|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo.»
Tras años retrasando el momento, Alina Hazelwood debe enfrentarse a sus mayores miedos entrando...
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EN SU CABEZA SOLO SE REPETÍA LA SIGUIENTE PREGUNTA: ¿Por qué aquellos hombres se acercaron a ella esa noche?
El Señor Grewdelfor sonrió al recién llegado, y pareció olvidarse de la pregunta que le había hecho a Alina, cosa que ella agradeció.
—Señor Bridgerton—ambos hombres se saludaron y Alina buscó apoyo en la mirada de Daphne, que se encogió de hombros. «¿Es su hermano?»—. Es un placer verlo aquí.
—Lord Grewdelfor, el placer es mío—el joven se dirigió a Alina y le sonrió amistosamente, como si la conociera de toda la vida—. Alina, hacía mucho que no nos veíamos. ¿Quieres que te invite a tomar una copa?
—Yo no...—Alina quiso decir que no recordaba su cara de nada, pero el Lord Grewdelfor se interpuso.
—Mis disculpas Bridgerton, pero acababa de pedirle a la joven el próximo baile.
Las alarmas internas de Alina empezaron a sonar. Por suerte, el joven desconocido no la dejó en la estacada.
—Lord Grewdelfor, ya habrá otra ocasión. Ahora, si me disculpa, voy a rememorar los viejos tiempos con una vieja amiga—el chico le tendió el brazo a Alina para que se sujetase y ella se agarró con fuerza sin saber por qué confiaba tanto en aquel chico—. Hermana—el chico se despidió de Daphne, que parecía divertida y escandalizada a partes iguales.
Se alejaron del lugar donde quedó una Daphe anonadada y un señor Grewdelfor espasmoso. Alina miró de perfil al chico del que sujetaba su brazo y se quedó petrificada. Era apuesto, sí, y su parecido con Daphe Bridgerton era innegable, pero había algo en él que le llama especialmente la atención: Quizá fueran sus ojos azulados, su pelo castaño o su sonrisa astuta, pero Alina intuía que era más por la forma en la había salvado de unos tediosos diez minutos de baile junto a un hombre que no conocía que por su atractivo físico.
Alina se obligó a alzar la voz.
—U-usted y yo... Eh... Disculpe mi memoria, Señor, pero no recuerdo haberlo visto en mi vida.
El chico sonrió.
—No nos conocemos de nada, Señorita Hazelwood, pero creo que debemos cambiar eso.
—¿Y porque se ha acercado a mí y a su hermana, entonces?
—Pues verás, estaba teniendo una maravillosa charla con mi madre y Lady Danbury cuando vi desde lejos su cara de terror—el chico misterioso y Alina entraron en una nueva habitación donde los invitados estaban sentados en sofás o butacones o simplemente pululando alrededor de las bandejas de comida—. Conozco a Lord Grewdelfor lo suficiente para saber que es muy directo a la hora de demostrar su afecto a las jóvenes y... Bueno, decidí ser benevolente y salvarla. Aunque si quiere, podemos volver junto a él y usted podría concederle ese baile.
