Capítulo 33

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ㅤㅤLAS NUBES en el cielo anticiparon que ese miércoles sería intranquilo, y, de hecho, es así, porque la primera persona a quien se topa en la Facultad de Artes Liberales es al alto pelirrojo que hasta hace poco ha elegido como nuevo pasatiempo el atraparlo con las manos en la masa, haciendo cualquier cosa meritoria de una expulsión: Choi Soobin. Taehyung se pregunta qué hace ahí, pues según lo que supo la última vez que intruseó en su habitación, Choi estaba estudiando alguna ingeniería.

Al verlo, el pelirrojo se acerca dando pasos grandes.

—Kim —le dice, cortándole el paso—, ¿cómo está tu gato?

—Oh, muy bie- Ah, ya veo lo que intentas hacer, ¡listillo! —ironiza Taehyung, aburrido. Sopla los mechones de pelo que cubren su vista—. No tengo ningún gato, déjalo ya.

Soobin se cruza de brazos. Están de pie en los primeros escalones de una de las tantas escaleras que conectan los seis pisos de la facultad.

—Ya hablé con el inspector.

—Tú y diez más, y mírame, sigo aquí.

—Heo siente un enorme desagrado por ti desde que te vino a buscar la policía en primer año, así que estará más que encantado de firmar tu expulsión —insiste Soobin, con una expresión que no revela más que anticipada excitación y molestia. No puede esperar a que Taehyung se vaya de los dormitorios—. Quien sabe qué otras cosas no permitidas tienes en tu dormitorio, maldito loco.

El pelinegro sonríe burlón. —A Heo no le importa que me lleve la policía, Soobin —afirma—. Lo que le importa es que el tipo de administración no se entere. ¿Y sabes por qué sé eso? Porque nos llevamos de maravilla.

—¡Ja! —Y el más alto no oculta lo gracioso que le parece eso último—. Cuando le dije tu nombre lo primero que hizo fue llamarte "el delincuente hijo del demonio del piso 4" —recuerda.

—Bah, es que así nos tratamos. —Taehyung hace un gesto con la mano, restándole importancia—. Ya sabes, amigos. Yo lo llamo chupóptero pasmasuegras, ¿qué te parece? A él le encanta.

—Lo que digas, Kim. No te vas a salvar de esta —asegura Soobin—. Heo, literalmente, solo necesitaba un antecedente más para poder hacer que te vayas, y acabo de dárselo.

Sigiloso, Taehyung se acerca cual predador. —Soobin —murmura, y el susodicho retrocede, desconfiando—. Ingenuo, ingenuo, Soobin.

—¿Qué quieres?

—¿Será que... me guardas rencor?

Enseguida Soobin frunce el ceño. —¡Y tienes el descaro...! —exclama, un poco cohibido tras el emergente enojo; Taehyung puede ser espeluznante—. Increíble. Simplemente increíble. —Baja un escalón—. ¿Recuerdas esa vez que me inculparon de haber...? —Pero Taehyung también baja un escalón, la vista fija en él, sin pestañear—... ¿O...  cuando allanaste...?

—¿Sí?

—... Cuando ataste mis... ¡¿Por qué te acercas tanto?!

—Para escucharte mejor.

—Estás mal, ¡estás mal! —manifiesta el pelirrojo, las orejas rojas de ira. O turbación—. Pero ya no será mi problema... Cuando... cuando Heo te saque de los dormitorios, tendrás que-

—Soobin, Soobin... —vuelve a decir Taehyung, sonriente—. Eres muy iluso, en serio. —Toca el pecho del otro suavemente con sus dedos—. Ahora, cuando vayas donde Heo y le ruegues que venga a mi habitación, recuérdale que es mi cuarto. El de Kim Taehyung, el mismo chico que lo encontró fumando marihuana no hace mucho.

Choi Soobin arruga la frente y entreabre los labios, perplejo. —Eso no es cierto.

—¿No? ¡Ah, debí haberlo confundido en las fotos entonces!

LA FILOSOFÍA DEL DESEO © vkookvTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang