Capítulo 27: Hermione y Ron... ¿o ahora es Samuel?

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Samuel R. Bennet tuvo una vida afortunada.

Tenía dos padres amorosos: Alexander S. Bennet, pelirrojo (maldita sea, no podía deshacerse del color), alto y pecoso. Muggle. Un aclamado escultor y profesor de artes, hijo menor de una familia proveniente de la alta alcurnia británica. Un hombre cariñoso, bromista y protector con su familia. Y Arabella Malfoy. Rubia, de ojos negros y alta. Squib. Una dama distinguida de la sociedad, hija de personas poderosas. La representación de la dignidad y el orgullo. Era una mujer fría en el exterior, pero cálida en todo lo que importaba: el amor y la familia.

Los padres de Samuel eran buenas personas. Las mejores personas, por la misma razón, nadie nunca entendió porque su hijo creció de la forma en que lo hizo.

Cuando Samuel nació hubo una fuerte explosión de magia, seguido de un llanto desconsolado. Él fue un niño amado desde el momento de su nacimiento por ambas familias. Los Malfoy pareciendo adorarlo todavía más debido a su potencial mágico apenas nació. Abraxas Malfoy, heredero de su casa, pareció mucho más complacido cuando notó que él niño se parecía más a su adorada hermana menor y no tanto a su muggle padre.

Las cosas estaban bien.

Samuel creció siendo educado por sus padres e instruido por los múltiples profesores que su tío enviaba para enseñarle a controlar su magia a su corta edad. Pero eso no parecía ser suficiente. Samuel parecía odiar estar allí, lloraba cada vez que sus padres lo llamaban su hijo. Gritaba cuando Abraxas Malfoy se acercaba. Y siempre, siempre, estaba buscando en sus sueños a personas llamadas Harry y Hermione. Samuel siempre balbuceaba sobre cosas incomprensibles. Fue así hasta sus cinco años. Cuando cumplió seis años, él cambió. De repente pareció resignado y luego actuó como si esa parte de su vida no hubiese ocurrido, comenzando a jugar y corretear por todas partes. Comiendo con un apetito que nunca habían visto antes en él, aprendiendo lo que pudo (aunque siempre fue flojo en sus tareas) y siendo considerado un pequeño prodigio mientras crecía.

Él creció siendo un niño feliz, un pequeño sumamente inteligente y curioso. Él se adaptó.

Samuel R. Bennett simplemente comenzó a fingir que no recordó la razón por la que había ido allí inicialmente. Luego cumplió once años, rechazó ir a Hogwarts (no podía con todos los recuerdos que tenía allí) y se fue a Durmstrang. Su familia lo apoyó. Él hizo amigos, creció y se volvió un adulto exitoso. Un mago al que muchos envidiaban y respetaban. Un hombre poderoso.

Samuel R. Bennett, quien una vez se llamó Ronald Weasley, cambió.

Él todavía extrañaba a sus padres, los que tenía antes de renacer. Él todavía extrañaba a Harry y a Hermione. A sus hermanos. Él todavía extrañaba ser Ron Weasley, pero sabía que ya no podía serlo. Ahora era otra persona, ahora él era Samuel R. Bennet. Mestizo. Rico. Poderoso. Y, maldito sea Merlín, era parte Malfoy (¡Lucius Malfoy era su maldito primo pequeño!).

Él creció de una forma diferente, aunque en su esencia seguía siendo él mismo. Él seguía queriendo destruir a Voldemort por lo que hizo, por haber matado a Harry. Por haber arruinado su infancia.

Por lo mismo, a sus veintiséis-casi veintisiete años- él regresó a La Gran Bretaña Mágica. Voldemort apenas estaba reuniendo a las personas para su causa, estaba comenzando con todo lo que trajo infortunios a la vida de Ron, de Harry y Hermione. Así que Samuel iba a detenerlo.

Su mente-siempre estratégica- ideo planes, simulando estar en una partida de ajedrez en la que él sería él rey y al mismo tiempo quien movía cada pieza. Samuel tenía un plan. Y él se movió, lenta y cuidadosamente, creando amistades, regresando con su familia y postulándose para el puesto de profesor allí en Hogwarts. Defensa contra las artes oscuras sería su arma. Ayudaría a los más jóvenes a luchar, los prepararía para le guerra en caso de ser necesarios para reducir las pérdidas que hubo en ambas guerras contra Voldemort.

Ad Finitum |Hermione Granger| Sirius Black|Where stories live. Discover now