CAPITULO 7 SAMANTHA

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Su cara de sorpresa hizo que mi sonrisa sea totalmente sincera y de par en par. El gesto que recién acabo de ver hizo que mi corazón haga un gran latido que hace mucho no sentía. Ver la preocupación y la admiración en sus ojos hacia esas dos hermosas criaturas se llevó uno de mis suspiros, pero obvio que no lo voy a demostrar. No me lo puedo permitir.

– ¿Me estas siguiendo? – que descarado, pero me gusta que se desvíe de tema.

–Estudio aquí, no todas están pendientes de ti.

–Ah, eres bien nerd y toda una nenita. Ve a estudiar, creo haber oído el timbre para que entres.

– Solo lo hago cuando me apetece, no sigo órdenes de nadie, y menos tuyas –decidida me voy de la escuela. Sé que no tengo que demostrarle a nadie que soy capaz de saltarme las clases, pero esta actitud de inmadurez me sorprende a mí misma.

–Si eso que dices es verdad, no tienes que demostrar nada a nadie, ni siquiera a mí –lo dice mientras me sostiene del brazo– Vamos, entra... no creo que quieras volver a cursar de nuevo porque te has quedado libre, o ¿sí?

– ¿Ahora eres el adulto que aconseja?

–No lo sé, tal vez solo quiera ayudar Sam.

– ¿Quién te ha dicho mi nombre?

–Mis hermanos.

Acercándome a él quedando a solo un paso para tocar su rostro con el mío digo

–Mmm parece que alguien está interesado en mi –todavía un poco más cerca agrego – Ah y solo para que lo sepas, soy mayor de edad, y puedo hacer lo que quiera –le guiño el ojo y luego entro a la escuela.

No miro hacia atrás pero puedo sentir como unos ojos marrones me miran ingresar al colegio.

...

Las horas pasan lento, no puede ser que cada vez que falta menos, más eterno se hace. El tiempo sabe cuándo esperas algo y lo retrasa, así igual si deseas que todo vaya lento, pasa en solo un pestañeo.

Pero todo llega a su fin, el eterno recreo, las clases y los exámenes terminan y soy libre otra vez. Pero significaba no tener rumbo al final del día, no saber adónde ir. Podía ir a Ácidos, pero me aterraba saber que voy a hacer el día que el bar no este, el día que me encuentre las 24hs en mi casa por no tener que ir a clases, y aunque no quiero venir más, una parte de mi sabe que esto es un escape para no caer a la locura y a la eterna depresión sin salida.

Otro día escolar estaba terminando, ver a Dylan era insoportable y me hacía acordar todos los días del porque me comportaba así de puta. Que estúpida, y cambiar me cuesta. No quiero y no puedo.

Hasta dormir me costaba, ya es una locura que siendo las 2 de la mañana me despierto a mitad de la noche asustada escuchando un disparo. Siempre bajando las escaleras, con la esperanza que todo este normal, mi padre vivo. O por lo menos con la esperanza que el disparo se dirija hacia otro pecho, el de mi tío. Y así todos los días.

El timbre de salida al fin suena y otra vez el atormento llega, el encontrarme sola en casa hasta que abre Ácidos.

Así fue como empecé a tomar alcohol, estando un poco más inconsciente me siento menos sola y menos miedo tengo de esta soledad. Tengo mucho temor de caer en la depresión, y no podría soportarlo.

¿Qué siempre fue así desde su muerte?

No.

Al principio la justicia me mandó con una tía que vive en Delania, una ciudad a una hora de Derment Osenia. Mi tía materna me despreciaba, pensé que iba a hacer todo lo contrario, la pobre huerfanita que daba lastima. Pero tenía rencor de lo sucedido, no podía creer y no me creía lo que su hermana había hecho con mi padre. Me encargué de hacerle la vida imposible hasta el 8 de Noviembre, día que cumplí la mayoría de edad y heredé la casa, los bienes de mi padre como así sus ganancias. Por eso teniendo ahora 18 años puedo permitirme vivir en soledad. No podía dejar la casa que tanto cariño le tenía mi padre, con tantos buenos recuerdos de él, como así también recuerdos desagradables.

Desde lo sucedido, no puedo entrar a su despacho, lugar donde fue asesinado. Como tampoco a su cuarto, lugar donde hay más recuerdo de mi madre.

Sus cosas me encargue de venderlas y así pude hacer mucho dinero por si las dudas. Y por mientras el cuarto lo usan de motel las personas que vienen cuando hago fiestas. Total ahí nunca hicieron el amor, y estas personas vienen a hacer lo mismo. Simplemente sexo.

La decoración de la casa la cambié, saqué todo lo que mi madre cuidaba perfectamente, vendiéndolo también. Tengo que admitir que la casa no está bien cuidada, y en eso sé que mi padre estaría muy enojado. Los desastres de las fiestas que organizo siempre están vigentes, y cada vez es peor. Seré sucia pero no pienso limpiar, me hace sentir mejor, me hace sentir que es la casa de mi padre pero sin tener recuerdos tan vividos cuando la miro. Las paredes manchadas, botellas tiradas, comida de hace días por el piso, etcétera.

No me quejo, observo toda la casa al finalizar una fiesta, si no estoy sentada afuera mirando fijo a la piscina o en mi cuarto redecorado al mejor estilo gótico, tratando de sobrevivir. A veces siendo responsable haciendo mis deberes, o simplemente tirada, con alguna bebida escuchando música esperando que las horas pasen. Tal cual como estoy ahora, esperando a que abran Ácidos. 

SUMERGIDOSWhere stories live. Discover now