Capitulo 22: Todos los hombres son (o parecen) lobos.

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—¿Sabías que los muggles tienen métodos creativos para asesinar personas? —Barty preguntó, mientras tomaba los libros de sus manos. —Uno de ellos es, por ejemplo, hacer cosquillas hasta la muerte a alguien.

Hermione se río, incrédula y algo divertida por la forma en que Barty la sorprendía siempre con un dato extraño cuando se veían. Él chico era divertido y Hermione se preguntó si aquella fresca personalidad suya se mantuvo cuando creció e incluso después de Azkaban. Parecía que sí, ella pensó, pero no era tan brillante como ahora.

Barty Crouch se había vuelto loco cuando se enteró de la muerte de sus amigos íntimos (o eso le había dicho Harry) y probablemente Azkaban no lo dejó mejor. Pero allí, en algún lugar, y mientras actuaba como ojo-loco-Moody, pareció ser una sombra de lo que, Hermione notó, él era. En su futuro Barty incluso siendo Mortifago escondido, actuó como un buen profesor. Él notó que ella era brillante y ciertamente le enseñó bien, pareciendo no importarle su estado de sangre o quien era ella.

—Eso es algo creativo. —dijo con una sonrisa cortes.

Ella miró al chico a su lado. Severus Snape. Cabello negro grasiento, ojos oscuros y una mirada fría y analítica.

—Buenas tardes, Snape.

Él le dio un asentamiento. —Black. —saludó, regresando la mirada a su libro.

Él no fue educado al saludarla, no la trató como se trataría a una lady de una casa y eso a Hermione le gustó. Regulus se paró frente a ella, distrayéndola de Severus. Sus ojos un oscuro tono gris que parecía ser casi un tono de negro, la miraron con nerviosismo.

Ella extendió su mano y él la tomó suavemente rozando sus nudillos con sus labios cálidos.

—Buenas tarde, prima Hermione. —la voz fue tranquila y pausada, sin debilidades. —Es un placer verte hoy. —Él hizo una pequeña pausa, con duda. —Te ves hermosa esta mañana. —la halagó.

—Gracias, Reggie. —ella respondió con una suave sonrisa. Sus ojos de un marrón dorado brillando cálidamente hacía él niño, quien se sonrojó ligeramente. —Pero ya sabes, no necesitas ser tan educado cuando estamos solos.

—No estamos solos. —señaló el niño. Hermione suspiró y Regulus la observó por unos segundos, contemplándola, antes de hacer su propio movimiento. —Prima Hermione, ¿Puedo presentarte a mi amigo Evan? —cuestionó educadamente.

Ella asintió, contemplativa. ¿Por qué quería presentarlos cuando ya habían bebido y hasta dormido juntos? —Puedes. —le respondió. No sabía de que se trataba todo eso, pero era mejor solo seguir las acciones de Regulus, después de todo, él sabía mejor como moverse en ese mundo.

Regulus se giró hacía él chico que los observaba de forma atenta y curiosa.

—Hermione, este es mi amigo Evan Rosier, hijo de la Noble Casa Rosier. —Regulus lo presentó. —Evan, ella es mi prima Hermione Black, hija de Alphard Black y es una de las más distinguidas damas de nuestra noble casa.

Evan tomó la mano de Hermione y besó suavemente su dorso. —Es un placer, señorita Black.

Hermione observó al niño de hermosos cabellos rubios como el oro y dueño de una mirada inteligente y curiosa. Su rostro era firme, pero la grasa de bebé se mantuvo todavía en sus mejillas y para Hermione fue obvio que él solo tenía catorce años o quince años.

—Lo mismo digo, señor Rosier. —aseguró, apartando su mano de él y pasando a mirar a Regulus. —¿Imagino que él Señor Rosier es otro miembro de aquella pequeña pandilla tuya, Reggie?

Regulus resopló. —No somos una pandilla, solo somos tres... Cuatro, cuando Severus se nos une, amigos que pasan el tiempo juntos... Como todos en Hogwarts.

Ad Finitum |Hermione Granger| Sirius Black|Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt