Capítulo 36

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ㅤㅤDECIR QUE la carta fue el inicio del cambio sería quedarse corto de palabras. Si Jungkook había aceptado los desafortunados sentimientos que tenía por Taehyung, unas cuantas frases en una hoja de cuaderno le hacen creer que, en realidad, su situación no es tan mala como parece. Y es que, un pequeño encaprichamiento no significa que deba declarar su amor eterno, o que no pueda vivir sin el otro. Un encaprichamiento, una atracción quizás demasiado fuerte, no es más que eso: un sentimiento pasajero que eventualmente desaparecerá.

Así, convencido de que esa premisa es verdadera, el profesor analiza desde otra perspectiva los eventos que han pasado, desde las veces que han tenido sexo oral, a la borrosa noche del viernes. El coqueteo descarado y las conversaciones que dejan a medias por un roce secreto en su oficina. Jungkook piensa en las nuevas sensaciones que ha experimentado, las encrucijadas en las que se ha visto atrapado a raíz de comentarios sin otro fin que el de hacerlo enojar, y los repentinos impulsos... No era broma cuando pensó que se sentía como un adolescente de nuevo; sin embargo, curiosamente ya no le parece tan catastrófico como hace unas semanas. A su vez, también recuerda las palabras de su hermana.

Antes, esas palabras le parecieron dignas de una única ocasión, pero ahora ya no está tan convencido; aun si ya rompió la promesa tácita de no repetir nada. Pues en ese instante, recostado en la silla de su oficina, una pila de papeles esperando ser leídos y muchos correos que revisar, mientras tenues rayos de sol colándose por el cristal de la ventana iluminan la estancia, se da cuenta de que es absurdo seguir negando sus deseos. Es un hombre adulto, no está en edad de juegos tontos y, no obstante, sobrepasado por sus necias inseguridades, no pudo aceptarlo sino hasta ahora.

Le gusta Taehyung, ya es un hecho, pero no tiene que significar nada serio. No tiene que comerse las neuronas tratando de probar lo contrario, tampoco pretender que no le satisface que lo contradigan ni reprimir la risa que los remarques cínicos de Taehyung le producen. Jeon se dice, llevando instintivamente una mano a su cuello, que, de hecho, su vida sería mucho menos complicada si simplemente... tomara real posición en... lo que sea que tiene con el pelinegro. Lograr que Taehyung se detenga a estas alturas parece imposible, y, si es sincero consigo mismo, tampoco quiere que lo haga. Quizás nunca lo quiso.

Con parsimonia Jeon le da un sorbo a su café y revisa su celular. Entre los poco importantes mensajes sin abrir, los de Taehyung destacan por su soltura, y por la extraña sensación que le provoca saber que están ahí.

Problemas (no contestar)

Estoy esperando 1) mis gominolas

2) la foto de mi Bastardo

y 3) el mensaje q diga q nadie lo ha hecho sentir como yo

🥵🤩🍆💦🍑😛

Jungkook muerde el interior de su mejilla. Luego, inesperadamente, se ríe. La situación es ridícula. Taehyung es ridículo. ¿Cómo puede una persona ser tan descarada?

—Joder... —murmura por lo bajo.

Jeon ha pasado media vida embotellando impulsos, anhelos y... a él mismo. Sin embargo, imprecisas palabras calan en su médula, recordándole que la perfección es un fin absurdo; y aunque ya es tarde para recuperar los años perdidos, nadie puede evitar que disfrute del resto.

«No tiene que ser nada serio...», se repite, tocando con la yema de sus dedos la suave tela negra de la camisa que ese día viste, acariciando ocasionalmente la piel de su cuello. El roce, la intimidad de su oficina y los chupones que su ropa esconde, le roban un suspiro que esta vez no intenta disimular. Nadie puede oírlo, de todos modos, y necesita resolver sus asuntos antes de que sea demasiado tarde. Por ello cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás, apoyándola sobre el respaldo de la silla, mientras vuelve a divagar acerca de sus fantasías, lo que ha hecho y lo que no; la insensatez de su propia persona.

LA FILOSOFÍA DEL DESEO © vkookvWhere stories live. Discover now