Capítulo 18: Desaparecida.

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La psicóloga Jenkins había agredido al profesor Bellamy con un bate de béisbol que guardaba en uno de los armarios de su habitación, por si alguna vez debía de utilizarlo, aunque fuese solo para intimidar

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La psicóloga Jenkins había agredido al profesor Bellamy con un bate de béisbol que guardaba en uno de los armarios de su habitación, por si alguna vez debía de utilizarlo, aunque fuese solo para intimidar. Jamás imaginó que hubiese podido herir a otra persona, sobre todo por las consecuencias que conllevaban tal acto. La sangre saliendo de la cabeza del hombre no era mucha, pero si seguía así se agrandaría el charco y quién sabía qué sucedería después. ¿Debía de avisar al director de lo sucedido? ¿O simplemente enterrar el cuerpo de aquel sucio bastardo?

La mujer, con inquietud, tomó el pulso del hombre. Tenía latido, pero muy débil.

Caym sujetaba a Victoria en brazos, que vista de esa manera parecía que la joven hubiese fallecido, pero solo estaba anestesiada. Melissa y Lucas acudieron al lugar tras percatarse de que ambos compañeros no se hallaban en la habitación. Cuando Caym marchó provocó el suficiente ruido para que Lucas se sobresaltase, y Melissa había escuchado el alarido de Victoria antes de que ella sucumbiese en el sueño.

Cuando la rubia observó el cuerpo inconsciente del profesor, se llevó una mano al pecho y exhaló con fuerza.

—¡¿Qué ha pasado?!—preguntó. Su expresión cambió cuando observó el bate que agarraba la mujer aún con fuerza, junto a su amiga en brazos del pelinegro.

—El profesor Bellamy ha intentado violar a Victoria —informó Caym frunciendo su ceño. Por el músculo que se había pronunciado en su mandíbula, el joven la estaba apretando con fuerza.

Lucas quiso patear el cuerpo inconsciente de Bellamy, pero Melissa lo sujetó del antebrazo mientras el joven soltaba todo tipo de blasfemias hacia el hombre.

Los ojos de la psicóloga Jenkins se hallaban humedecidos, como si la mujer controlara sus fuerzas para que las lágrimas no esparcieran por sus mejillas. Estaba sobrecogida ante lo ocurrido. Pensar que un profesor quiso abusar de una alumna era un acto repugnante, más si la había anestesiado para conseguirla. Si había cometido tal aberración, ¿qué otras cosas había en la historia de Daniel Bellamy?

No podía creerse que en algún momento le llegó a interesar y que para colmo, se hubiese acostado con aquel monstruo. Se sintió necia al no imaginarse lo que Bellamy escondía.

—Id a vuestras habitaciones —ordenó la mujer con la voz quebrada.

—¿Qué va a suceder con el profesor Bellamy?—preguntó Melissa observando la sangre caer por su cabeza.

Jenkins sacó su celular del bolsillo de su camisón largo y quiso marcar el número de la ambulancia, pero algo en ella impedía hacer la llamada. Miraba el teléfono sin dar respuesta a su decisión.
El internado Fennoith se hallaba lejos de la ciudad, pues se encontraba dentro de un bosque sin ninguna vivienda alrededor. Por esa razón la ambulancia debía de darse lo más prisa posible.

Caym la distrajo de su ensimismamiento haciéndola una pregunta.

—¿Por qué quiere salvarlo?—indagó con un ápice de molestia.

El infierno de Victoria Massey © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora