Capítulo 26. "Di que sí a la eternidad"

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Les traigo el cap de la boda con cositas sobre el pasado de Rowan. Quédense a disfrutar el momento más romántico que leerán, ahre. Pero sí, quédense <3

Les dejo en multimedia la imagen del vestido de Luciale y abajo de todo, el de Rowan y los peinados.

Luciale. 

El reflejo que me devuelve el espejo del tocador es digna de una figura de autoridad que mezcla la seriedad con la sensualidad y que al mismo tiempo puede ser el ser más intimidante que ha pisado alguna vez este planeta. 

Termino de delinear el lagrimal de mi ojo izquierdo, suelto un suspiro al cabo de un efímero instante. Curvo mis labios en una sonrisa que no enseña los dientes, pero que se esfuerza por ser amable. 

Al alejarme del tocador para contemplar mi maquillaje en su totalidad, me percato de que las pequeñas gemas adheridas a los bordes de mi delineado siren eye le dan un toque místico, que mis labios violeta oscuro otorgan severidad a mi expresión; debajo de mis pestañas inferiores se encuentra esparcido el famoso polvo de estrellas que se convirtió en una tradición de las bodas imperiales de Abdrion hace ya varios siglos. 

El lunar en forma de corazón en mi mejilla está acompañado de una pequeña estrella Skara, dibujada con delineador violeta. Como es usual en mí, no debo olvidarme de mi estilo extravagante tan descriptivo de mi persona y manera de ser, por ello es que me enfoco en que mi maquillaje acompañe a esa excentricidad que habita en mí. 

Visualizo a la silueta de Chrystel aproximarse hacia mis espaldas, le dirijo la mirada por medio del espejo. Sonríe, una sonrisa que irradia felicidad y orgullo, se siente orgullosa de todo lo que he logrado en este pequeño tiempo, de todo lo que obtendré en un futuro como fruto de mi esfuerzo. 

—Majestad, no puede irse aún —su tono desprende emoción, tan genuina y sana. No hay rastros de envidia en su actuar, solo buenos deseos—. Una emperatriz no puede marcharse sin su corona. 

Me giro hacia ella para admirar el almohadón aterciopelado que sostiene en sus manos, sobre él descansa una gran corona dorada, decorada con una estrella Skara en el centro y diversas piedras preciosas originarias de Lilium. El brillo que emana es magnífico, atrayente, te hipnotiza ni bien tus ojos recaen en ella. Sin duda, una reliquia familiar que tengo el derecho de utilizar. 

Observo el velo sujeto a la pieza, es del mismo tono que mi vestido y demasiado largo, lo suficiente como para cubrir parte de la falda de mi vestimenta que llega al suelo. Sonrío, si bien no estoy acostumbrada a utilizar velos, pues en Abdrion los hemos borrado de la historia por causas particulares, he decidido cumplir uno de los pequeños sueños de Rowan. Rompe las tradiciones aridienses que han perdurado por años, pero yo deseo compartir la misma emoción que mi esposa. 

—No sé cómo usan estos velos en la Tierra —confiesa Chrystel con cierta extrañeza, toma la corona en sus manos para colocarla sobre mi cabeza de manera suave—. Te ves increíble. 

—Muchas gracias —sonrío un poco a la vez que acomodo el velo para que cubra mi espalda—. El velo cubre el rostro de la novia, me lo pondré como se debe cuando estemos en el templo. Por el momento necesito que mi campo de visión esté despejado. 

—Estoy tan feliz por ti —toma mis manos, les da un leve apretón—. Te mereces todo lo bueno que sucede en tu vida y cumplir todas tus metas. Espero que puedas hacerlo junto a Rowan, sé que quieres incluirla en tus planes del futuro. 

—Su persona está en todos mis planes de vida desde que hablé con ella por primera vez —admito con un suspiro profundo—. Como te he dicho antes, siempre tuve esa percepción de ella como alguien a quien yo ya conocía, como una persona que estaba destinada a mí con quién compartía una conexión indescriptible. Y así resultó, una sola mirada de ella habla más que mil palabras, no es necesario que me comunique lo que siente porque yo ya lo sé desde antes de que descubra que es.

Siniestra nebulosaWhere stories live. Discover now