"Rompiste mi corazón"
"Creo que no hay nada de lo que me arrepienta más que de eso"
Si Taehyung hubiese estado menos enamorado de él, quizá Jungkook jamás habría roto su corazón.
Taekook minific
Omegaverse
Ambientado en los noventa
cap largo wiii ayuden a vir a pagar el internet este mes :c
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Haerin se sobresaltó.
"Hwang Haerin" su maestra le llamó la atención y Haerin la miró, encogiéndose en su asiento ante la mirada de reprimenda que se le estaba dando.
Oh.
"Perdón" Haerin dijo y se puso de pie, notando sólo entonces que todos sus compañeros la estaban mirando. Miró a Minsu y ella le hizo seña que encarase al frente, lo que Haerin hizo sin más, pero su maestra ya estaba con las manos en las caderas, entornando los ojos a ella.
Haerin sólo calló, no sintiéndose de humor para hacer más que tomar un castigo que quizá merecía, pues no había prestado atención en toda la clase y no había traído las tareas, aunque eso no le preocupaba mucho.
Era martes y si bien había pasado todo el fin de semana en el departamento con su papá, los dos solos, tranquilos, siguiendo su día a día usual, el día anterior no regresó con la mamá de Minsu ni fue su papá omega quien vino por ella al colegio.
Su padre alfa había estaba charlando con la mamá de Minsu en la salida y Haerin no había podido negarse cuando él la llevó a comer pasteles al trabajo de su papá, para luego volver los tres juntos no al departamento, sino que a la casa de la abuela Eun.
Haerin había tenido la mirada en su papá todo el tiempo, pero el omega no se la había devuelto, pareciendo cansado, un poco más pálido cada día y Haerin lo veía triste.
No sabía qué hacer.
Había prometido a su papá que no le escribiría al señor Taehyung mientras su padre estuviera en casa, pero Haerin no sabía a quién pedirle ayuda, pues sus otros abuelos no parecían dispuestos a hacer algo. ¿Debería decirle a los padres de Minsu? Aunque ¿qué les diría? Ni siquiera Haerin sabía qué estaba pasando, pero sabía que era malo y quería irse.
Por favor.
La única compañía con la que se sentía cercana eran un par de fotos y unos libros que ni siquiera había podido buscar de casa y si no fuera porque siempre traía uno al colegio, el primero que se le dio, el que se le había sido devuelto, no tendría nada a lo que aferrarse. Le gustaba ese en particular porque la nota escrita a mano en la primera hoja le hacía relajar el corazón y las partes marcadas con lápiz la hacía sentir que no estaba leyendo sola.
Haerin alzó la mirada, sentada en un rincón en el patio durante uno de los recesos y vio a los demás niños jugar, reírse y correr, preguntándose por qué no podía ser así para ella también.
Se preguntaba cómo eran las casas de esos niños, si tenían hermanos, cómo eran sus padres. Si no tenían algo en lo que pensaran tanto que les hacía doler la garganta cuando tuvieran que hablarlo, algo en lo que pensaban tanto que se les olvidara jugar.
