CAPITULO 18 SAMANTHA

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Tiempo después...

Las flores, el clima, el aire, todo indica que la primavera se acerca. Un nuevo cambio se aproxima, pero en mi interior todo sigue igual.

Estamos a principio de Septiembre, y ese 16 de Junio lo siento como si fue ayer.

Sueño y veo en todos lados a Clara, me mira con desprecio y desilusión, y para sumar mi frustración, también veo a mi padre, este me mira decepcionado por no seguir buscando venganza.

No puede dormir, no me puedo concentrar, no como y cada vez me siento más perdida.

Un mes y algunos días después de lo sucedido, Jota se instaló en mi casa. Ahora vivimos juntos.

Recuerdo ese primer día. Al llegar no dijo nada y nos dedicamos a descansar.

Al día siguiente escucho música de fondo. Bajé las escaleras y me encuentro con Jota limpiando mi casa.

–Si quieres que me sienta como en casa, tendremos que arreglar este lugar –me dijo mientras me pasa un trapo.

Estuvimos un día entero limpiando. Juntamos cuatro bolsas de basura, y dos botellas de desinfectante. De arriba para abajo la casa quedo impecable.

Y al parecer para Jota no fue suficiente, desapareció media hora y volvió con pintura para pared.

–¿Y eso? No pienses que voy a estar pintando –le dije estando tirada en el sillón fumando un cigarrillo.

–Es hora de cambiar nuestras vidas –se acercó y me sacó el cigarrillo de las manos y lo apagó.

–Oye –le dije enojada.

–Basta de cigarrillos, drogas y alcohol.

Jota ha cambiado mucho desde ese entonces, es más responsable y adulto. Aunque a veces ya es molesto, admiro mucho su capacidad de cambiar y querer ser alguien mejor.

Ese día aunque fue muy frustrante en un principio pero terminó siendo uno de los mejores día de nuestra relación. Nos dedicamos no solo a pintar las paredes, sino también de crear nuestro propio diseño y terminamos pintándonos entre nosotros. Hicimos el amor tanto en el piso entre los diarios como en el baño mientras nos ayudábamos a sacarnos rastros de pintura.

Jota se había encargado de llenar nuestra nevera, así que cociné como lo hacía antes y comimos como si fuéramos una familia. Ese día me encantó, pero hoy en día estoy asustada. Que todo desaparezca y de olvidarme de mi venganza. Que más tragedias ocurran y que me quiten otra vez la luz.

Al principio las apariciones eran muy de vez en cuando, pero ahora se hicieron más frecuentes.

Eso hizo que perdiera clases en la universidad y directamente dejé de ir. Jota no está de acuerdo con esa decisión, pero no encontraba la concentración suficiente para estudiar.

Ahora espero todos los días a que él llegue de trabajar y estudiar, y solo me dedico a limpiar y cocinar. Y de vez en cuando a fumar y tomar en su ausencia.

...

Pongo carne al horno, y mientras corto las papas siento un escalofrió por mi espalda.

Me doy la vuelta y veo a Clara sentada en la mesa de la cocina.

–Eso tendría que estar haciendo yo para Jota. Lo sabes, ¿No?

Mi susto es tan grande que tiro la papa al piso. Todavía no puedo acostumbrarme.

–Lo se Clara. Lo siento mucho.

–Lo sientes pero sigues disfrutando de la vida que yo merecía tener.

–Ya lo hemos hablado antes. Íbamos a decirte lo que había pasado entre nosotros justo cuando tu mo...

–Sí, dilo –grita –cuando morí y te adueñaste de mi novio.

–No era tu novio –digo en voz baja. Cierro mis ojos y tapando mis oídos me repito una y otra vez –Esto no es real, esto no es real.

Al abrirlos de nuevo noto que Clara ya no está. Justo en ese momento alguien golpea la puesta.

Me dirijo a la puerta principal y miro por la mirilla. No hay nadie.

Me quedo mirando unos minutos y de golpe aparece mi padre del otro lado. Es tal el susto, que grito a todo pulmón. Cuando me doy la vuelta lo encuentro sentado en el sillón.

–Qué vida llevas aquí Sam. Ya te has olvidado de mí.

–Nunca –le digo con lagrima en los ojos.

–Estas mintiendo –se levanta de golpe.

–Está disfrutando de nuestras vidas Benjamín –aparece Clara desde la cocina contestando a mi padre.

–Ya dije que no es así.

–Y si no es así ¿Sabes algo de la vida del tipo que me mató? –dijo Benjamín muy serio.

–Estuve buscando por todos lados.

–Pero te rendiste.

–Y ahora solo te dedicas a disfrutar de la vida mientras nosotros estamos muertos –dice Clara acercándose a mí.

–Ya he dicho que yo no tengo la culpa de lo que les haya pasado –digo mientras empujo a Clara.

De golpe caen ambos al piso repletos de sangre.

Al mirarme las manos noto que también están llenas de sangre.

Salgo corriendo hacia la cocina y agarro un cuchillo. Necesitaba algo para defenderme, siento que todo esto no va a terminar bien.

–Esto no está sucediendo, esto no está sucediendo –me repito una y otra vez.

Alguien me agarra del hombro. Me doy vuelta y le hago un pequeño corte en el brazo.

Al mirar a la persona que herí, veo que es Jota el que está sangrando.

–Esto no es verdad. Yo no he lastimado a nadie –digo asustada.

–Amor ¿Qué sucede? –me dice Jota sosteniéndose el brazo que no deja de sangrar. –Estoy aquí. Soy real. –me abraza y me derrumbo en sus brazos. 

SUMERGIDOSWhere stories live. Discover now