N° 25

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Acabábamos de llegar al Camp Nou. El barça iba a jugar contra el atleti. Pedri era titular así que Valeria y yo habíamos ido a verle.

El atleti les ganó con un gol de ventaja. Se les notaba bastante decaídos a los jugadores azulgranas. Eso significaba que tendría que estar animando a Pedri.

Valeria se fue porque habían ido a buscarla y yo me fui al aparcamiento para esperar a Pedri.

-Hola cariño.

-Hola-me respondió seco.

Me acerqué a darle un beso y giró la cara y se lo acabé dando en la mejilla.

Nos montamos en el coche y fuimos todo el camino en silencio. Aparcó el coche en frente de su casa y bajamos.

Abrió la puerta y tiró la mochila al suelo. Se subió a su habitación quejándose. Yo de mientras me senté en el sofá para dejarle que se duchase tranquilo.

Me quedé viendo una peli que había en la tele. Tardaba demasiado así que subí a ver si estaba bien.

Abrí la puerta y estaba tumbado en la cama boca abajo llorando.

-Ey, cariño-me tumbé encima suya-. Que no pasa nada porque hayáis perdido, es solo un partidillo.

-¿Un partidillo?-se giró y me gritó-. Que hemos perdido joder.

-Ya lo sé, pero no hace falta que me grites-le levanté la voz.

-Es que no lo entiendes Laia, no entiendes nada-se levantó y pegó un portazo a la puerta del baño.

Me quedé tumbada en su cama y alguna lágrima que otra caia por mis mejillas. No quería estar enfadada con Pedri, le necesitaba.

Cogí mis cosas y me fui a mi casa. Llegué y me subí a mi habitación. Me tumbé en la cama y me pasé la tarde llorando.

-Ya est-se cortó-. ¿Que te pasa enana?-Victor se sentó a mi lado y empezó a darme caricias por la cabeza.

Me di la vuelta y le miré. No me salían palabras, solo lágrimas.

Víctor se quedó un rato conmigo hasta que me tranquilicé. Decidí que ya mañana hablaría con Pedri.

Cené poco antes de que llegasen mis padres. No quería que me viesen así.

Me fui a la cama y me dormí rápido. No quería estar pensando y dándole vueltas.

Me levanté y lo primero que hice fue coger el móvil. El mensaje que tenía me hizo sonreir bastante y olvidarme de todo lo de ayer.

Princesa, sé que ahora mismo estás dormidita pero te lo quería decir. Lo siento por todo lo de hoy, estaba enfadado por haber perdido y lo he pagado contigo. Lo siento muchísimo, he sido un auténtico tonto, no te merecías nada de lo que te he dicho. Te quiero pequeña, espero que puedas perdonarme ❤️

Ahora mismo solo tenía ganas de abrazarle y comermele a besos. Tenía miedo de perderle, pero lo bueno es que no va a ser así.

Me vestí y me fui andando a clase. Fueron un poco aburridas para que mentirnos.

Salí y vi el coche de mi chico aparcado en la acerca de en frente y él apoyado en la puerta del coche.

-Hola-me acerqué a él y me miró.

-Hola-se rascó la nuca.

Ninguno de los dos sabíamos que hacer. Corté el hielo y me acerqué a él para darle un beso. Esta vez no se quitó como la otra vez sino que me agarró de la cintura y profundizo más el beso.

-Pedri nos están viendo todos-le advertí.

-Me da igual, que se den cuenta que tú eres lo que quiero-me dio otro beso y me abrió la puerta para que entrase.

Después dio la vuelta al coche y se montó en el asiento del conductor.

-¿Tienes algo que hacer?-negué-. Pues te vienes conmigo-le sonreí.

Arrancó el coche y nos fuimos a su casa. Me contó que sus padres y su hermano se habían ido una semana a Tegueste así que teníamos la casa para nosotros solos.

-Ven-me abrió los brazos y me acurruqué con él en el sofá-. ¿Que quieres ver?

-Lo que quieras-levanté los hombros.

-Pues vamos a buscar-cogio el mando y empezó a buscar alguna peli en Netflix.

Empezamos a verla y yo la verdad que me estaba durmiendo bastante, así que me acomodé en el pecho de Pedri y me quedé dormidita.

-Preciosa-me dio besitos por la cara-. Despierta, mira lo que tengo.

Me levanté del sofá y vi encima de la mesita del salón dos chocolates calientes con churros.

-Te amo-salté a sus brazos y le di el abrazo más grande que he dado nunca.

-Te lo mereces mi niña-me dio un besito en la cabeza y empezamos a comer.

[...]

-Deberia de irme-seguia haciéndole caricias en el pelo.

-No-puso voz de bebé y me abrazó más fuerte.

-Pero me tengo que ir cari-le di un beso en la cabeza pero no me soltaba.

-Quedate conmigo-me hizo un puchero y me reí.

-Mañana-le guiñé un ojo y le di un beso ya que me había puesto morritos.

-¿Me lo prometes?

-Claro que si mi amor-le di un último beso y nos montamos en su coche para que me llevase a mi casa.

Aparcó en la puerta de mi casa y antes de bajar me giré y le miré.

-¿Te he dicho alguna vez que te quiero?-le pillé desprevenido.

-Si, alguna que otra-se río.

-Pues ahora no te quiero, ahora te amo-me acerqué a él y le di un pico.

-Pero no me dejes así-me agarró del brazo y no me dejó salir del coche.

-¿Y que quieres?-levanté una ceja sonriendo.

-Mas besitos-me hizo un puchero y no me pude negar.

Después de 10 minutos con él bajé del coche y me metí en casa.

-Hombre hija, ya son horas de venir, ¿no?-me dijo mi padre riéndose.

-He estado en casa de Pedri-le respondí y levantó una ceja medio riéndose-. ¿Que?

-Uy Pedri-nos reímos los dos-. Haber si me traes algún día a mi yerno.

-Algun día papá-me reí.

Lo que curó la enfermedad [Pedri González]Where stories live. Discover now