N° 12

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Mi amiga Valeria y yo seguíamos hablando en mi habitación un poco de todo hasta que unos golpes de la puerta nos hicieron volver a la realidad.

Me levanté a abrir y me encontré al chico que me tenía loquita.

-Uy hola-le dije y sonreí-. Pasa.

-Hola-saludó a mi amiga y esta hizo lo mismo-. Venia a traerte esto-me dio dos entradas para el partido de hoy.

-Gracias-le sonreí y le abracé. Me dio un beso en la mejilla-. ¿Vienes conmigo Valeria?

-Si no hay más remedio...-nos reímos.

-Pues luego te veo enana-me dio un beso en la cabeza y se fue.

Valeria no dejaba de mirarme con una sonrisa pícara.

-¿Vas a dejar de mirarme así?-la pregunté riéndome.

-Por favor, necesito que seáis novios ya-me dijo recalcando la última palabra y nos reímos de nuevo-. Es que sois monísimos.

-Te vienes conmigo al partido, ¿no?-la pregunté y no dudó en decirme que si.

[...]

Acababa de empezar el partido. Hoy jugaban contra el Espanyol en casa. Pedri era titular así que no le quité la vista de encima en todo el partido.

Estábamos en la segunda parte, específicamente en el minuto 57. El equipo azulgrana iba a tirar corner.

Uno de los jugadores lanzó la pelota desde la esquina y con un cabezazo de Pedri el balón entró hasta el fondo de la portería.

Fue corriendo hacia el corner y vi como hizo una L con sus manos. ¿¡Me acababa de dedicar un gol!?

Acabó el partido 1-0 con gol de mi chico el cual me lo había dedicado. Me dijo que le esperasemos en el aparcamiento. Así que bajamos, buscamos su coche y le estuvimos esperando ahí.

-Que bien has jugado-salté para subirme encima de él y nos abrazamos.

-¿Te ha gustado la dedicatoria?-me preguntó sonriendo.

-Me ha flipado-le di un pico pequeño en los labios.

Valeria no dejaba de mirarnos con una sonrisa en la cara y medio riéndose.

-Toma, te he guardado esto-me dio la camiseta con la que había jugado hoy y me guiñó un ojo.

-Gracias-le abracé de nuevo.

-Yo también quiero algo así-dijo Valeria que no nos quitaba la vista de encima.

-Tengo ahí unos cuantos amigos solteros, ¿los quieres?-la dijo Pedri riéndose mientras que pasaba su brazo por mis hombros y me arrimaba más a él.

Pedri se empeñó en que nos llevaba a casa así que no pudimos negarnos. Así también pasaba más rato con él.

-Gracias por traernos-dijo Valeria y se bajó del coche.

-Gracias-le sonreí y me acerqué a él. Nos dimos un beso corto y salí del coche.

Valeria se despidió de mi y se fue a su casa. Yo entré en casa y estaban todos dormidos. Me subí a mi habitación, me puse el pijama y me metí en la cama.

No era capaz de dormirme. Me dolian muchísimo los ovarios porque me tenía que bajar la regla.

Me levanté y bajé a la cocina a por una pastilla para ver si se me pasaba un poco el dolor.

Cogí una tableta de chocolate que había en la nevera y me senté en el sofá con una manta. Encendí la tele y puse la primera película de Netflix que pillé.

Me estaba quedando dormida así que apagué la tele y me subí a mi habitación. Antes de meterme en la cama fui al baño y efectivamente ya me había bajado la regla.

Me cambié y me metí en la cama. Con la pastilla se me había pasado el dolor así que conseguí dormirme rápido.

A la mañana siguiente vino mi hermano a despertarme a las 12:30 de la mañana.

-Enana, venga despierta, que ya es tarde-me dijo mientras me quitaba el pelo que tenía en la cara.

-Dejame porfa Víctor-le dije con bastantes ganas de llorar. Se me había pasado la pastilla y me dolian mogollón.

-¿Que te pasa mi niña?-me preguntó preocupado.

-Me ha bajado la regla-estaba empezando a llorar.

-Ay. ¿Te traigo algo de chocolate?-asentí-. Quedate aquí en la cama si quieres.

Mi hermano me trajo el chocolate que le pedí así que desayuné un poco y después me volví a quedar dormida. No tenía ganas de nada.

Llamaron a la puerta de mi habitación y miré mi móvil antes de decir que pasasen. Eran las cinco de la tarde.

-Está abierto-dije y la puerta se abrió. Me salió una sonrisa al ver quien estaba ahí.

-Mi niña-Pedri vino a la cama y me abrazó-. ¿Que tal estás?

-Bueno, ahora bien ya-le sonreí y él hizo lo mismo.

-Pues es que he venido a verte porque como no me contestabas estaba preocupado-me explicó-. Bueno, también había pensado que estabas enfadada conmigo-se sinceró y me reí.

-Lo siento por no haberte contestado-le abracé y le di un beso en la mejilla.

-Bueno, ya te he visto creo que ya es hora de que me vaya-me dijo y le hice mi famoso puchero.

-No te vayas, quédate un rato más porfa-le intenté convencer y fue bastante fácil.

-¿Quieres que te traiga algo?-me ofreció.

-Traeme unas chuches que hay en la cocina porfa-le dije y asintió.

Le vi como se levantó y salió de mi habitación y yo no podía quitarme la sonrisa de la cara.

Me llegan a decir hace unos meses que iba a estar así, encima con un futbolista y ni de coña me lo creo.

No tardó ni 2 minutos cuando entró por la puerta con las chuches de la mano.

-Gracias-le abracé y se sentó a mi lado.

Me apoyé en él y me estuvo acariciando el pelo. Estaba tan agustito que me estaba quedando hasta dormida.

-¿Quieres ver una peli?-le pregunté por hacer algo y él asintió.

Cogí mi portátil y le encendí. Buscamos que peli ver y nos costó bastante decidirnos.

Cogí la manta y nos arropamos. Estuvimos viendo la peli mientras que nos comíamos las chuches.

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Aquí tenéis otro capítulo. Espero que os esté gustando la historia.

Lo que curó la enfermedad [Pedri González]Where stories live. Discover now