Capítulo 31

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Llegamos a Las Vegas al anochecer sin saber que sería uno de los peores días de nuestras vidas, antes del peor día de nuestras vidas. La famosa ciudad, en definitiva, no lucía como en las películas. La luces de la caravana apenas iluminaban la ciudad para nosotros, no había relucientes anuncios de casinos o mucho menos una gran vida nocturna. La ciudad era un cementerio en medio del desierto. No parecía que hubiera algún campamento en la zona.

Alex estacionó la Caravana en medio de la avenida, los chicos de la Van salieron y se unieron a nosotros. Al abrirles la puerta, pude sentir un aire sofocante, aunque en realidad no hacía calor.

- Bueno, llegamos –dijo Eric-. ¿Qué sigue en su retorcido plan?

- El diario no menciona ninguna dirección –revelé mientras comenzaba a hojear el librillo-. Por lo que escribe, se podría deducir que es en alguna especie de construcción.

- ¿Construcción? –preguntó Alan.

- Sí, decía algo sobre excavadoras y habitaciones sin terminar- recordé.

- Bueno, eso es un avance, pero aún no nos dice nada- se quejó Eric.

- No del todo –respondió Vanessa pensante-. Si está en construcción, debería estar en las afueras de la ciudad, ¿dónde más abría terrenos disponibles en una ciudad tan popular?

- No podemos rodear la ciudad hasta dar con ella, nos tomaría demasiado tiempo –explicó Jafet.

- No sería necesario –respondió Vic.

El chico fue directo al pasillo, bajó la escalerilla para subir al techo y se escapó por la escotilla. Sam fue la única que logró seguirlo antes de que Alex bloqueara la escalera, asomando solamente su cabeza.

- ¿Qué ocurre? – preguntó Ellen impaciente.

- Mierda, eres un genio – escuché decir a Alex.

- ¿Qué descubrió?

- La grúa –respondió Vic-. Se puede ver la grúa de construcción a lo lejos. No es muy alta, pero se distingue.

- Perfecto –respondió Jafet mientras ocupaba el lugar de Alex y encendía de nuevo la Caravana.

- Esta hacia el Oeste, no debe ser lejos.

Nos pusimos en marcha con Vic en el techo dándonos indicaciones, mientras Sam sostenía un mapa en sus manos y se dedicaba a apoyarnos con las calles, se veía más entusiasmada que en la mañana. Todos lo estábamos. Después de mucho tiempo buscando, teníamos otra oportunidad enfrente de nosotros. Otra oportunidad de rencontrarnos con nuestra familia. Se me partía el corazón de pensar en nuestro rencuentro, no estaba seguro si podría soportarlo, pero lo quería. No podía parar de pensar todas las cosas que tendría que discutir con mis padres. No podía esperar para oír sus historias. No podía esperar para estar en sus brazos una vez más.

Sin embargo, cuando nos acercamos la noche comenzó a encrudecerse. La construcción del gran edifico estaba apenas a dos tercios, los pisos superiores se encontraban desnudos con las vigas de acero a la vista. Por su forma, pude deducir que se pensó como una especie de hotel. Era rectangular y debía tener más de diez plantas terminadas. No era completamente recto, tenía forma de herradura. Y detrás de él se elevaba la enorme grúa de metal que nos había guiado. El complejo bordeado por una alta cerca revestida con partes de autos, láminas y material de construcción, prácticamente todo lo que pudieron encontrar. El lugar estaba abandonado.

La Caravana aparcó en medio de la herradura, en lo que debía ser una glorieta de ingreso para los huéspedes, con elegantes fuentes que se encontraban más que olvidadas, destruidas. No había luz por ninguna parte, no había ninguna especie de sonido. Aunque quedaba claro por las barricadas de la entrada, que el lugar había servido de refugio no hacía mucho tiempo. Llegábamos tarde una vez más.

Todos salimos de los vehículos y permanecidos de pie frente al edificio, tratando de procesarlo. Yo apenas podía entender como me sentía. Me sentía enojado por haber estado tan cerca de nuevo, sin haberlo conseguido. Me sentía enojado con todas las personas que nos habían dicho que no encontraríamos nada en Las Vegas, porque tenían razón y yo no quise creerles. Me sentía enojado conmigo mismo, porque había sido mi idea ir a Las Vegas en una misión peligrosa, abandonar la comodidad y seguridad de la Soledad... ¿para qué? Otro gran fracaso.

- Mierda –soltó Alex- ¡Mierda!

Escuché como el chico estallaba y comenzaba a patear la Caravana.

- No sé por qué esto no me sorprende –susurró Derek.

Me giré y vi a todos mis amigos tan destrozados como yo. Jafet permanecía inmóvil, con la vista pérdida. Sam se encontraba en el suelo, devastada, con Vic a su lado. Vanessa comenzó a llorar, y fue Roque quien trató de consolarla. Halston estaba pálida y apenas parecía respirar. Por su parte, el resto permanecía inmóvil, decepcionados, sintiendo lástima por quienes habían sido arrastrados tanto tiempo.

Todos escuchamos un zumbido y observamos cómo, en el cielo estrellado, una luz reluciente se elevaba al cielo desde el sur, dejando una brillante estela de humo detrás. Lucía como un avión, pero más grande y rápido. No tardó en estar sobre nosotros y seguir su camino hacia el Este. Era el ataque nuclear del que nos habían avisado. Pronto ese mísil se estrellaría provocando una gran explosión y la muerte de miles de infectados, asustando a otros, obligándolos a ponerse en movimiento.

- Se acabó –solté, decidido de darme por vencido de todo, de una buena vez.

- Quizás...adentro encontremos información o...algo que nos diga a donde fueron, es decir, está claro que estuvieron aquí y no hay señales de batalla, tuvieron que haberse movido a algún lado –Eric trató de darnos esperanzas-. O quizás es en otra parte de la ciudad...

- No, es aquí y no hay nadie. Llegamos tarde otra vez. ¡Tarde! – rompí a gritos-. ¡Maldición! ¡Mierda!

Rawvanna se acercó a mí y me cayó con una cachetada que jamás olvidaré, casi me hace caer al suelo. Lo peor es que no estaba seguro de si se estaba desahogando por nuestra discusión o si de verdad estaba tratando de calmarme. Quizás ambas.

- Cierra la boca, Logan. Cierra la maldita boca. No atravesé todo el país para que se den por vencido ahora.

La chica cargó su escopeta.

- Llegamos a Nuevo México, ahora llegamos a Las Vegas y vamos a llegar a donde tengamos que llegar. Ahora, busquemos algunas pistas. Separémonos. 

Pandemia Parte IIWo Geschichten leben. Entdecke jetzt