzaron a caer descontroladamente. Tenía la cabeza ocultada en la almohada, ahogando mi llanto. No quería que nadie me escuchara. No quería preocupar a nadie.

¿Cómo llegamos a esto? Se suponía que serían unas buenas vacaciones, se suponía que las cosas entre los dos estaban bien. Había recibido decepciones amorosas anteriormente, pero ninguna me había dolido tanto como ahora. Con Javier había comenzado a experimentar un montón de emociones nuevas, con él todo era distinto. Tomé mi celular y me comencé a mensajear con Laura y Marcela. Pese a que no le di muchos detalles, eran conscientes de algo andaba mal conmigo.

Luego de estar horas llorando y pensando estupideces, me dormí.

Al día siguiente me levanté con mi peor cara y me dirigí directo al baño. Estaba desastrosa, mis ojos claramente delataban la triste noche que había vivido. Me tomé un baño e intenté disimular mi rostro con algo de maquillaje. Bajé hacia la cocina y me encontré con el padre de Javier y a Ismael.

Los polos opuestos... ¿Se atraen?Where stories live. Discover now