|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo.»
Tras años retrasando el momento, Alina Hazelwood debe enfrentarse a sus mayores miedos entrando...
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—¿NO VAS A HABLAR DE LO SUCEDIDO CON LORD BERBROOKE?
—No sé de que me hablas.
—Maldición Alina. ¡Deja de ser tan evitativa!—la acusó Lady Danbury con molestia.
Alina simplemente negó con la cabeza. Llevaba una semana de lo más estresante, intentando aislarse de Benedict Bridgerton por pudor y del resto de la familia más famosa de Londres por vergüenza. El encuentro con Lord Berbrooke la había echo sentir como una cría indefensa, y que Benedict tuviera que ayudarla la hizo sentirse como si fuera una hipócrita: ¿No era ella la primera que decía que una mujer debía ser fuerte e independiente y no estar tras la sombra de un hombre? Entonces... ¿Porque se había resguardado tras la protección de Benedict? Alina se sintió furiosa y culpable. Pero días después comprendió que no podía pagar su rabia con Benedict, ya que el chico tan solo le había ayudado... Pero fue tarde para volver a visitar al chico y quedar por las tardes para charlar.
Alina sacudió la cabeza. Tenía que dejar de pensar en Benedict: Pero llevaba casi una semana y media intentándolo sin éxito.
—Vayamos a dar un paseo, querida. Eso te calmará y hará que tengas mejor cara.
—¿Andar? Bufff... Que pereza. Es que no me encuentro muy bien hoy...—Lady Danbury agitó su bastón y lo clavó junto al sillón donde Alina se encontraba de forma amenazante—. ¿Sabe que? Un paseo es lo que me hace falta.
Una vez salieron al exterior, Alina sintió que se desmayaba. A veces la pereza podía con ella y no era capaz de esforzarse. Se toparon con varios amigos de la anciana y viejas conocidas de Alina, pero la chica no empezó a prestar atención hasta que no vieron a una cabeza castaña y un vestido de flores caminar juntas: Eran Violet y Benedict.
Alina se mordió la lengua.
«Eso te pasa por salir de casa.»
—Señorita Hazelwood, que alegría volver a verla. ¿Ha estado bien? Me temo que no hemos podido volver a hablar desde la fortuita situación en el día del té con Lord...
—Vizcondesa, lo lamento. No he salido de casa porque como bien ha dicho usted, me he encontrado indispuesta.
Ninguno de los presentes se lo creyó. Alina deslizó la vista a los brazos de Benedict, que iban cargados con materiales de pintura y lienzos en blanco. Luego alzó la vista y vio los ojos del chico clavados en sus ojos. Por alguna razón, se sintió muy nerviosa de golpe.
—Señor Bridgerton.
—Señorita Hazelwood.
Nada. Era como si fueran extraños otra vez. Violet y Lady Danbury se miraron con complicidad y la primera agarró el brazo a la segunda.
