6. Cita a ciegas

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[Jennifer]

Cuatro días pasaron desde que aquello había sucedido. Desde entonces no vi más a Javier, supongo que el destino se ha cansado al fin de cruzar nuestros caminos. Me gustaría que mis amigas se cansaran también de mencionarme que lo he besado y que en realidad lo he hecho porque siento algo por él. ¿Cómo podría gustarme alguien como cuatro ojos? Ni en mis peores sueños, pero ellas insisten en que es así.

Te gusta porque es el primer hombre que no se inmuta ante tus actitudes agresivas
Admítelo, te gustan los chicos como él
Seamos honestas, el chico es guapo”.

Esas tres eran una de las tantas frases que escuchaba cada mañana al llegar a la universidad. ¡Qué chicas tan hostigosas! No me imagino cómo estarían si les hubiese contado sobre el anillo y aquellos dibujos que esa mujer.
Lo que me reconfortaba es que Laura había conocido un chico de medicina en la fiesta y siempre cambiaba el tema de Javier para hablarnos de él. Iba en su tercer año y su nombre era Marcos, según ella era el ser más guapo y tierno que pudiese existir en este mundo.

—   Tierra llamando a Jennifer —decía mientras me hacía señas para que la mirara— Te estoy hablando hace cinco minutos, ¿Estás pensando en Javier?

—   No —contesté rápidamente— Pensaba en lo exagerada que sueles ser a veces.

—   Muy chistosa —sonríe— Bueno, ¿Qué dices?

—   Sobre qué.

—   No me has puesto atención —se quejó— Te pido que hoy me acompañes a una cita doble con Marcos.

—   Sabes que no soy de hacer ese tipo de cosas —le contesté mientras de mi bolso buscaba un cuaderno.

—   Vaaaamos —insistió— Sé que no eres de esas, por eso te he dejado como última opción. Te lo suplico —juntó sus manos como si estuviese rezando— Si me acompañas, te prometo que no te molestaré más con Javier.

—   Mmmmm. Es un trato.

¿Qué podía salir mal? Solo debía compartir un rato con aquel chico y listo. Con eso me aseguraba que Laura no me molestaría más con cuatro ojos, lo cual significa que Marcela dejaría de hacerlo también.

La cita era hoy mismo, un miércoles por la noche. Se supone que iríamos a ver la presentación de un grupo nacional, luego iríamos a comer por ahí y cada uno se iría a su casa.
Me puse unos jeans rojos, una camisa a cuadros y un jersey bastante sencillo, acompañado de mis infaltables vans. No tenía intenciones de ligar con aquel tipo, de verdad que si hay algo que no soporto son las citas a ciegas.

Tomé el metro y me junté con Laura en la estación, luego nos fuimos al sitio donde se presentaría aquella banda, había mucha gente dado a que la entrada era liberada y la banda era admirada por jóvenes y adultos. A mi igual me apetecía verlos, pero no en una cita, ¿Y si a aquel chico no le gustaban? No soportaría estar al lado de alguien que no es capaz de cantar siquiera una canción de ellos.

—   ¡Ahí está Marcos! —Dice Laura mientras le hacía señas y me agarraba del brazo para ir donde él— Se me ha hecho algo difícil encontrarte —Le decía mientras se acercaba a él para darle un beso en la mejilla.

—   Sí, lo siento por no ir a buscarte, pero debía ir a buscar a la estación a mi amigo, que por cierto ya viene —Lo miré de arriba hacia abajo, el chico era guapo, Laura tenía razón. Él me miró y me saludó— Marcos, un gusto.

—   Jennifer —contesté sonriéndole.

—   Lo siento por pedir una “cita doble”. Es que a mi amigo le gusta esta banda, entonces él fue el que me propuso venir a verlos —miró a Laura— Y bueno, yo tenía muchas ganas de verte.

Los polos opuestos... ¿Se atraen?Where stories live. Discover now