|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo.»
Tras años retrasando el momento, Alina Hazelwood debe enfrentarse a sus mayores miedos entrando...
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ALINA LLEGÓ A LA RESIDENCIA DEL SEÑOR GRANVILLE y pagó al cochero del carruaje sin saber que aquella noche todo cambiaría.
Se abrochó la capa oscura bajo los hombros con más firmeza y al entrar en la estancia del pintor noto como le ardían las fosas nasales: Olía a humo, a wisky caro y a diferentes colonias varoniles por todo el pasillo... Sin contar el excesivo calor que allí se respiraba y se perpetraba en la piel. Cuando el corazón le dio un vuelco después de tener que esquivar a una docena de caballeros que ya iban algo ebrios por la bebida decidió caminar en busca de Benedict e ignorar a las damiselas de poca ropa y los hombres que iban detrás de ellas como babosos.
De repente, un pensamiento fugaz le recorrió los pensamientos.
«¿Y si él está con otra persona?»
«¿Y si no me quiere aquí?»
«¿Y si...?»
Había tantas preguntas que se le incrustaban en las costillas que apenas podía respirar con tranquilidad.
—¡Alina!
Se dio la vuelta al escuchar su nombre y la punzada de decepción al ver al anfitrión de la fiesta no pudo ser más clara. Sin embargo, la castaña se recompuso en seguida y le dedicó una inclinación de cabeza al artista.
—Lamento interceder en su fiesta sin invitación, mi Lord... Pero venía buscando a Benedict Bridgerton porque...
«¿Porque?»
Ahora que lo pensaba... ¿Que hacía ella allí?
¿Porque había ido detrás de él tan desesperada?
—No hay problema marquesa—le contestó el hombre con una sonrisa de complicidad teñida de alegría—. Pero me temo que Benedict no se encuentra en condiciones de hablar ahora mismo...
A Alina se le puso la cara blanca.
—¿Está con alguna... ejem... acompañante?
No quería sonar celosa, pero no lo conseguía.
—Oh, no. Nada de eso. Solo está... Brutalmente borracho.
Dicho lo cual Granville le indicó que lo siguiera y ella puso una expresión de alivio en su rostro insoluble. Marcho muy cerca del pintor aferrándose a su espalda enorme para no ser atropellada por el tumulto de gente que había en aquel pasillo.
