Capítulo 7: Consecuencias.

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La joven permaneció tirada en el suelo mientras se agarraba su abdomen el cual había sido golpeado

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La joven permaneció tirada en el suelo mientras se agarraba su abdomen el cual había sido golpeado. Estaba en posición fetal, apretando su mandíbula, controlándose las ganas de gritar y destrozarlo todo. No entendió por qué la chica de cabellos cobrizos le había amenazado con esa agresividad.

Desde que había llegado al internado Fennoith, todas las muchachas se habían puesto en su contra. No encontraba la razón para que todas ésas chicas le odiasen. Ni siquiera la joven hablaba con nadie, ni se integraba en los grupos. Solo tenía tres amigos, y ni ella misma los había buscado. A veces, ser la nueva en un internado puede traer ciertos problemas, más si los alumnos no padecen de cordura.

Algunas lágrimas de rabia resbalaron por sus mejillas sin previo aviso. Comenzó a gimotear tratando de levantarse del suelo del baño. Hizo un amago de intentar agarrarse en uno de los lavabos para levantarse, pero su muñeca lesionada le ocasionó quejarse de dolor. Sentía una increíble frustración por no haber podido defenderse ante aquella chica enrabiada. La pilló por sorpresa y desprevenida.

Caym había presenciado como la chica que había agredido a Victoria salió del baño farfullando palabras ininteligibles conforme apretaba los puños. Al ver aquello, se percató que Victoria tardaba demasiado en salir de allí. Tocó a la puerta del baño de chicas esperando respuesta de la joven.

—¿Victoria?—le llamó haciendo oído en la puerta.

—¡Caym, ayúdame!—imploró ella. El joven de inmediato se adentró en el baño y la vio de rodillas, intentando levantarse del suelo.

—¿Qué te ha sucedido?—cuestionó agarrándola con cuidado. Tenía la muñeca hinchada y apenas podía moverla.

—¡Otra desquiciada me ha atacado!—exclamó apretando los dientes—¿Por qué a mí? ¿Qué es lo que tengo que desprendo tanto odio?

—Envidia—respondió jugueteando con uno de los mechones de cabello de la muchacha—. El ser humano es el único capaz de destruir a su misma especie sólo por placer. Eres como un cervatillo rodeado de leones, querida. No luzcas vulnerable ante ellos. Ellos huelen el miedo, si ven que lo padeces, irán por ti.

—¿Cómo se supone que voy a defenderme si tengo una de mis manos lesionada? Ahora mismo me siento indefensa.

Él joven le agarró de ambas mejillas obligándola a mirarlo con fijación a los ojos. Ella notó como sus mejillas encendieron al encontrarse con sus ojos.

—O comes, o te comen —comentó frunciendo el ceño.

Una alumna del internado entró al baño interrumpiendo la conversación de ambos. Los miró con cara de poco amigos al encontrarse un chico que no debería estar allí.

—No deberías estar aquí. Márchate antes de que dé el aviso al director.

Ambos anduvieron sin palabra alguna. Caym obligó a Victoria a ir a la enfermería a vendarse la muñeca. La joven se negaba, pues creía que no era para tanto como para vendarla. Sin embargo, el chico hizo caso omiso a sus palabras y la llevó.

El infierno de Victoria Massey © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora