40: Comida podrida

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Cainán A

Llego al bar, las luces titilan y avanzo. Hay algún que otro cadáver tirado en el suelo, levanto mi pierna para seguir pasando. Encuentro al barman sin cabeza, así que enarco una ceja, aunque mantengo la seriedad.

«Los gustos raros de Elerick», opina B.

Sé que está desequilibrado, pero esto es un desastre. Se parece a mi otro yo cuando está de fiesta, aunque aquí es todo lo contrario. No está emocionado, fue afectado por su estupidez.

«Estoy de acuerdo. ¿Actuar así por un pedazo de carne? Absurdo».

—¡¡Sal ya!! —lo llamo—. Esto no es una mediocre película de terror.

—¿Qué quieres?

Lo escucho, pero no lo veo. Quizás citarlo a un lugar público no fue la mejor idea, pero pensé que estaría en sus cabales. Es Elerick, es alguien que mantiene la compostura en cada situación. Al parecer me equivoqué.

«El gran y meticuloso A, ha sido derrotado», declara con sarcasmo B.

—Cállate. —Gruño.

—¿B te está molestando? —contesta Elerick.

—Él no me molesta, tú lo haces metiéndole cosas en la cabeza a mi comida, discúlpate.

—¿Disculparme? ¡Ja! —Avanza, saliendo de la oscuridad, la sombra solo lo cubre a la mitad, pero puedo notar que sus ojos brillan—. Me importa muy poco tu comida podrida.

—¿Es acaso una venganza?

Se ríe.

—Qué ironía, ahora tú eres el de la comida podrida y yo soy libre, qué dicha.

—¿Y por qué te ves tan demacrado? No te ves muy dichoso. —Mantengo mi gesto con seriedad—. ¿Estás seguro de lo que dices?

Frunce el ceño, luego sonríe. Se acomoda la corbata mientras sale de las sombras y camina hasta mí. Una vez está en frente, borra su sonrisa y decide responderme.

—Tienes razón, solo me miento a mí mismo. —Gira alrededor de mí mientras me observa—. ¿Y tú? ¿Tú te mientes a ti mismo?

—A veces B me miente, pero no puede ocultarlo mucho, estamos en la misma cabeza.

Se carcajea y detiene delante de mí de nuevo.

—Buena forma de evitar mi pregunta. ¿Quieres saber lo que siento? —consulta, manteniendo la sonrisa.

—La verdad, no.

—Te lo diré igual. Hace tiempo que estoy enamorado de Tity, pero no podía decirlo, sonaba muy mal, sobre todo para un demonio de mi categoría. —Suspira—. Ahora ya no importa.

—Ni me interesa. —Gruño.

—En realidad, sí, sí te interesa. ¿Por qué? Te voy a decir la razón. Te sientes identificado conmigo y tienes miedo de que te pase igual. Por eso estás aquí, buscando respuestas.

—No soy humano, no puedes percibir mis emociones.

Vuelve a reír y continúa con su aburrido monólogo:

—No necesito percibirlas para saberlo. Tus acciones te delatan. En vez de estar pensando en ir a comerte un delicioso manjar llamado Adara, estás aquí preguntándote: ¿Por qué no se comió a Triana? ¿Puedo convertirme en un estúpido como Elerick? ¿Puedo humillarme así? ¿Voy a rebajarme a amar a una humana? No puedo caer tan bajo como él, me daría asco.

Tú y yo paranormalWhere stories live. Discover now