N° 28

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-Tia, no seas así de dura, el chaval quiere hablar contigo-Valeria me estaba intentando convencer.

Pedri me había llamado muchísimas veces y todas se las había colgado. Me daba pena, pero no quería meterme en su vida.

Le notaba feliz con la chica y no quería que hubiese problemas por mi parte. Yo había sido parte de su pasado y así se había quedado.

-Trae-me quitó el móvil de las manos de malas maneras y cuando me quise dar cuenta ya le estaba llamando.

-¿¡Pero tú eres tonta!?-la grité.

-Hola...-se escuchó al otro lado de la línea. Valeria me tiró el móvil a las manos y no me quedó más remedio que contestar.

-Hola-se hizo un silencio bastante incómodo-. ¿Para que me llamabas?

-Querria hablar contigo-le notaba arrepentido.

-¿Podemos hablar en persona?-le pedí.

-Si, mejor. ¿En el parque esta tarde?

-Vale, pues allí nos vemos-me despedí y colgué.

-¿No ves como no era tan difícil?-me lo reprochó mi amiga.

-Callate.

[...]

-Pero arreglate-Valeria no dejaba de ir detrás mia.

-¿Pero que más da? Si Pedri ya me conoce y ya sabe cómo soy.

-Una pregunta seria-nos sentamos las dos en el borde de la cama-. ¿Ya no sientes nada por él?

-Pues claro que lo siento, pero no quiero meterme en su relación-rodó los ojos.

-No eres más tonta porque no te pagan en serio-se levantó y fue directa a mi armario-. Ponte esto.

Tiró unos pantalones y un top a la cama y los miré. No estaban mal pero prefería ir en chándal.

Al final me acabó convenciendo y me tuve que cambiar. En verdad me veía bastante bien.

Llegué al parque donde habíamos quedado. Pedri ya estaba allí sentado en un banco esperándome. Estaba guapísimo.

Me acerqué a él y levantó la mirada del móvil. Se levantó y se acercó a darme dos besos.

-Hola-se sentó de nuevo en el banco y yo hice lo mismo a su lado.

-¿De que querías hablar?-me atreví a preguntarle.

-De nosotros-me miró-. Sé que ya no somos nada, pero te sigo queriendo Laia, te quiero muchísimo. Y sé que te prometí que si algún día te ibas no iba a estar con nadie más, pero necesitaba a alguien para poder sacarte de mi puta cabeza, porque me hacías mucha falta-se sinceró-. Yo no la quiero, solo la estaba utilizando. En toda mi vida solo me he enamorado de una persona, y esa eres tú-me cogió las manos-. De verdad, créeme, porque me haces mucha falta, y aunque no lo quieras admitir, sé que yo a ti también.

Me quedé sin palabras. No sabía que decir.

-Pedri... ¿todo esto que me estás diciendo es verdad?

-Claro que es verdad. Me iba a dar algo porque no me cogías el teléfono-le salió una risilla de esas contagiosas y me reí yo también.

-Como tu has dicho, claro que me haces falta-me sinceré yo ahora-. Pero entiéndeme, acabo de salir del hospital después de cinco años, necesito un poco de tiempo.

-Te voy a esperar.

Se acercó y me dio un beso en la mejilla. Me giré y acabamos dándonos un pico. Nos separamos y nos quedamos mirándonos los dos mientras que sonreiamos.

Nos quedamos un rato más hasta que se nos hizo de noche. Me acompañó hasta mi casa.

-¿Quieres pasar?-nos paramos en la puerta de mi casa.

-¿Tus padres me van a querer ver? No he hablado con ellos en todo este tiempo-se rascó la nuca. Le notaba bastante arrepentido.

-Claro que si-le sonreí y acabé convenciendole.

Entramos a casa y estaban mis padres sentados en el sofá.

-Anda Pedri-mi madre se levantó a darle dos besos.

-Pero bueno, que sorpresa-mi padre hizo lo mismo.

-Hola-saludó este sonriente.

-Nos subimos a mi habitación-mis padres asintieron.

Pedri y yo nos subimos a la habitación y nos tiramos a la cama.

-¿Que ha sido de ti en estos cinco años?-pregunté solo por curiosidad.

-Pues sigo jugando en el Barça. La verdad que cuando nos comunicaron que habías muerto estuve bastante tiempo sin jugar por el simple echo de que no dormía y luego no rendía en los entrenamientos y menos en los partidos.

-Lo habéis pasado bastante mal-me acurruqué en él.

-Si, para que mentirte-empezó a acariciarme el pelo.

-Mira, sé que te he pedido tiempo pero es que no puedo, te necesito muchísimo Pedri-le miré y una lágrima amenazó con salir.

-Pues adelante pequeña-se agachó a mis labios y los besó.

-Te quiero-le sonreí a pocos centímetros de su boca.

-Yo también te quiero mi niña-nos volvimos a besar.

Después de eso nos pusimos una peli la cual ni él ni yo vimos porque nos quedamos dormidos.

Cuando me desperté Pedri seguía dormido. Estaba monísimo. Me levanté y fui al baño. Cuando salí se había movido, ahora estaba tumbado boca abajo atravesado por toda la cama.

Me tiré encima de él y empecé a darle besos por toda la carita

-Bebe-le susurré-. Arriba amor.

-Dejame un poco más-se empezó a mover.

-Que has dormido dos horas perezoso-seguí dándole besos.

Agarró sus piernas con las mías y de un movimiento se puso encima mía y ahora era él el que me daba los besos por la cara a mi.

-Me encanta despertarme contigo a mi lado-me hizo un puchero y le besé ahí.

-A mi me encantas tú-me sonrió.

-Eres la mejor-le agarré del cuello y se tumbó en mi pecho.

-¿Quieres que bajemos al jardín a jugar un rato al fútbol?-le propuse.

-Eso ni se pregunta-se levantó de un salto y me reí.

Me cambié de ropa. Me puse unos pantalones cortos y una camiseta que tenía ahí suya.

Bajamos a la cocina a por algo de comer y después nos salimos al jardín a jugar con la pelota un rato.

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No se me ocurren muchas más cosas así que creo que pronto se va a acabar la historia

Espero que os esté gustando. Gracias por el apoyo ❤️

Lo que curó la enfermedad [Pedri González]Where stories live. Discover now