𝐗𝐕

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|Lagrimas de cocodrilo|

A LA MAÑANA SIGUIENTE, Benedict se despertó solo en la habitación

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A LA MAÑANA SIGUIENTE, Benedict se despertó solo en la habitación. Los recuerdos de la noche pasada lo envolvieron antes de poder abrir los ojos con normalidad y le salió una sonrisa tonta en la cara. Trato de sostener el cuerpo de Alina junto al suyo, pero pronto se dio cuenta de que no había nadie en el hueco de la cama, más que unas arrugas que indicaban que alguien había estado allí pero ya se había marchado. Benedict se acostumbró a la luz que perpetraba por la ventana y al conectar dos neuronas, se dio cuenta de que su madre probablemente le colgaría por no saber dónde había pasado la noche. Le dio un vuelco el corazón y se visitó a toda prisa, pensando en que excusa ponerle a su familia cuando le lanzaran todas sus preguntas de chismosos. Tampoco podía dejar de pensar en Alina y en donde diablos estaría.

Entonces encontró una nota escrita con letra pulcra y reluciente pero escrita muy a la ligera pegada a la puerta.

"Me he ido ha casa de Lady Danbury porque como se entere de que pasé la noche fuera me llevará a la horca. No he querido despertarte... Estas muy guapo dormido

—A"

No necesitó despedirse de Granville porque en la casa parecía que había pasado un huracán y había incluso personas dormidas en el suelo y alquiló una carroza tras cruzar Eagle Square. Pagó al cochero con unas monedas que tenía en el bolsillo y lo llevó a su morada, mientras intentaba adecentarse y ponerse bien los zapatos.

Benedict entró en su casa sin hacer un solo ruido pero, aún así, no logro librarse del susto de sorpresa por parte de sus hermanos pequeños.

—¿De donde vienes?—inquirió Gregory.

—¿Has salido a comprar magdalenas de Ferysan para mi?—pregunto Hyacith con los ojos brillantes.

—Eeeeee. Si. De allí vengo.

—¿Y donde están las magdalenas?—dijo la niña. Benedict se dio cuenta que tenía las manos vacías.

—Ya no les quedaban.

—Oh....

—Prometo madrugar mañana para comprártelas.

—Benedict Bridgerton, ven aquí ahora mismo—ordenó su madre desde arriba de las escaleras de mármol.

Sus hermanos desaparecieron y él se quedó ante la mirada juzgadora de su madre. Trato de sonreír, pero ya estaba perdido.

«Malditos traidores»

|♟️|

ALINA POR POCO NO PERDIÓ LA CABEZA POR BENEDCIT.

Y no en un sentido romántico. Sino en uno totalmente cierto.

Alina se fue a casa de su madrina y al ver que entrar por la puerta principal iba a ser imposible, decidió dar un rodeo y entrar por la ventana del despacho de la anciana, ya que ella sabía a la perfección que su madrina nunca recordaba cerrar con candado esa estancia del lugar. La marquesa se arremangó el vestido del día anterior, trepó cuanto pudo y abrió la ventana. Y ahí estaba el quit de la cuestión: Casi se decapita sin querer por trastabillar al entrar.

 𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓 𝐋𝐎𝐕𝐄──𝐁𝐞𝐧𝐞𝐝𝐢𝐜𝐭 𝐁𝐫𝐢𝐝𝐠𝐞𝐫𝐭𝐨𝐧 ✧.*Where stories live. Discover now