"Un adiós para él"

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Soberbia Libertad

La túnica azul la arrebujó con la inexpresiva gradación de la muerte

Suscitando una pugna de reinados que destrozarían su frágil mente

Y una sinuosidad ciclópea, maniataría sus turbaciones mágicas

Que ya no obtendrían el brío de las antiguas batallas épicas

La blancura de su otero revelaría la poca premura de la despedida

Lacerando la sosegada trayectoria que mermaba el peso de su savia

Maniatando una quimera pasajera que no condenaría su lamento

Que pretendía coexistir con la lóbrega afinación del concluyente canto

Vaporosa esencia de ángel que deambula por el amplio edén

Desconoce que alguna vez disfrutó de una vehemencia sin desdén,

Albergada por la vileza de su silueta tallada en constante agonía

La soberbia libertad la conducirá a la infinitud en un aleteo de pestañas

Trasportándola con sigilo al último recinto de los eminentes lobos

Condenándola a transigir en un helado averno con sinfín de colores...

Madeleine arribó a su vivienda luego de la extraña cita que mantuvo con Eric; no siguió su petición de ir con una amiga; no por liberar su instinto de rebeldía, sino por exaltación y temor de no saber explicar los pensamientos que giraban en su mente

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Madeleine arribó a su vivienda luego de la extraña cita que mantuvo con Eric; no siguió su petición de ir con una amiga; no por liberar su instinto de rebeldía, sino por exaltación y temor de no saber explicar los pensamientos que giraban en su mente. Además, un intenso dolor de cabeza le estaba provocando muchísimos mareos, era como si luego de ver los pensamientos de Eric, algo, muy dentro de ella, se hubiera roto...

Por contradictorio que sonara en su irreconocible situación, ella, incluso sintiendo malestar, colocó su laptop sobre sus rodillas, se sentó en su cama e ingresó a su blog para saber qué opinión tenía aquel insufrible hombre acerca de una poesía que significaba tanto para ella. Una rítmica declaración que hablaba sobre su despedida...

Sus ojos se mantuvieron impávidos mientras contemplaba la pantalla; no le sobresaltó en lo absoluto descubrir que había algunos comentarios en sus versos, menos el que más le interesaba.

Soltó un sonido de disgusto; Eric no había mostrado ni una señal de las emociones que "Soberbia libertad" despertó en él.

Y entonces, una combinación de molestia e insatisfacción la asoló, mientras unas ganas intensas de vomitar le hicieron arrugar el rostro. Una inquietud que ella, a pesar del vasto vocabulario con el que contaba para la descripción de los sentimientos, no tuvo ni la más remota idea de descifrar...

Sin apagar la laptop y sin darse cuenta de lo ocurrido, el mundo giró para ella...

La joven se desplomó encima de su colchón y cayó en un profundo sueño, mientras un quiebre en su interior despertaba la verdad de su origen, revelando la luz que con una Espada, su tía cegó por más de veinte años. 

Poesía VillanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora