↠Capítulo 13. "Reunión familiar"

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Luciale. 

Tras el beso con Rowan, preferí dejarla descansar por el resto de la noche. Hubiera deseado quedarme con ella, pero también entiendo que quiere su espacio y que es un alma solitaria. 

Tardará en acostumbrarse a la presencia de alguien que no sea ella misma o su mejor amiga Jenna. 

Sé que su pesadilla no fue eso simplemente, fue un recuerdo olvidado por su memoria y que resurgió en una de sus noches de tranquilidad. Creo recordar que en mi viaje al mundo humano, escuché hablar a una psicóloga sobre ese tema y explicar que las personas con vivencias demasiado fuertes para lo que su cerebro puede soportar, bloquean sus recuerdos dolorosos como una forma de protegerse. 

Con el tiempo pueden regresar, provocar que la persona disocie o no. A veces, en las llamadas terapias, se intenta hablar con el paciente para que intente recordar el origen de lo que ellos denominan trauma. 

Vi a través de los ojos oscuros de Rowan que no fue una pesadilla, que fue un recuerdo bloqueado que regresó a la superficie como si quisiera ahogarla en el abismo de nuevo. Por lo que analicé, esa chica era su ex pareja y fue una relación bastante tóxica. 

Al igual que yo y él.

Continúo con el delineado de mi ojo izquierdo, deslizo el lápiz con cuidado por la línea de agua. Me alejo un poco del espejo para ver el resultado y suspiro, me veo bien. Creo que es suficiente. 

Labial bordó, ojos ahumados con un delineado pronunciado, pestañas y cabello recogido en una media cola con trenzas pequeñas. 

Mi mirada recae en la pequeña marca que se ha formado en mi cuello. Es rojiza, pequeña, bastante perceptible por el tono pálido de mi piel, pero no duele ni nada. Imagino que es por la magia de Rowan, es la única persona capaz de matarme. 

No es una ninfa del sol. Hay algo más dentro de ella que se manifiesta cada vez más fuerte cuando ella deja fluir sus emociones de manera intensa. Aún no logro descifrar que es, tal vez se trata de otro tipo de especie que vivió hace siglos y se extinguió. 

O quizá no. 

Porque si Rowan existe, esa especie nunca murió. Persistió en las sombras hasta que resultó en la existencia de ella. 

En algún momento le preguntaré a mi madre. Tal vez ella tenga idea de lo que le hablo. 

Le doy una última mirada al espejo, las iris que decoran mis ojos se tiñen de un violeta brillante por un par de segundos. Curvo mis labios en una sonrisa malvada antes de levantarme de la silla de respaldar acolchonado. 

Mi brazo izquierdo se extiende hasta el ropero cercano y tomo el abrigo morado con detalles bordados en hilos de plata. La tela es abrigada, muy suave al tacto y es una de las más costosas del imperio. Me lo coloco sin dar muchas vueltas, acomodando mi cabello en el proceso. 

Chasqueo mis dedos y dos coronas se alzan frente a mí. 

La primera es dorada, de diamantes blancos y violetas, reluciente, bastante grande. Es más pesada por ser de oro, pero no me importa, es una reliquia familiar. Perteneció a mi bisabuela, la emperatriz Rainna II. 

En el centro se impone una piedra preciosa de alta calidad, difícil de encontrar y de gran valor económico. La tan codiciada vehla morada, una gema que ha sido adquirida por la corona de oro de Abdrion, los únicos con la posibilidad de poder comprarla. 

El hecho de que se haya formado naturalmente como una estrella Skara, la cual consiste en una estrella de cuatro puntas que en el centro lleva una A y las puntas están decoradas por unas leves ondulaciones, es muy desconcertante. Pareciera que esta piedra en específico estaba destinada a ser propiedad de la familia real de Abdrion. 

Siniestra nebulosaWhere stories live. Discover now