CAPITULO 21 SEBASTIAN

27 5 0
                                    

Sam sigue durmiendo su siesta. La miro desde la pieza, hechizado por su belleza.

Es más dulce y atenta. Sigue siendo divertida pero sobre todo se nota que está en paz.

Bajo a la cocina y sigo cocinando ya que hoy es la cena de Noche Buena. En una hora llegan los mellizos junto a mi madre, y quiero que este día sea inolvidable.

Ayer fuimos al centro comercial con Sam a comprar algunos regalos, por una hora estuvimos separados así nos podíamos sorprender con nuestros obsequios. Así que estoy ansioso por darle a Sam lo que he comprado. Obvio que luego juntos compramos cosas para los mellis y Alicia.

Estoy sentado en la banqueta de la cocina esperando a que el reloj del horno suene cuando alguien me abraza de atrás.

– ¡Buen día! –dice Sam con voz de dormida besando mi pelo.

– ¿Buen día? –me rio de su ocurrencia – ¡Buenas noches querrás decir! –Me doy vuelta y la beso – ¡Has dormido todo el día!

– ¡Lo sé! –Dice riendo –solo disimule para no ayudar con la cena. Ya sabes, no se cocinar –se acerca a la nevera y saca una botella de agua.

–Eso ya todos lo saben, señorita fideos pegados a la sartén.

–Me has ofendido, y justo que había bajado para decirte si querías bañarte conmigo; pero esa propuesta ahora está declinada –dice levantando su hombro de una manera inocente.

–Vas a tener que dejar de lado lo de estar ofendida –digo gimiendo mientras la levanto del piso y la llevo entre mis brazos hacia el baño.

...

Sam está sentada en el sillón mirando esos programas de modas, lo cual me sorprende ya que nunca la he visto mirando esos programas, ni siquiera la he visto mirar la televisión, pero es algo que ha incorporado ahora.

Se ha peinado y maquillado, y aunque hace frio se puso un vestido color azul que se ha comprado ayer.

Por mi parte, como mi guardarropa ha cambiado mucho también ahora estoy más colorido. Aunque ahora he optado por ponerme una camisa verde oscuro.

Tocan el timbre y Sam sale corriendo a recibir a mi familia. Se la ve muy entusiasmada.

Ni bien abre la puerta abraza a mi madre.

–Alicia, que bueno que hayan llegado.

–Nosotros nos alegramos de venir.

Tuve que advertir antes por teléfono a mi madre que no se ponga sentimental ni haga comentario sobre el pasado de Sam. Todavía tengo miedo que algo la ponga triste y pierda su alegría.

– ¡Muchachos! Se ven muy lindos –se agacha para abrazarlos también.

–Te ves hermosa –dice Daniel.

–Sí, es verdad. Te ves muy hermosa Sam –confirma David.

–Gracias Chicos. Pasen que hace frio.

– ¡Hola! –digo saliendo de la cocina.

–Seba. Qué lindo que te ves –dice mi madre mirando mi delantal. Mientras mis hermanos de atrás se ríen a la par.

–Ya sé que se ve sexi –dice Sam mientras me abraza.

– ¿Pueden dejar de burlarse e ir a la mesa?

–Vamos antes que se enoje –dice Sam agarrando de la mano a mis hermanos.

La cena es muy divertida, por una hora escuchamos a mis hermanos hablar sobre la escuela y contando anécdotas chistosas, también tuvimos que escuchar las anécdotas chistosas de mi infancia contadas por mi madre. Quise cambiar de tema varias veces para no incomodar a Sam, pero esta se encuentra muy entretenida escuchando la conversación y aportando pequeños detalles o preguntas.

Todos elogian la comida, y la verdad que me he esmerado. Hay variedad de frio y caliente, y con todo lo que sobró, seguro vamos a estar comiendo esto por una semana.

Para evitar alguna conversación incomoda, distraigo a todos instalando en el televisor un karaoke.

Así que todos pasamos por el escenario improvisado para cantar algunos temas. Nos reímos por horas de la desafinación de mi madre y por como Daniel y David se perdían el ritmo y la letra, e inventaban palabras.

Como aún era temprano jugamos algunos juegos de mímica como para pasar la hora y seguir entretenidos.

Ya pasadas las 12 de la noche, todos chocamos nuestras copas. Como en esta casa ya no está permitido el alcohol, con Sam decidimos comprar el jugo que toman los mellis así todos tomamos lo mismo.

– ¡Feliz navidad mi amor! –le digo a Sam mientras la beso.

– ¡Feliz navidad! –dice con una sonrisa.

Nos saludamos entre todos mientras nos abrazamos. Nunca viví una escena así en toda mi vida, mi madre está feliz y se nota, y Sam no se queda atrás con su gran sonrisa.

– ¡REGALOS! –grita de golpe. Y todos salimos corriendo hacia el árbol de navidad y nos sentamos en el piso.

El árbol está lleno de obsequios y prácticamente tardamos una hora en repartirlos a todos, abrirlos y agradecer.

David y Daniel están felices con su nueva pista de autos, algunos videojuegos, y sus sweaters de navidad. Mi madre obtuvo maquillaje, perfume y también ropa. Mientras que Sam está muy feliz con los libros que le he elegido y con su nuevo collar de una J y una S entrecruzadas, y también un sweater de navidad, que muy emocionada se lo puso arriba del vestido sin importar si combinaba o no. Y para finalizar a mí me regalaron muchos CD y un estéreo para mi camioneta. ¡Ah! También un sweater. 

SUMERGIDOSWhere stories live. Discover now