|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo.»
Tras años retrasando el momento, Alina Hazelwood debe enfrentarse a sus mayores miedos entrando...
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LAS SEMANAS PASABAN Y ALINA CADA VEZ ESTABA MÁS NERVIOSA. Tenía a todo el servicio de Lady Danbury atosigándola cada minuto del día porque debían arreglarla y prepararla para algún baile, a la chismosa de Lady Wistheldown narrando sus falsos amoríos y propuestas de cortejo de todos los jóvenes conocidos, y a una fila de pretendientes cada día en su casa que parecía ir en aumento. Ella estaba cansada de toda aquella pantomima: Tener que fingir que quería casarse era una locura y quería acabar con aquel sufrimiento.
«Pero no tengo opción.» Se decía cuando pensaba en renunciar. «Sino me caso al final de esta temporada el título de marqués de mi padre...»
Buf. Desaparecería.
Y Alina sabía cuánto había adorado su padre en vida su posición en la sociedad. Quería continuar con el linaje Hazelwood en parte por él; Porque era como una forma de recordar a sus padres en vida, y tenerlos cerca.
—¿Que vestido has elegido para esta noche?
—El rojo—contestó Alina, sin despegar la vista del pergamino que estaba utilizando para escribir en el salón.
—¿Por algún motivo en especial?—quiso saber Lady Danbury.
—Porque es el que menos me aprieta el pecho—graznó la joven, y dejó que su madrina se marchara por la puerta negando con la cabeza y quejándose entre dientes de «Lo increíblemente burra que podía ser».
La siguiente velada ocurriría en Grosveron Square, y Alina, como de costumbre, no estaba nada emocionada.
—Buenos días—dijo Simon entrando en la sala—. Tengo prisa por prepararme para esta noche. ¿Me dejas que las doncellas me den el baño a mí primero?
—¿Para que puedas llegar puntual a cortejar a Daphe?—interrogó Alina, frunciendo el ceño—. No pongas esa cara de bobo, he leído a Lady Wistheldown tanto esta semana que creo que voy a desfallecer.
—Alina...—advirtió él—, no es lo que parece.
—Ya.
—No entiendes nada.
La chica se levantó, de malos modos.
—No, no entiendo nada. Pero sí que te conozco a ti y tu promesa de seguir siendo un libertino toda tu vida y no casarte. Y no tener hijos. Pues eso es todo lo que desea Daphe: Tener una familia, casarse por amor...
—¿A dónde quieres llegar?
Alina se acercó a Simon.
—A que aunque esas no sean mis metas en la vida sí que son los sueños de una persona. De Daphe, que merece que seas sincera con ella. No es mi destino ideal pero sí para ella. Así que no la utilices para divertirte y mancilles su buen nombre.
