N° 20

2.7K 79 3
                                    

Llegamos al centro comercial y dimos unas cuantas vueltas por algunas tiendas. Me compré pantalones y algunos tops. También unas zapatillas y algún que otro accesorio. Hacia mucho que no salía de compras.

Íbamos a irnos. Pasamos por delante de la sala de juegos y una voz me hizo pararme. Miré dentro y lo vi. Claro que lo vi, estaba segura.

-¿Que pasa?-Lucia se dio cuenta de que no la seguía y se dio la vuelta hacia mi.

-Le he visto, está ahí-dije bastante nerviosa.

-Laia, debes olvidarte ya de él, lo vuestro no funcionó pues tira adelante.

Sé que no lo decía a malas, pero un poco si que me había dolido.

Miré de nuevo y le vi otra vez. Tan feliz jugando con sus amigos y yo aquí llorando todas las noches por él.

Me encanta que esté feliz, pero está feliz sin mi. Tengo que asumirlo ya, no le importo y ya está.

Salimos del centro comercial y empezamos a buscar el coche cuando una voz me hizo pararme y darme la vuelta.

-Laia-me gritó.

Esa voz, era esa voz que tan loca me tenía.

Me giré y ahí lo vi andando hacia mi.

-¿Que tal estás?-me preguntó.

-Bien-levanté los hombros-. ¿Y tu que tal? Ya has llegado de Madrid por lo que veo.

-Si-sonrio. Se le notaba feliz cosa que yo no estaba-. Bueno, creo que me voy a ir para dentro, que me están esperando-nos habíamos quedado sin tema de conversación.

-Pedri, una cosa, ¿podemos hablarlo?-me armé de valor para decírselo.

-Vale, pero ahora no. ¿Quieres que quedemos mañana?

-Vale-le sonreí un poco como pude ya que en mi todavía había dolor.

Fui a donde me esperaba Lucía y montamos en el coche para irnos a casa.

-¿Era Pedri?-asenti-. ¿Que te ha dicho?

-Pues me ha preguntado que qué tal estaba y ya le he dicho que si podíamos hablar-la comenté.

-¿Y que te ha dicho?

-Que si, que mañana hablaríamos-sonrei falsamente.

Llegamos a casa y colocamos toda la ropa que nos habíamos comprado.

Mi móvil sonó así que lo cogí y miré quien me había mandado un mensaje.

Era Pedri. ¿¡Pedri!?

Hola. Luego me dices hora y sitio para vernos mañana

Era él el que me lo estaba diciendo. ¿Acaso querría hablar conmigo? Si me lo decía era por algo, ¿no?

A la hora que quieras y donde quieras. Me da igual

Cómo se notaba que habíamos perdido toda la confianza. Aunque supuestamente seguíamos juntos, porque ni él ni yo habíamos dejado la relación.

Esperé a que me contestase. Para estar en línea había tardado demasiado.

Pues en el parque este de al lado de tu casa a las 5?

Vale

Le contesté rápido. Bueno, pues ya había quedado con él para hablarlo.

La verdad que estaba bastante nerviosa. Podíamos acabar o muy bien o muy mal. Esperaba que fuese la primera, porque no quería que me diesen más ataques de ansiedad y volver al hospital. Y obvio que no quería separarme de él. Bastante que ya había estado esta semana sin hablar con él.

Bajé a la cocina e hice unos macarrones para todos. Llegaron mis padres y comimos los cinco.

Despues me subí a mi habitación y llamé a Valeria para contarla todo. Se quedó bastante flipada.

[...]

Estaba tranquila en mi habitación tumbada en la cama cuando llamaron a la puerta.

-Adelante-grité sin levantarme.

Se abrió la puerta y detrás de ella se encontraba Valeria.

-Vamos a ver, dentro de una hora has quedado con el amor de tu vida, ¿y estás aquí tumbada como si nada?

-¿Eh?-me reí.

-Vamos a cambiarte y a ponerte guapa-me mandó.

Fuimos al armario y empezó a sacar ropa. No se decidía por nada.

-Tia, que me pongo esto mismo-cogi unos pantalones vaqueros y una camiseta básica.

-Que no, que hay que ponerse guapa, que no vas a ver a cualquiera-suspire. Cuando se la metía algo en la cabeza era imposible sacárselo.

Al final después de bastantes minutos me dio una falda de flores y un top blanco. Me cambié y salí del baño.

-Estas preciosa, así si vuelve contigo-me reí.

Iba a llegar ya la hora así que cogí mi bolso, me despedí de mis padres y Valeria me acompañó hasta el parque.

Cuando vimos que llegaba Pedri de lejos Valeria se fue para dejarnos solos.

-Hola-me saludó y me levanté para darle dos besos.

-Hola-le sonreí un poco.

Nos quedamos en silencio. La verdad que fue un silencio bastante incómodo. Yo no sabía que decir ni él tampoco.

Giré un poco la cabeza para mirarle y él hizo lo mismo

-¿De que querías que hablásemos?-Pedri rompió el hielo incómodo.

-Pues...-me quedé un poco en silencio sin saber que decirle-. De lo nuestro Pedri.

-¿Que quieres que hablemos? ¿Que me pusiste los cuernos?-empezo a elevar la voz.

-Pedri, que fue un error. Iba borracha y sin querer le besé. Lo siento-las lágrimas amenazaron con salir.

-¿Y como me creo yo que ibas borracha y que no sabías lo que hacías? Porque puede ser una excusa perfectamente.

-Creeme por favor, fue un error-ya se me caía alguna que otra lágrima.

-No sé...-se quedó callado.

-Pedri, eres un chico de 10, vivo enamorada de ti desde el primer momento en el que entraste a la habitación del hospital. No te quiero perder Pedri, por una gilipollez. Sé que lo he hecho mal, y tienes todo el derecho para estar enfadado, pero perdoname por favor. No sé vivir sin ti, te necesito a mi lado-me puse a llorar muchísimo.

-Yo también estoy enamorado de ti, pero no me puedo sacar de la cabeza que te hayas besado con otro-en este momento él también estaba llorando.

-Lo siento-fue lo único que se me ocurrió decir.

-Dejame un poco de tiempo por favor. Déjame pensar y si veo que te puedo perdonar lo haré-asenti aunque todavía el dolor estaba dentro de mi.

Se levantó para irse y me levanté detrás de él. No podía dejar de llorar así que Pedri me abrazó.

-Te quiero-le susurré en medio del abrazo.

Nos despedimos y cada uno se fue a su casa. Llegué llorando y me tumbé en mi cama boca abajo.

Lo que curó la enfermedad [Pedri González]Where stories live. Discover now