1: Cainán Done

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Adara

Llueve a cántaros, conducir por esta neblina es estresante. El pequeño pueblo de Norville está muy desolado a esta hora de la noche. Estaciono y bajo de mi coche. Hay tanto silencio que se oye cuando cierro la puerta de mi vehículo, es el único sonido que se escucha aparte de las gotas que mojan toda la cera. Me dirijo hasta la puerta del hotel, en el cual me estoy hospedando, pero me detengo al oír un grito. Giro mi vista hacia el callejón, entonces preparo mi arma para encaminarme hasta allí.

Alzo mi revólver y avanzo por aquel camino oscuro. Hay un cadáver, es el cuerpo de una mujer, hay sangre por todas partes. Oigo un ruido y levanto la vista, es solo un gato. Mi alivio desaparece cuando detrás de la valla del callejón unos ojos rojos que no parecen humanos me observan. Es una locura pensarlo, pero es lo que mi vista tiene en frente.

Un sonido apabullante llega hasta mí, hace doler mis oídos, así que cierro los ojos por inercia, la sensación es perturbadora.

Abro mis ojos, tomando una gran bocanada de aire y descubro que era una pesadilla. Me levanto, corriendo, rápido, para dirigirme a la comisaria, hoy me han asignado a la única sucursal que hay en Norville para investigar el asesinato de una mujer.

Al examinar el lugar que mis nuevos compañeros me señalan, descubro que es el mismo de mi sueño, aunque a ningún oficial le sorprende o lo ignoran. Pienso que aquí, a nadie le importa la muerte de esta chica, ni siquiera se gastan en investigar a los testigos.

―"Cainán Done" ―leo el archivo―. ¿No van a interrogarlo? Podría ser sospechoso ―le pregunto a mi nuevo jefe.

―Nah, es Cainán, es muy respetado por la comunidad, imposible.

―En la ciudad ya me hubieran mandado a consultar ―me quejo.

―Bien, ve, pero no nos metas en tu investigación, no queremos problemas.

―¿Investigación privada? Pero me mandaron aquí para...

―A nadie le importa ―aclara―. Solo aceptamos tu traslado porque no nos dejaron de otra, yo que tú, digo que lo hice y ya está.

―No ―digo firme―. Haré mi trabajo.

―Como quieras, pero no nos metas en esto.

¿Qué clase de policías son? ¿Corruptos? Como sea, tengo que seguir mi investigación. Alguien tiene que acordarse de la vida de esa pobre víctima, y si tengo que ser yo contra el mundo, pues lo seré.

Llego al bar en el que me dijeron que se podría encontrar el tal Cainán. Tardé en hallarlo, así que ya es de noche, espero estar a tiempo. Trabajan todo el día aquí parece. Observo por la ventana y veo que llueve como en mi pesadilla. Curioso, esa ventanilla da a un callejón, como en mi sueño.

―¿Crees en las premoniciones?

Oigo y me giro, encontrándome con un hombre alto, cabello castaño oscuro, sus ojos son color avellana, tirando al cobrizo, siento que los vi en alguna parte.

―¿Disculpa? ―Reacciono.

―Pregunté si crees en las premoniciones.

Frunzo el ceño.

―Creo en los hechos.

Sonríe de lado y me genera un escalofrío.

―Me buscabas, me dijeron.

―Eres... ―Hago una pausa―. ¿Cainán?

―Y tú la mujer que me investiga. ―Toma mi mano y la besa―. A la cual no le conozco el nombre. ―Me guiña y ríe un poco cuando me suelto de su agarre―. ¿Qué quieres saber, detective?

―Llámame Adara ―expreso por cortesía y para generar un vínculo, un acercamiento menos formal y entrar en confianza―. Dicen que estabas en la escena del hecho, cuando todo ocurrió, te ves muy calmado ―opino lo último.

Se ríe.

―Depende el día.

Es un hombre extraño.

―¿Y de qué depende? ―Enarco una ceja―. Normal no es que muera una mujer cerca de uno.

―Hum, es probable, pero no puedes asegurar la actitud de una persona frente a cualquier situación, cada personalidad es un mundo.

―Lo sé, pero hay cosas que todos hacemos por instinto.

―Mm, instinto, supongo que hay casos excepcionales.

Agito la cabeza para concentrarme y luego lo miro fijo.

―Pongámonos en contexto, ¿qué vio con exactitud?

―Un cuerpo ―dice totalmente tranquilo y sonriente―. Es un horror.

―¿Algo más? ¿Por qué estaba allí? ¿Oyó algún ruido?

―Trabajando, la aseguradora de mi padre está muy cerca, y sí, escuché un grito, me acerqué, y como le dije, vi el cuerpo, terrible espectáculo.

―Y no vio a nadie cerca ―afirmo.

―Solo estábamos la lluvia y yo, lo que es bueno, porque me relaja de acontecimientos tan turbulentos.

Este hombre es tan extraño.

―¿Podría entrevistarlo en su aseguradora mañana? Me interesaría saber más detalles cuando esté más calmado y no en un lugar tan público. ―En realidad lo está, pero hago como que creo en sus palabras, pues su comportamientos es muy raro y no quiero que se dé cuenta de que lo noté―. ¿Está de acuerdo?

―¿Lo puedo pensar? El día me pone muy reacio a cualquier conversación.

―Es una investigación policial ―le aclaro.

―Qué triste, entonces tendré que ceder. ―Mantiene su sonrisa.

Reitero, es muy extraña su actitud.

―Genial, nos veremos mañana por la mañana entonces.

Tú y yo paranormalWhere stories live. Discover now