Capítulo 14: Salvación.

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El expediente de Melissa decía tener una historia diferente en cada consulta que realizaba la psicóloga

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El expediente de Melissa decía tener una historia diferente en cada consulta que realizaba la psicóloga. Las chucherías eran para que la rubia se abriese un poco más y confesara algo que concordase con algunas de las tantas historietas que inventaba. En algunas de las "confesiones" involucraba a sus padres muertos, desaparecidos, o que la abandonaron al nacer y la hermana de su madre se hizo cargo de ella. A Victoria no le sorprendía que su amiga mintiese, lo que verdaderamente le inquietaba era su gran imaginación para contar una excelente trama en cada consulta que realizaba.

Quizá el hecho de mencionar que sus padres no se hallaron nunca con ella era una pista para decir que tuvo algo que ver con su encierro. La hermana de su madre cuando la inscribió en el internado Fennoith no dio pistas de su inscripción, pero sí confesó que los padres de la joven murieron. También añadió que la chica debía de ser enseñada por profesionales y le quitasen esas "tonterías" de la cabeza.

La psicóloga Jenkins opinaba en el expediente que, Melissa Sellers tuvo una dura infancia relacionada con sus padres y que aquella razón le llevaba a inventar una historia diferente por tal de no confesar la verdad.

—Volvamos a nuestras habitaciones —comentó Victoria esperando a que Caym guardase la carpeta en los archiveros.

—Nuestra querida Melissa guarda una historia desgarradora. ¿Qué será, será?—comentó en un tono de diversión.

Guardó el expediente y salieron de la consulta.

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Cuando se alejaron de la consulta, la enfermera Margarett iba caminando junto a Benister. La castaña tenía la mirada puesta en Caym y, por la forma de respirar de la joven, se la veía enojada. Andaba con fuertes zancadas. De inmediato Benister señaló con el dedo al muchacho insinuando algo a la enfermera. Victoria observó que la habían vendado el dedo índice de su mano izquierda.

—¡Él es el culpable!—acusó apretando su mandíbula.

El chico colocó una expresión divertida en su rostro y puso su mano en su pecho haciéndose el indignado.

—¿De qué se me acusa, su señoría? —indagó en tono burlón.

—¡Déjate de bromas! ¡Tú me has roto el dedo!

Victoria quedó sorprendida. Sin embargo, no quiso mostrar tal signo de sorpresa y se mantuvo severa, apreciando la discusión.

—Sybarloch—pronunció la mujer mirándolo a los ojos—. ¿Le has causado tal rotura a su compañera en el dedo? De ser así estarás metido en graves problemas. No toleramos la agresión de ningún tipo. Por esa razón, no pasará desapercibido.

—En mi defensa diré: No le he roto nada a esta chica. Creo que usted, enfermera, me vio perfectamente con mi compañero de cuarto, Lucas Ashworth—sonrió de medio lado.

El infierno de Victoria Massey © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora