Capítulo 10: "Visitantes"

25 2 0
                                    

Día 3


Al día siguiente Philip se despertó, se estiró algo perezoso y al escuchar un grito salió corriendo para ver que pasaba:

    -¿Que pasa? -Preguntó Philip alterado-

    -Un grupo, no se cuantos son, están por aquí cerca ¿Qué hacemos?

    -Rápido, Alejandro, ven conmigo, los demás quedaos aquí, coged un arma cada uno, hay de sobra.

Philip cogió su pistola y le puso algunas balas, Alejandro optó por equiparse por un rifle de asalto, Rubén y Raúl cogieron unas escopetas que encontraron en el maletero de aquel hombre.

Salieron a la calle, y Philip le dio instrucciones a sus acompañantes:

    -Si sale bien será la hostia

    -Pero si sale mal te vas a comer los mocos tio... -Dijo Alejandro algo dubitativo-

    -No podemos estar ahí quietos, podrían ser peligrosos, además, están Brunna y Lydia cubriéndonos desde la azotea

    -¿Y te fías de su puntería? -Insistió Alejandro-

    -Veremos que pasa, tu escóndete ahí, y cuando te diga sales 

Philip avanzó hacia aquel grupo lentamente, cogió una camiseta blanca y gritó "¡Hey, vengo en son de paz!. El grupo se giró sorprendido y desconcertado, le apuntaron con armas, y uno de ellos le habló:

    -Ándate con ojo muchacho, si avanzas más te dispararemos

    -Solo hablemos -Decía Philip mientras avanzaba un par de pasos más-

    -No hay nada que hablar

    -¿No? Está bien, supongo que a tu grupo no le interesará un sitio con muros y comida -Dijo Philip marchándose-

    -¡Espera! Ven, hablemos

    -Tirad las armas y hablaremos

El hombre miró a su grupo, algunos estaban a favor, y otros no:

    -Ven, no tengas miedo, no te haremos daño chico

    -¿Miedo? -Dijo Philip soltando una carcajada- Ahora mismo estáis rodeados con aproximadamente 12 tiradores que os podrían abatir en un par de segundos, si fuese vosotros sí que tendría miedo

    -Eso es imposible, habríamos visto a alguno

    -¿Eso creéis? -En ese momento Philip silbó-

Alejandro había puesto un montón de armas desperdigadas y sus compañeros corrían rápidamente para disparar desde distintos ángulos, dando así la sensación de que eran muchos más.

    -¿Y bien? ¿Hablamos?

El grupo tiró las armas al suelo, entonces Philip levantó el puño, salió Alejandro con una bolsa grande de viaje y guardó las armas:

    -No las has jugado cab...

    -Yo no diría esas cosas amigos, sí, tengo un sitio, y sí, podéis quedaros, la condición es muy simple, quiero todas vuestras armas, quiero lealtad absoluta, y que respetéis las normas que hay, solo así tendréis un lugar en el que vuestros hijos crecerán sanos y salvos ¿Que me decís?

    -Si tan bueno es ese lugar ¿Por que quieres que estemos allí?

Alejandro se acercó a Philip y le susurró al oído "Les necesitamos Philip" entonces él le susurró "No, ellos nos necesitan a nosotros"

    -La respuesta es obvia, si no os morís sois un enemigo menos que combatir, esas criaturas están en todas partes ¿Aceptáis o no?

    -Sentimos haberte faltado al respeto

    -¿Qué sabéis hacer?

Poco a poco fueron respondiendo, había electricistas, gente del campo, otros mecánicos, algún doctor, aquel grupo era perfecto para empezar a construir la civilización desde cero...

Philip se fijó en una mujer que llevaba a un bebé en sus brazos, la miró algo sorprendido y se acercó a ella:

    -¿De donde has sacado ese bebé?

    -Lo encontramos ayer por la noche en un coche, sus padres estaban... Quien fuera que lo abandonase allí no tenía corazón...

"Mierda, estaba tan preocupado por salir de allí con vida que me olvidé del bebé"

    -Crecerá en un lugar seguro, lo prometo -Dijo Philip-

    -Gracias, se te ve buena persona, aportaremos lo que podamos a vuestra comunidad

Philip silbó de nuevo "¡Nos vamos!" Gritó, el grupo le siguió hasta las puertas, cuando estas se abrieron todos quedaron asombrados:

    -No mentías, este lugar es genial, parece seguro, tiene muros, gente, comida, gracias por dejarnos estar aquí, de verdad -Dijo un hombre-

    -Pareces ser el líder de este grupo¿Cómo te llamas?

    -Reinaldo, mi nombre es Reinaldo, y ya no es mi grupo, es tuyo, déjanos estar aquí, por favor, te lo suplico -Dijo arrodillándose-

Philip iba a decirle que se levantara, pero en menos de un segundo el resto de ellos se arrodillaron, él no entendía aquella situación, aquello le incomodaba un poco:

    -Está bien, podéis quedaros, pero hay normas que cumplir, pasad...

Cuando entraron se quedaron con la boca abierta, Philip les explicó las normas, todos las aceptaron sin ningún problema, tras enseñarles aquel lugar hablaron sobre trabajar, la gente de campo construiría huertos, el médico tendría acceso a una habitación para diagnosticar a sus pacientes.

Los electricistas trabajaban en conseguir electricidad de alguna forma, algunas mujeres estaban allí ayudando en lo que podían, y algún hombre optó por la opción 3, salir a por suministros, de modo que ya podían ser algo auto suficientes.

Philip le hizo un gesto a Reinaldo para hablar con él en privado, se movieron hasta una habitación, antes era el despacho del director, pero la situación de aquellos días hacía que aquella habitación fuese totalmente inútil:

    -Toma asiento

Reinaldo se sentó, Philip le miró durante unos segundos:

    -Parecíais muy alegres al ver este lugar, de modo que me imagino que vendréis de otro

    -No, te prometo que no venimos de ningún sitio

    -No me gustan los mentirosos, se que sois buena gente, salvasteis a un bebé, de modo que responde a mi pregunta ¿De dónde venís?

Reinaldo tragó saliva, y tras unos segundos de silencio comenzó a hablar, su rostro reflejaba tristeza, tomó aire, no se le caían las lágrimas de milagro:

    -Hay gente ahí fuera, solo han pasado 3 días, pero hay personas... La gente no está bien, hay alguien ahí fuera que "limpia" la sociedad, hay grupos... Philip, hay gente ahí fuera, gente que no sabes de lo que son capaces...

    -No pasa nada, ahora estáis a salvo

    -Parece que no lo entiendes Philip -Dijo Reinaldo mientras se levantaba- No hay ningún lugar seguro -Dijo mientras cerraba la puerta tras de sí...-

Los mordedoresWhere stories live. Discover now