Eres la excepción

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Estuvimos allí tumbamos un rato más, parecía que el tiempo se había detenido porque cuando vimos la hora, ya había pasado una hora.

- Oye, creo que deberíamos ir a dormir ya, mañana tenemos la sesión de fotos y no quiero parecer una muerta. - Comentó __________.

- Sí tienes razón, vamos. - Respondí.

- Siempre tengo razón. - Añadió con orgullo mientras salíamos de la piscina.

Sonreí, era una versión yo en chica, me encantaba. Estoy acostumbrado a solo respirar y que las chicas caigan a mis pies, pero a __________ le tengo que insistir, la tengo que rogar, me la tengo que ganar, eso es lo que la diferencia de las demás y es lo que me gusta de ella.

Nos secamos con unas toallas que habían en las tumbonas y entramos a la casa en silencio, subimos las escaleras y entramos a mi habitación. Cerré la puerta.

- Oye yo no sé qué hago aquí, tengo que cambiarme de ropa que tengo el pijama mojado, no pienso dormir así. - Comentó ella dirigiéndose hacia la puerta.

- No espera, ponte alguna camisa mía. - Respondí sonriendo.

- Yo tengo ropa para cambiarme. - Anunció extrañada, yo ya sabía que ella tenía la ropa aquí.

- Me gusta que te pongas la mía. - Respondí sonriendo.

Sonrió. - Bueno como quieras, pero déjame cambiarme la ropa interior que también está mojada.

- Sí claro, toma, ponte esta, ven cuando te hayas cambiado. - Le dí una camisa blanca mientras sonreía, la agarró.

- Espero que esto no se lo hagas a todas. - Comentó.

- Eres la excepción. - Sonreí y me devolvió la sonrisa. Se fue de la habitación y aproveché para cambiarme también.

Me puse otro calzoncillo seco negro y me tiré a la cama. Escuché unos toques en la puerta y entró __________.

Me la quedé viendo con mi camisa sonriendo.

- A que estoy guapa, ¿eh?. - Anunció dando una vuelta sobre sí misma.

- Siempre lo estás.

- Eso ya lo sé. - Comentó sonriendo y levantando los brazos mientras se acercaba a la cama.

Solté una risa.

- ¿Y mi sudadera por si tengo frío por la noche?. - Preguntó haciéndose la ofendida.

- Mírala. - Extendí mi mano hacia mí mesilla de noche y se la dí sonriendo. - Te tengo muy mal acostumbrada, ¿eh?. - Añadí riéndome.

- Qué mal servicio de habitaciones, no voy a venir más. - Anunció ella dejando la sudadera en la mesita de al lado.

- ¿Qué?, noo. - Comenté mientras la abrazaba y le hacía cosquillas. - Eso no que me matas.

- Vale vale ya que me ahogo. - Respondió riéndose.

La solté y nos reímos unos instantes.

- Bueno venga, a dormir. - Comentó ella apagando la luz y tumbándose al contrario de donde estaba yo.

- ¿Ni un beso de buenas noches ni nada?. - Anuncié.

Se rió y se giró, se subió un poco hacia donde estaba yo, me sujetó de la cara, se acercó a mí y me dió un beso en la mejilla.

- ¿Ahí?, noo, yo no lo quiero ahí. - Respondí acariciándole la cara con mi mano derecha.

- ¿Y dónde lo quieres?. - Preguntó coqueta.

Yes, I wantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora