XXIX

47.4K 4.2K 2.7K
                                    












XXIX. Amistad.










—¿Lo harás? —Pregunto, con el deseo de que la respuesta sea positiva.

—No tengo otra opción Shawn, ¿que más puedo hacer? —Nash dice con su mirada fija en el laberinto.

—Todo va a estar bien. —Trato de animarlo, posando mi mano sobre su hombro, como si esas estúpidas y vacías palabras hicieran la diferencia en su vida.

—La última vez que me dijiste eso estaban sepultando a mis hermanos.

Y a mi hermanita.

En mi adolescencia solía plantearme lo que hubiese sido si en lugar de tomar la mano de Nash hubiese corrido por Aaliyah, y el final es el mismo; todos hubiésemos terminado muertos.

Reprimo los pensamientos de esa noche, no la había podido salvar y tenía que aprender a vivir con eso, ¿pero como hacerlo? Si seguía sintiéndome culpable.

—Ya encontrarás tu redención Nash. —Le digo, removiendo mi mano.

—¿Y qué hay de la tuya?

La redención para mi no existía.

La redención era para las personas que lo buscaban, que lo merecían, para los que la necesitaban.

Y Nash cumplía con todos los requisitos, sin embargo yo no. Nash era de las personas que merecían ser feliz, que merecían ser libres, pero aveces me temía que nada de eso sería posible para él. No cuando él estaba próximo a ser rey.

Pero yo estaba dispuesto a ayudarlo.

—No lo sé.

—Quizá tu hijo es tu oportunidad de redimirte, tu oportunidad de cuidarlo como hubieses querido cuidar de Aaliyah. —Dice dejando de mirar el laberinto, se gira, pero no me está mirando directamente, está mirando detrás de mi hombro, por lo que me giro viendo a mi castaña entrar al jardín.

Cada vez que la veía me sentía perdido.

La observo caminar hasta nosotros, se veía tan hermosa en ese vestido suelto color azul, me gustaba tanto ese color en ella. Le sonrío cuando llega hasta nosotros y estiro mi brazo para atraerla a mi.

Está tensa, y sé que se debe por la presencia de Nash, lo cual me molesta, ¿por qué tiene que importarle tanto?

—Justo iba a buscarte para despedirme. —Nash le dice mirándola con una sonrisa a medias.

—¿Tan pronto? —Thea cuestiona con sorpresa.

—Si, tengo asuntos que resolver. —Responde y mi castaña asiente con comprensión.

Y eso era otra de las cosas que más detestaba, Nash podía estar matando a su padre que Thea lo miraba con cariño y entendimiento, sin juzgarlo, en cambio a mi me miraba como a un monstruo.

Retiro mi brazo dejándolo caer a mi costado, no pensaba quedarme un segundo más aquí porque sabía que perdería el temperamento, Thea podía quedarse a platicar con Nash, no se lo iba a prohibir, pero tampoco me iba a quedar a soportarlo. —Tengo cosas que hacer, nos vemos después Nash. —Me despido de él, no espero por respuesta y me alejo de ellos, de todas maneras sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que regresara a Dinamarca.

Voy directamente a mi despacho, pero antes de llegar a este me encuentro con Enzo.

—Su majestad. —Saluda haciendo una reverencia. —Ha llegado este sobre para usted. —Dice extendiendo un sobre color crema con el sello de la corona y dos espadas perteneciente al club.

H E I R   |S.M.|   #2Where stories live. Discover now