Capitulo 3: Bienvenidos (¡Oh, merlín, no!) a la familia.

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«Están a salvo... Con su padre, mis preciosas estrellas gemelas... Adhara Hermione Black y Pollux Sirius Black.»

Las palabras sonaron como ecos en la mente de los hermanos.

Un gruñido escapó de los labios de Sirius mientras abría los ojos. La voz similar a la de Ariadne Delacour llenando su cabeza.

Voces se oían a su alrededor también, parecían lejanas pero allí estaban. Y él solo quería que se callaran.

—Alphard, no puedes decir que tienes hijos después de... ¿Cuánto? ¿Catorce? ¿Quince años? —una voz femenina dijo, pareciendo molesta. Se parecía a la voz de Walburga Black, pero más joven. —¡Ni siquiera nos has dicho quién es la madre! ¡Mantuviste ocultos a estos niños todo el tiempo! ¡Incluso en el árbol genealógico!

Hermione, que acababa de despertar también, se mantuvo lo más quieta posible para evitar cualquier interrogatorio.

—¡Me enteré que eran mis hijos apenas hace solo dos años! —él hombre gritó de vuelta. —¿Qué querías que hiciera? Esa mujer, Delacour me lo ocultó y no quería decirme donde se encontraban. Además, ¡Hice las pruebas! ¡Son míos!

—¡Es una deshonra! —la mujer gritó. —¡Niños fuera del matrimonio! ¡Qué vergüenza!

—¡Oh, cállate, Walburga! ¡Estoy más preocupado por saber porqué están aquí y en ese estado! ¡Y porque Ariadne Delacour no responde las malditas cartas! —él hombre dijo de vuelta. Pasos se oyeron y las voces se alejaron.

El silencio se hizo presente por unos minutos hasta que fue roto.

—¡Maldita sea! —una voz dijo, a su lado. Era una voz baja y ronca, parecía rasposa como si no hubiera bebido agua en mucho tiempo.

Hermione supo, al instante, que era Sirius.

Ella abrió sus ojos lentamente, incorporándose. El mareo la invadió por unos segundos mientras trataba de enfocar correctamente a la persona recostada a su lado.

—¿Sirius? —murmuró, llamando a su hermano.

La familiar melena rizada y larga hasta los hombros, llamó su atención. La piel del chico estaba más pálida que antes, en señal de que no se encontraba bien.

Hermione se tomó el tiempo de analizar detalladamente a su hermano e¡n busca de algo diferente. No hubo nada. Las facciones de su cara eran las mismas, más perfiladas y la nariz un poco más respingada que su versión antigua de cuando era Sirius y no Pollux.

Su hermano tenía un aspecto de sangre pura orgulloso que él mismo aborrecía, pero que al mismo tiempo amaba porque decía que era más atractivo que antes.

Él chico abrió sus ojos, tomándose unos minutos antes de mirarla.

—Uhm, bonito cabello, cariño. —murmuró, luciendo ligeramente confundido mientras miraba a su alrededor. —Es casi tan ordenado como el mío ahora.

Hermione frunció el ceño tocando su cabello normalmente lacio. Los ojos de Sirius- que eran de un gris que casi parecía azul brillante e intenso, casi como un océano.- la miraban con preocupación.

Ella lo miró de vuelta. Dudas en su mente.

—Eres... ¿Estás herida en alguna parte? —él chico le preguntó. —Todavía estoy un poco confundido, pero estoy seguro de que estabas herida en el hombro cuando me desmaye.

—Estoy bien. —ella respondió. Y luego agregó: —Dime algo que solo nosotros dos sepamos. Algo de antes.

Ambos sabían a qué se refería ese antes.

Ad Finitum |Hermione Granger| Sirius Black|Where stories live. Discover now