CAPITULO 17 SAMANTHA

29 5 0
                                    

– ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! –grito saltando en la cama donde Jota sigue dormido.

–No me gusta cumplir años –dice tapando su rostro con una almohada.

Hoy 21 de Julio es su cumpleaños, 23 años de vida.

– ¿Hiciste una fiesta para mí? – dice riendo.

– ¿He invitar a nuestros amigos muertos? –digo irónicamente.

–Ya empezamos con ese humor negro –dice levantándose de la cama.

–Bueno, está bien. Tenía planificado hacer una parrillada y tomar un poco.

–Me parece perfecto –dice entrando al baño.

...

Cuando llego de comprar, encuentro a Jota tratando de prender el fuego.

–La leña esta mojada –dice mal humorado.

–El cambio de edad a alguien lo está afectando. Es obvio que se va a complicar. Estamos en invierno.

–Pero el día no esta tan frio –tira la leña al otro lado del patio.

–Yo lo hago. Ve adentro, mira eso que los hombres ven y luego te llamo para comer –digo besando su mejilla y sacando el trapo que tiene colgado del hombro.

–No soy inútil Sam. Yo puedo hacerlo.

–Sé que puedes. Pero hoy es tu cumpleaños y quiero complacerte. ¡Vamos! Estoy tratando de hacer un cambio en mi persona para que el día mejore.

Rendido entra a la casa sin decir ni una palabra.

Prender el fuego me toma media hora, es verdad que está complicado pero respiro hondo antes de perder la paciencia.

Tomo unas cuantas cervezas mientras cocino, así que cuando al fin está todo listo ya me encuentro un poco mareada.

Nos sentamos en silencio a comer afuera, aprovechando que hay un poco de sol.

Una vez que finalizamos, Jota se acerca y me besa la nuca.

–Perdón, sé que has tratado de ponerle onda al día.

–No te preocupes. Creo que podemos solucionarlo fumando y tomando un poco en la reposera.

– ¡Me parece perfecto!

...

– ¡Esto sí que es vida! –dice Jota acomodándose en la reposera.

Estuvimos una hora escuchando música fuerte, sin hablar. Eso era costumbre, no hablábamos mucho desde lo sucedido por miedo de que salga algo relacionado con el tema.

Se para y se acerca a mí. En un segundo me toma de sus brazos y enseguida soy consciente de lo que quiere hacer.

– ¡NO! No, no, no, no –grito desesperada. Desde la muerte de mi padre no me he metido a la piscina por placer. Nunca tuve el valor de meterme sin que estuviese él. Ya no era lo mismo.

Me tira a la pileta y desde arriba el me mira victorioso.

Enojada salgo y entro a la casa.

– ¡Oh vamos Sam! Tampoco es para tanto.

– ¿Y tú qué sabes? –Me doy vuelta y le grito –No me conoces, no sabes nada –y subo las escaleras y me encierro en mi cuarto.

Lloro de rabia. La decisión de meterme de nuevo en una piscina tenía que ser por mi cuenta y no obligada. Mas cuando esto tiene un significado muy profundo para mí.

Miro hacia la ventana y observo como nubes grises se acercan. Me levanto y cierro la cortina, al darme vuelta el susto que tengo es tan grande que salto en el lugar.

– ¿Divirtiéndote? –dice mi padre que está sentado en la orilla de mi cama cruzado de brazos.

–Yo solo... yo solo –no puedo pronunciar una frase como corresponde. Estoy temblando – ¡Esto no es real!

– ¡Si somos reales! Lo sabía, se ha olvidado de nosotros –dice Clara a mi lado.

Salgo corriendo de la pieza en busca de Jota.

– ¡Esto no es real! –me digo sin cesar. 

SUMERGIDOSWhere stories live. Discover now