Capítulo 28

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Desperté con la profunda respiración de Alex soplando sobre mi oído izquierdo y con el brazo extendido de Jafet sobre mi cara. Hice un gran esfuerzo por no sacudirme para quitármelos de encima, me limité a liberarme de la forma más discreta posible para evitar despertarlos. En cuanto me incorporé sentí el fuerte dolor en la espalda de dormir sobre concreto sólido. Miré a mi alrededor en busca de actividad, pero todos seguían durmiendo y encerrado allí abajo era difícil saber si tan si quiera ya había amanecido.

Luego de unos minutos comencé a sentirme no solo aburrido sino también como pájaro enjaulado, situación extraña ya que normalmente me agradaba la acogedora sensación del encierro. Pero no en ese lugar desconocido. Me armé de valor, y para no volverme loco, decidí subir las escaleras hacia la planta baja. Ignoré la Caravana y me asomé por uno de los cristales del enorme portón del garaje, la calle lucía gris con el sol naciente, completamente desierta sin un alma a la vista.

Pensé en subir a los pisos superiores para apreciar una mejor vista de la ciudad, esperaba ver alguna señal de que ya era seguro salir del edificio. Tomé la escalera de caracol hacia el segundo piso, no había más que una pequeña recepción con un par de oficinas al fondo. Seguí un nivel más arriba y me encontré con un enorme dormitorio comunal con al menos ochos literas. Subí al último piso y encontré una enorme sala llena de cajas y equipamiento, al fondo, una enorme ventana circular.

Al asomarme pude ver un pequeño pueblo abandonado. Me llamó la atención que los pocos árboles estaban al borde de la muerte, decaídos, casi calvos, con sus hojas amarillas, al igual que el césped de los jardines. Me alegré al ver algunas aves volando por encima de los edificios. También pude notar algunos charcos de agua en el suelo.

- ¿Logan? –me llamó Rawvanna detrás.

La chica, tenía el pelo hecho un lío y se ladeaba del sueño al caminar. ¿Así de mal me veía yo?

- ¿Cómo dormiste?

- ¿Recuerdas cuando nos robaron la Caravana y tuvimos que pasar la noche en el bosque? Pues eso era más cómodo. Al menos ahí no tenía que temer a que la radiación nos matara.

- Solo los zombis o algún animal salvaje –añadí.

- Eso se resuelve fácil con un arma...esto...esto ni siquiera se puede ver. Es invisible, simplemente de pronto te duele la cabeza, comienzas a vomitar, se te cae el pelo, diarrea y...pues mueres.

Se asomó por la ventana.

- Pues todo parece bien –comentó.

- Creo que llovió un poco. En la Soledad nos habían explicado que el clima podía limpiar la radiación...hay algunas aves, supongo que será seguro salir en la Caravana.

- Eso espero.

Estuvimos un rato en silencio, hasta que ella rompió el hielo.

- Anoche, Sam tomó de la botella.

- No comprendo tu punto.

- Es decir, deberías hablar con ella.

- Todos bebimos de la botella.

- Sí, pero ella más que el resto...no creo que debería, ya sabes. Solo...habla con ella, antes de que se ponga mal a medio camino.

- ¿Y por qué yo debería hablar con ella?

- Olvídalo.

- No –le dije algo molesto- Contéstame. ¿Por qué yo? No, mejor dime...porqué ahora, de pronto te interesa lo que haga Sam.

- ¿Qué? –la chica se puso a la defensiva.

- Sí, desde hace meses no has hecho más que ignorarla. No has...en cada incidente que hemos tenido con ella, por mucho que necesitemos tu ayuda...te alejas.

- Yo...

- ¿Por qué de pronto te es importante?

-Yo...-balbuceó-. Sam tiene un problema, y nadie quiere verlo, todos ustedes minimizan el problema...

- Jafet también y no te has comportado diferente con él...

- Jafet es funcional, Sam es un desastre. No lleva más de una semana sobria, apenas se está recuperando...es justo por eso que deben hacer algo, no pueden seguir tratándola como en la Soledad, tiene que madurar... la levantan del suelo y ella vuelve a caer al día siguiente cómodamente sabiendo que la pondrán de pie para hacerlo de nuevo...

Estaba tan enfadado que dejé de escucharla. Me molestaba mucho que, de un momento a otro, justo cuando menos era necesario después de todo lo que habíamos pasado, justo cuando Sam estaba mejorando, Rawvanna mostraba importancia. Después de habernos abandonados en tantas situaciones incomodas, ahora le importaba, y solo criticaba nuestra forma de manejar las cosas. Me molestaba mucho porque en el fondo sabía porque Rawvanna se comportaba así, ella culpaba a Sam de la muerte de Austin. Si Sam hubiera acertado alguna flecha en aquél estacionamiento, el chico aún estaría con nosotros. Y me molestaba porque si Sam era culpable, yo lo era aún más. Ya llevaba demasiado tiempo convenciéndome de lo contrario para que Rawvanna de pronto me hiciera sentir así.

- ¡¿Qué te importa?! Dime. ¿Por qué ahora es importante? ¿Por qué antes fue diferente? Si solo vas a criticar, mejor cierra la boca.

- Sam...

- Cállate, ni siquiera es tu amiga. ¡No la conoces, no eres una de nosotros!

Vi su rostro y supe de inmediato que me había dejado llevar. La chica no solo tenía los ojos llorosos, sino que estaban llenos de ira. Sus mejillas ardían, y yo no estaba seguro de si me terminaría dando un puñetazo en la cara o se desharía en llanto.

- Dios, esto es incómodo –soltó Derek desde el umbral de la puerta.

- Tu lárgate –le espeté.

- No, yo ya me voy –soltó Rawvanna y sin verme a la cara salió de la habitación con gran rapidez.

Me giré dispuesto a seguirla, pero Derek me detuvo golpeando su mano contra mi pecho.

- ¿Y a ti que te...?

- Mira Logan, ¿quieres mi consejo? Dale un rato a solas.

- Tu no la conoces.

- Al parecer, tu tampoco.

- ¿Qué haces aquí?

- Jafet me envió, partimos en una hora. 

Pandemia Parte IIWhere stories live. Discover now