Capítulo 17. "Ceremonias para la eternidad"

2.1K 194 65
                                    

Capítulo más extenso de lo normal para compensar la tardanza <3
Al final tienen una nota de autora con cositas importantes.

Rowan. 

Me reincorporo en mi cama con rapidez. El líquido negro todavía escurre desde mi mentón hasta el escote redondo de mi camisón. Su frialdad provoca un escalofrío que recorre mi espalda. 

Mis manos tiemblan de una forma incontrolable, al igual que los muslos de mis piernas. Percibo como poco a poco mi visión se distorsiona, se desenfoca por las lágrimas que amenazan con escapar de mis ojos; mis ojos aturdidos, sin vida, sin gracia, como si haber visto a Nymra Polvest me hubiese robado la vida. 

Toma mucho de mí intentar respirar con normalidad, inhalo profundo, luego exhalo. El oxígeno no logra llegar a mis pulmones, pero lucho porque lo haga. No puedo desmayarme en este momento por un ataque de pánico, por sentir que voy a morirme cuando yo soy consciente de que no es real. 

No voy a morir. 

No es real. 

No voy a morir ahora. 

Mi destino es ser la emperatriz consorte de Abdrion. 

Me percato de dos brazos delgados y pálidos que me rodean sin preguntarme nada. No me asusto por el contacto físico porque sé de quién viene y es de quién más ansío sentir un abrazo, un momento íntimo con ella, un mimo y un beso en mi frente todas las noches. Permito que me apegue a ella para protegerme y tranquilizar a mi corazón acelerado que parece a punto de estallar. 

Mi mente es un caos, como siempre que sucede esto. Los pensamientos que usualmente están ordenados por mi esfuerzo, ahora fluyen desordenados en mi cabeza cuál río furioso que quiere desembocar en el mar y arrastra todo a su paso. La niebla mental que me aborda en ocasiones es tan fuerte que yo desaparezco. 

Es tan sencillo como decir que yo dejo de existir, que estoy presente de forma física, mas mi alma y cabeza no están en este plano. 

—Si yo estoy aquí, nadie te va a lastimar, linda —susurra contra mi cabeza, acuna mis mejillas con una delicadeza digna de la heredera de Abdrion. El roce de sus uñas me calma, a diferencia del tacto de Nymra hace unos momentos, que provocó terror en mi interior—. Mientras yo esté con vida, voy a protegerte de todo ser que quiera apagar tu luz y tu vida. Sé que crees que no mereces ser amada o que no deberías existir, pero quiero darte una razón para amar vivir, si me lo permites, Rowan Becker. 

Observo embelesada su rostro una vez me aparto lo suficiente para poder contemplarla. Se ve tan majestuosa con sus ojos grisáceos carentes de maquillaje, sus labios al tono natural de ellos, su cabello rubio que está lejos de parecer esa imagen impoluta de emperatriz que muestra en público. 

—¿Por qué haces todo esto? —la pregunta escapa de mi garganta antes de que pueda detenerla, ella no aparta la mirada de mi rostro y noto cierta confusión atravesar sus iris—. Digo, no estoy dudando de tu palabra, yo...

Mis pensamientos se enredan, por lo que prefiero mantenerme en silencio antes de decir cualquier estupidez. Siempre digo algo idiota que arruina cualquier momento bonito. 

Luciale no parece molesta, más bien sonríe con cierta ternura y comprensión, una de sus manos se desliza hasta llegar a mi mano derecha y la agarra con delicadeza. Entrelaza sus dedos con los míos sin apartar su mirada de mí, esa mirada que puede parecer asesina para todos y que para mí es lo más dulce del mundo. La admiración con la que me contempla es muy acogedora, no me siento juzgada por ella, pero sé que en algún momento sí estaré de esa forma. 

Siniestra nebulosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora