H E I R |S.M.| #2

XXVIII

XXVIII. Amor de Verano.

"Pero que ciegas son algunas personas, les ponen al diablo frente a ellas y terminan adorándolo como si Dios fuera."

-HEIR.

3 años y 10 meses atrás.

La dulce rubia sonrió con sus mejillas acaloradas.

Habían pasado dos semanas desde el día en el que había conocido a Nash y a Cameron, dos semanas desde una de las noches más divertidas en su vida, y es que la fiesta en la playa fue mejor de lo que imaginó.

Al siguiente día volvió a quedar de verse con ellos  y así consecutivamente, no pasó un solo día en el que no saliera con ellos a hacer diversas e inofensivas actividades, como ir a comer juntos, ir a nadar a la playa o ir a ver actos que montaban al aire libre en la plaza.

Sky estaba teniendo el momento de su vida.

Regularmente eran ellos tres, aunque en algunas ocasiones Nash llevaba a alguna chica con él, y cuando eso sucedía Sky lo sentía como un regalo divino, ya que era cuando ella y Cameron convivían  más.

Cameron era alguien muy callado, o al menos así era con ella, pues con Nash hablaba todo el tiempo pero a Sky apenas y le dirigía la palabra. No se comportaba grosero con la rubia, pero tampoco muy amigable, él sólo era educado.

—El verde luce bien en ti. —Cameron le dice, era la primera vez que hacía un comentario así.

Las mejillas de Sky se ruborizan y por lo bajo, en apenas y un susurro le agradeció mientras pensaba en que ese vestido de playa se había vuelto su favorito y que la próxima vez que fuera de compras se aseguraría de elegir más ropa de ese color.

Ese día tenían planeado ir a la playa, a una diferente, Sky y Cameron esperaron por Nash, quien había ido a recoger a alguna chica, el ojo azul venía conduciendo un lujoso Jeep negro, algunas veces la rubia se preguntaba quiénes eran ellos exactamente, seguro eran los hijos de millonarios empresarios, esa era la única explicación que encontraba al hecho de que cada vez que salieran no les importara gastar como lo hacían.

Cameron sostuvo el bolso playero de Sky mientras ella se montaba al vehículo, un par de segundos después el moreno imitó su acción sentándose junto a ella en la parte trasera.

Nash la saludó con el mismo cariño y amabilidad de siempre, él era una persona muy amigable y se atrevería a decir que buena. Y es que a pesar de apenas conocerlo de dos semanas, la confianza que él radiaba la hacía sentir que lo conocía de toda la vida.

El camino a la playa no era muy largo, sólo les tomó alrededor de veinte minutos llegar ahí. El jeep se detuvo en un estacionamiento improvisado y los cuatro pasajeros bajaron del vehículo.

Sky miró embelesada el mar, la vista que la naturaleza les obsequiaba era una preciosa.

—Es bonita, ¿verdad? —Cameron le dijo parándose junto a ella.

La rubia asintió mirándolo, si bien el mar era hermoso, prefirió mirarlo a él, con su semblante majestuoso.

Sky Doncaster sólo quería un cursi y pasajero amor de verano...

Y lo que encontró fue el infierno de su vida.

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