Capítulo 8

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—¿Siempre me robarás comida?

—¿Qué otra razón tendría para hablar contigo?

—Puedo pensar en varias, como, por ejemplo: opiniones que no se ven alteradas por tu terrible carácter.

—Eso sería una increíble razón... si pidiera tu opinión y, oh, ¡sorpresa! No recuerdo haberlo hecho —dice Kim Taehyung, cogiendo la bolsa de dulces en la bandeja de Min Yoongi—. Uh, amo estos dulces.

—Algún día dejaré de hablarte y, cuando no tengas a nadie a quien robarle su comida, me extrañarás.

—Ow, ¡basta, Yoongles! Me harás llorar.

—Inmaduro —masculla Yoongi, rodando los ojos.

—¿Qué es esto que estoy sintiendo? —cuestiona el pelinegro, sobreactuando, entretanto esboza una mueca de preocupación y se toca la cara—. Oh, ¿es una lágrima? Estoy destrozado. Min Yoongles me ha hecho llorar.

—Ya tienes mis dulces, no molestes.

—Y estoy muy agradecido.

Taehyung y Yoongi están en la cafetería del quinto piso. El pelimenta no tenía intenciones de volver desde el incidente entre su amigo y uno de los profesores, pero el pelinegro lo convenció de que ya se había arreglado el asunto. Y por una parte, Yoongi se siente aliviado —realmente le gusta comer ahí—; sin embargo, la mera idea de Taehyung "arreglando" un asunto lo pone nervioso. Nada bueno sale de Taehyung haciéndose cargo de sus metidas de pata (que, por lo demás, jamás reconoce como metidas de pata).

Es viernes por la mañana y ambos jóvenes tienen una hora libre, que aprovechan para ponerse al día y, en el caso de Taehyung, conseguir dulces gratis.

—Entonces, ¿qué hiciste para "arreglar" tu asunto con el profesor Jeon? —cuestiona el pelimenta.

—Me inscribí a una de sus clases —contesta Taehyung, masticando un dulce sabor a cereza.

—Que hiciste ¿qué? ¿Cómo inscribirse en una de sus clases arreglará el hecho de que lo llamaste «idiota» en su cara?

—¿Por qué estás tú tan alterado? No es como si Mr. Soy-demasiado-genial-para-mirar-a-los-demás-a-la-cara fuera a reclamarte algo.

—No me culpes por querer hallarles sentido a tus poco ortodoxos métodos de comunicación.

—Suena razonable.

—Porque lo es, ahora dime qué planeas.

—¿Tiene que haber un retorcido plan detrás de cada cosa que hago?

—Sí. Eres una persona retorcida, Taehyung, acéptalo —subraya Yoongi y le da un mordisco al sándwich que compró. Cuando termina de tragar, añade—: Además, ¿no fue debido a una de tus grandiosas ideas que terminaste insultando a Jeon?

—Quería comprobar si lo que decían de él era cierto —se defiende Taehyung.

—Eres imposible.

—Lo sé.











En la tarde Taehyung tiene que asistir a su trabajo en la biblioteca de la Facultad de Artes Liberales, así que, cuando se halla libre de todas sus clases, se encamina por los pasillos del edificio hasta llegar a las enormes puertas de madera que abren paso a una de las bibliotecas más grandes de la universidad. Al pelinegro le agrada su horario de trabajo —los viernes por la tarde/noche y los sábados por la mañana— porque la cantidad de personas que se aparecen es poca. Y a Taehyung no le gusta tener que responder preguntas estúpidas como «¿Dónde están los libros de Filosofía Oriental?» cuando hay enormes letreros que, literalmente, dicen Filosofía Oriental para señalar dónde están dichos libros. ¡Después se quejan cuando Taehyung les pregunta para qué van a la biblioteca en primer lugar si no saben leer!

LA FILOSOFÍA DEL DESEO © vkookvWhere stories live. Discover now