Lo que curó la enfermedad [Pedri González]

N° 3

-Tia que solo ha venido para preguntar por ti-me dijo y se la notaba un poco triste-. Que después se ha ido.

-Tia pero que no te preocupes-no sabía que decirla.

-Que está pilladisimo de ti vamos-me contestó Alicia mientras que estábamos en llamada.

-Que no tía, que solo somos amigos. Lo único que conmigo pues tiene más confianza-la dije lo primero que se me vino a la cabeza.

-Bueno te dejo que me tienen que hacer unas pruebas.

-Vale Ali, luego te llamo-la dije y colgué antes de que se despidiera.

Vale, me había pillado de Pedri. Me sentía bastante mal porque a Alicia le gustaba y un montón, pero es que a mí también.

De repente recibí un mensaje. Era de él. Me salió la sonrisilla tonta.

Ya me han dicho que te han dado el alta. ¿Que tal estás en casa?

Pues bastante bien

Ya no nos vamos a poder ver :(

Podemos quedar por Barcelona

Me parece bien. ¿Cuando puedes?

¿Mañana por la tarde te viene bien?

Sii. Pues mañana por la tarde nos vemos. Un besito preciosa 😘

-¿Porque sonríes tanto?-me preguntó mi hermano cuando entró por la puerta de mi habitación.

-Nada-le dije y guardé mi móvil debajo de la almohada.

-O me lo cuentas o cojo yo el móvil y lo veo por mi cuenta-me dijo desafiante.

Yo a mi hermano le quería mucho, pero cuando se ponía en este plan era demasiado insoportable.

-Que no es nada Víctor, vete-le dije pero no conseguí nada.

-Pues te lo quito-me dijo y fue lo que hizo.

Me quitó el móvil de las manos y se puso a leer las conversaciones.

-Vale, que no me digas que te hablas con un tío te lo puedo pasar, pero que no me digas que te hablas con Pedri González... en serio es para meterte en la tumba-me dijo recalcando su nombre.

-Pero que no es para tanto.

-¿Que no es para tanto?-si las miradas mataran yo ya estaría muertisima-. Tio, que es famosísimo, que le conoce todo el mundo.

-Pues yo le conocí ayer-levanté los hombros.

-Es que eres tonta en serio-me dijo-. Venga, vamos a cenar porque sino te voy a pegar o algo.

[...]

-¿Donde estás?

-Perdon, se me ha alargado un poco el entreno y no he podido avisarte-me dijo por llamada.

Llevaba media hora sentada en un banco esperándole. Le había llamado no sé cuántas veces y no era capaz de contactar con él.

-Voy ya para allá en serio, no tardo-me dijo y colgó.

En menos de 5 minutos estaba entrando por la puerta del parque.