Llegamos al centro comercial y dimos unas cuantas vueltas por algunas tiendas. Me compré pantalones y algunos tops. También unas zapatillas y algún que otro accesorio. Hacia mucho que no salía de compras.
Íbamos a irnos. Pasamos por delante de la sala de juegos y una voz me hizo pararme. Miré dentro y lo vi. Claro que lo vi, estaba segura.
-¿Que pasa?-Lucia se dio cuenta de que no la seguía y se dio la vuelta hacia mi.
-Le he visto, está ahí-dije bastante nerviosa.
-Laia, debes olvidarte ya de él, lo vuestro no funcionó pues tira adelante.
Sé que no lo decía a malas, pero un poco si que me había dolido.
Miré de nuevo y le vi otra vez. Tan feliz jugando con sus amigos y yo aquí llorando todas las noches por él.
Me encanta que esté feliz, pero está feliz sin mi. Tengo que asumirlo ya, no le importo y ya está.
Salimos del centro comercial y empezamos a buscar el coche cuando una voz me hizo pararme y darme la vuelta.
-Laia-me gritó.
Esa voz, era esa voz que tan loca me tenía.
Me giré y ahí lo vi andando hacia mi.
-¿Que tal estás?-me preguntó.
-Bien-levanté los hombros-. ¿Y tu que tal? Ya has llegado de Madrid por lo que veo.
-Si-sonrio. Se le notaba feliz cosa que yo no estaba-. Bueno, creo que me voy a ir para dentro, que me están esperando-nos habíamos quedado sin tema de conversación.
-Pedri, una cosa, ¿podemos hablarlo?-me armé de valor para decírselo.
-Vale, pero ahora no. ¿Quieres que quedemos mañana?
-Vale-le sonreí un poco como pude ya que en mi todavía había dolor.
Fui a donde me esperaba Lucía y montamos en el coche para irnos a casa.
-¿Era Pedri?-asenti-. ¿Que te ha dicho?
-Pues me ha preguntado que qué tal estaba y ya le he dicho que si podíamos hablar-la comenté.
-¿Y que te ha dicho?
-Que si, que mañana hablaríamos-sonrei falsamente.
Llegamos a casa y colocamos toda la ropa que nos habíamos comprado.
Mi móvil sonó así que lo cogí y miré quien me había mandado un mensaje.
Era Pedri. ¿¡Pedri!?
Hola. Luego me dices hora y sitio para vernos mañana
Era él el que me lo estaba diciendo. ¿Acaso querría hablar conmigo? Si me lo decía era por algo, ¿no?
A la hora que quieras y donde quieras. Me da igual
Cómo se notaba que habíamos perdido toda la confianza. Aunque supuestamente seguíamos juntos, porque ni él ni yo habíamos dejado la relación.
Esperé a que me contestase. Para estar en línea había tardado demasiado.
Pues en el parque este de al lado de tu casa a las 5?
Vale
Le contesté rápido. Bueno, pues ya había quedado con él para hablarlo.
La verdad que estaba bastante nerviosa. Podíamos acabar o muy bien o muy mal. Esperaba que fuese la primera, porque no quería que me diesen más ataques de ansiedad y volver al hospital. Y obvio que no quería separarme de él. Bastante que ya había estado esta semana sin hablar con él.
Bajé a la cocina e hice unos macarrones para todos. Llegaron mis padres y comimos los cinco.
Despues me subí a mi habitación y llamé a Valeria para contarla todo. Se quedó bastante flipada.
[...]
Estaba tranquila en mi habitación tumbada en la cama cuando llamaron a la puerta.
-Adelante-grité sin levantarme.
Se abrió la puerta y detrás de ella se encontraba Valeria.
-Vamos a ver, dentro de una hora has quedado con el amor de tu vida, ¿y estás aquí tumbada como si nada?
-¿Eh?-me reí.
-Vamos a cambiarte y a ponerte guapa-me mandó.
Fuimos al armario y empezó a sacar ropa. No se decidía por nada.
-Tia, que me pongo esto mismo-cogi unos pantalones vaqueros y una camiseta básica.
-Que no, que hay que ponerse guapa, que no vas a ver a cualquiera-suspire. Cuando se la metía algo en la cabeza era imposible sacárselo.
Al final después de bastantes minutos me dio una falda de flores y un top blanco. Me cambié y salí del baño.
-Estas preciosa, así si vuelve contigo-me reí.
Iba a llegar ya la hora así que cogí mi bolso, me despedí de mis padres y Valeria me acompañó hasta el parque.
Cuando vimos que llegaba Pedri de lejos Valeria se fue para dejarnos solos.
-Hola-me saludó y me levanté para darle dos besos.
-Hola-le sonreí un poco.
Nos quedamos en silencio. La verdad que fue un silencio bastante incómodo. Yo no sabía que decir ni él tampoco.
Giré un poco la cabeza para mirarle y él hizo lo mismo
-¿De que querías que hablásemos?-Pedri rompió el hielo incómodo.
-Pues...-me quedé un poco en silencio sin saber que decirle-. De lo nuestro Pedri.
-¿Que quieres que hablemos? ¿Que me pusiste los cuernos?-empezo a elevar la voz.
-Pedri, que fue un error. Iba borracha y sin querer le besé. Lo siento-las lágrimas amenazaron con salir.
-¿Y como me creo yo que ibas borracha y que no sabías lo que hacías? Porque puede ser una excusa perfectamente.
-Creeme por favor, fue un error-ya se me caía alguna que otra lágrima.
-No sé...-se quedó callado.
-Pedri, eres un chico de 10, vivo enamorada de ti desde el primer momento en el que entraste a la habitación del hospital. No te quiero perder Pedri, por una gilipollez. Sé que lo he hecho mal, y tienes todo el derecho para estar enfadado, pero perdoname por favor. No sé vivir sin ti, te necesito a mi lado-me puse a llorar muchísimo.
-Yo también estoy enamorado de ti, pero no me puedo sacar de la cabeza que te hayas besado con otro-en este momento él también estaba llorando.
-Lo siento-fue lo único que se me ocurrió decir.
-Dejame un poco de tiempo por favor. Déjame pensar y si veo que te puedo perdonar lo haré-asenti aunque todavía el dolor estaba dentro de mi.
Se levantó para irse y me levanté detrás de él. No podía dejar de llorar así que Pedri me abrazó.
-Te quiero-le susurré en medio del abrazo.
Nos despedimos y cada uno se fue a su casa. Llegué llorando y me tumbé en mi cama boca abajo.
YOU ARE READING
Lo que curó la enfermedad [Pedri González]
RandomLaia Moreno, una chica un poco peculiar. A los 2 años de edad la detectaron fibrosis quística. Sus pulmones funcionan al 33% y de vez en cuando la dan ataques de respiración. Se pasa más tiempo en el hospital que en casa y no puede hacer vida normal...