↠Capítulo 6. "Pequeños desastres"

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Luciale. 

Libero mi cabello del agarre del broche negro que he utilizado en las últimas horas para mantenerme cómoda mientras realizaba cierto papeleo indispensable en el reino.

Autorizaciones para el comienzo del tratamiento de Katrina Van Ederd, la orden de protección a Rowan y otros asuntos. Todos firmados por mí y con el sello de la corona, cualquiera que intente negarse a lo que se explicita en esos papeles, será ejecutado por el cargo de traición a la corona. 

Nadie desafía mis reglas ni mis peticiones. 

—Señorita —me llama Chrystel ni bien entra, obvia el tema de las reverencias en mi presencia cuando estamos solas—. Requieren su presencia en el salón de invitados. 

Alzo la mirada mientras mi mano izquierda continúa deslizando la pluma con tinta negra sobre el papel. Evalúo el aspecto de Chrystel en silencio. 

A juzgar por su mirada y la forma en la que mueve un poco su labio inferior, está nerviosa o aterrada, además de tener una notable prisa que colorea cada vez más su ser. 

¿Qué sucede ahora? 

—No invité a nadie, Chrystel —aclaro impasible. 

Tomo el sello y lo impregno de la tinta negra que hay en el pocillo dónde lo guardo. Presiono el objeto contra el papel, ubicándolo a un costado de mi firma. La tinta se amontona bajo el mismo y, al retirarlo, se puede observar la estrella Skara con relieve violeta. 

Es un sello imposible de falsificar. Solo responde a la familia real de Abdrion. Está compuesto por un gran porcentaje de magia del linaje que me dio la vida. 

—La emperatriz Kairashana Lairovst está aquí —informa, sus ojos me observan de manera inquisitiva—. Solicitó hablar contigo urgentemente. 

Me levanto de la silla con una rapidez ligera, disimulo el desconcierto a través de una máscara de indiferencia y un rostro seguro como de costumbre. Mis labios se presionan en una piscina de seriedad; las iris grisáceas que resaltan en mi rostro por sobre las demás características de belleza única, se tornan filosas conforme me separo del escritorio de madera de ébano. 

Le dedico un leve asentimiento a mi compañera de la infancia antes de desaparecer frente a sus ojos, dejando un rastro de brillante polvo violeta oscuro en el aire. 

No tardo ni un segundo en presentarme frente a la puerta del salón de invitados. Los guardias que custodian la misma se reverencian ante mí por un efímero instante, para luego permitirme entrar. 

—Su Majestad, la Señorita Luciale Meire —menciona uno de ellos con voz firme mientras entro dentro de la habitación con una parsimonia envidiable. 

Una figura femenina levemente más baja que yo, se inclina en una reverencia ante mi presencia. Arqueo una ceja, ¿Desde cuándo Kairashana se apega tanto a las formalidades? 

Su cabeza eleva una corona de diamantes blancos, una luna se alza en el centro, decorada con pedrería en sus bordes e interior. Por el resto de la corona, cuelgan unas finas cadenas plateadas con dijes de sol, luna, estrellas y una flor dorada con forma de lirio. La flor de Metria. 

Mechones de cabello blanquecino y castaño, con ondulaciones en las puntas, se deslizan por los hombros de la joven mujer hasta llegar a la cintura de ella. Sus ojos plateados brillan a la luz emitida por el candelabro que nos ilumina y los pocos rayos de sol que se filtran por las ventanas. Lleva una pequeña sonrisa amable pintada en sus labios morados. 

El lunar en su cuello con forma de luna me recuerda cuál es su linaje. Y su presencia angelical, no logra más que sentirme indiferente al respecto. 

Sus hombros están al descubierto, las mangas de su vestido se encuentran decoradas con volados, los cuales le aportan elegancia a su atuendo. La forma de corazón de su escote y los pequeños diamantes rosas adheridos al torso, le dan un toque de irrealidad a su aura oscura y mística al mismo tiempo. Sin distraerme más, evalúo la falda del vestido rosa palo, hay bordados con hilos de plata que representan diferentes símbolos de la realeza Lairovst: la Flor de Metria, el emblema Zildwi, la luna, el fuego Aqua. 

Siniestra nebulosaWhere stories live. Discover now