Quiero estar contigo

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- No molestas. - Respondí mirando hacia arriba dejando la boca ligeramente abierta.

La señora sonrió. - ¿Me puedo quedar?.

- ¡Sí!. - Comenté sonriendo. Me levanté del sofá. - Todavía es pronto para comer pero... podemos salir a dar un paseo o algo.

- Sí, buena idea. - Anunció ella.

- A mí me da pereza, mejor nos quedamos aquí. - Añadió Tom tirándose en el sofá.

- Pues me voy con tu madre. - Puse mi mano detrás del brazo de Simone sujetándoselo con mucha delicadeza indicando que nos fuésemos juntas. - ¿Alguien viene?. - Todos se quedaron en silencio y se acomodaron en el sofá. - Bueno pues nada, chao.

Me despedí de los chicos y caminé agarrada del brazo de la señora fuera de la casa.

- ¿Qué quieres hacer?. - Pregunté.

- Mmm... ¿vamos a por un helado?. - Respondió sonriendo.

- Vamos. - Sonreí.

Comenzamos a caminar mientras hablábamos.

- ¿Y qué tal con los chicos?, ¿te tratan bien?. - Preguntó Simone.

- ¡Sí!, me tratan genial, me lo paso muy bien con ellos. Son prácticamente ni familia. - Añadí sonriendo.

- ¿Y Tom?, ¿te trata bien?.

Sonreí. - Tom el que más.

- Te gusta, ¿no?. - Preguntó sonriendo.

Asentí devolviéndole la sonrisa.

- Me alegro que las cosas vayan bien cariño. - Anunció la señora feliz.

Continuamos hablando de muchas cosas; Bill y Tom, el padre de ellos, el divorcio que tuvieron, su infancia... tocamos muchos sentimientos en esas conversaciones.

Llegamos a una heladería.

- Hola buenas, ¿qué van a querer?. - Preguntó el señor que atendía.

- Yo una tarrina mediana con helado de frambuesa y arándano por favor. - Anuncié mirando los sabores que había.

- Yo un cono de fresa por favor. - Añadió Simone.

- Marchando. - Comentó el señor.

Saqué la cartera.

- No por favor, déjame invitarte. - Informó la señora sacando dinero de su monedero.

- No pasa nada, invito yo de verdad. - Respondí negando su dinero.

- No venga, pago yo. - Anunció ella dándole el dinero al señor y sin esperar un no como respuesta.

Sonreí y guardé la cartera. - Gracias.

- No es nada cariño.

El señor nos entregó los helados, los agarramos y le agradecimos.
Nos fuimos de ahí y caminamos a un parque. Nos sentamos en un banco para comernos los helados mientras hablábamos.

- Sí, fue Bill el primero que conocí. - Informé.

- Pensaba que había sido Tom.

Negué con la cabeza. - A Tom le conocí después, al principio me caía mal pero ahora... ya ves. - Nos reímos.

Nos terminamos el helado y nos levantamos para volver a casa.

- Sí, me lo dijo Georg ayer. - Respondí riéndome.

Yes, I wantWhere stories live. Discover now